Francia 98 fue el primer mundial con 32 equipos, lo que implicaba una dificultad mayor para pasar la primera fase. Sólo 2 por grupo pasarían a octavos y el changüí de ser uno de los 4 mejores terceros ya no corría (que mejor que hablando de Paraguay para meter la palabra «changüí», que de seguro debe ser guaraní).
El grupo con España, Nigeria y Bulgaria parecía una barrera bastante alta para superar por el equipo capitaneado por el gran José Luis Félix Chilavert, su golero.
Los 2 primeros partidos con Bulgaria y España fueron dignos de una selección paraguaya: 0 a 0. En el tercer partido, mientras España goleaba 6-1 a los búlgaros sólo para hacer daño (ambos estaban eliminados), los paraguayos se despachaban con un 3-1 ante el equipo que terminó primero en el grupo.
El plan era claro: el cero en el arco, efectividad en ataque. Era todo lo que tenían para ofrecer, y estaba buenísimo.
Para repasar, además de Chilavert, este equipo contaba con los defensores Carlos Gamarra, Francisco «Chiqui» Arce y Celso Ayala (para pasarlos había que hacerlo 3 veces), mediocampitas como Enciso y Benitez, y un delantero de peso como José Saturnino Cardozo.
En octavos de final se encontraron con Francia, que traía a toda su artillería para perforar a la mejor defensa del torneo.
Francia logró sitiar a los paraguayos, pero sabiendo que ante el primer descuido, la más mínima distracción en defensa, terminarían sacando del medio del campo. Eso casi ocurrió, pero entre Barthez y algún cabezazo fuera del arco los franceses respiraron profundo y volvieron al ataque.
Probaron tocando, pateando de afuera, de tiro libre, de cabeza, a los empujones o a base de gambetas. Nada podía perforar a los paraguayos que defendían su arco con todo lo que tenían a disposición.
Ya en el alargue, el arco de Chilavert parecía inexpugnable. Los franceses, impulsados por su público y la obligación de ganar seguían empujando, porque todos sabíamos que en los penales el golero paraguayo iba a lograr que el arco pareciera chiquito.
En el minuto 113, llega un centro curzado, la baja Trezeguet y el capitán Laurent Blanc pone el ansiado gol de la victoria. El abrazo de Blanc con Chilavert luego del festejo del gol mostraban claramente cómo había sido ese partido.
Los paraguayos, valientes hasta el último minuto vendieron carísima su derrota y se ganaron la admiración del público y de Obdulio.
Obdulio se anota otro post que juega al empate.
Obdulio son los padres
OBDULIO SON LOS PADRES 
Ah si, claro que si, acá si me tiene a bordo y eso que el gordo Chilavert ha probado con el paso de los años ser una persona muy poco decente en mucha cantidad de aspectos, pero al César lo que es del César, en ese mundial y en ese partido contra Francia, todos sabíamos que si se iban a penales, los Bleu lo terminaban viendo por TV. Me quedará siempre presente la imagen en el primer alargue de un corner en que Gamarra queda tendido en el área chica, extenuado por el esfuerzo, y el Chila lo levanta desde los hombros… como mandando el claro mensaje que: «cansados si, derrotados jamás».
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