Partidos Memorables: Uruguay vs Ghana 2010

Estamos a escasas 2 semanas del inicio de Rusia 2018. Las ganas por el inicio se hace mayor, y para matar un poco la ansiedad Obdulio te trae partidos que han quedado en el mayor de los recuerdos de la Copa del Mundo.

Si vamos a empezar a recordar partidos, empecemos por casa.

Fue el 2 de Julio de 2010, Cuartos de Final, Mundial de Sudáfrica. Uruguay se enfrentaba al crédito del continente africano: Ghana.

Fue sin duda el partido más emocionante que he visto de Uruguay en un mundial

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EL ULTIMO MINUTO DEL ALARGUE

LA PICADA

LAS DECLARACIONES

 

Obdulio no la pica, le pega fuerte y al medio

Obdulio son los Padres

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4 Comments

  1. Lo vi en un restaurante de cadena acá en México llamado VIPS, en una sucursal que queda sobre una avenida llamada Insurgentes a la altura de la colonia Napoles. 150 mexicanos (entre comensales y personal del restaurante) TODOS hinchando por Gana, y mi esposa y yo. Los mexicanos en ese mundial tuvieron la manija mediática que Uruguay les «había robado» el primer puesto del grupo, tomando el sitio que estaba «fácil» para Sudáfrica, pero que México debería haberse quedado, y por eso Uruguay tuvo la suerte de llegar a Semis y México se vio perjudicado en tener que jugar contra Argentina (a quienes odian por su arrogancia, no viendo que ellos son exactamente iguales) y por eso resultó eliminado del mundial. En resumen, la razón por la que ellos no llegaron a semis es porque los putos uruguayos les quitaron su derecho, culpa nuestra. Nada de autocrítica, nada de valoración de lo que los rivales hacen, nada de mérito en Uruguay, nada de falta en la selección mexicana, pura maldad del destino que hizo que Uruguay (inmerecidamente) les quitara «su» puesto que ya estaba designado por los dioses del fútbol. Como imaginará, Obdulio, y como su tradición y gloria lo obligan, terminé viendo los penales parado sobre una mesa del restaruante, a las puteadas claras y duras con todos los cagones que estaban alentando por Gana, insultando a la tele y a todos estos desgraciados y gritando goles a toda voz en el medio del restaurante al tiempo que señalaba a mi alrededor con cara y tono de sobrador diciendo «para ustedes infelices, para ustedes». Mi metro 91 y 130 kilos de peso, pueden haber ayudado a que nadie se atreviera a levantarse de su silla y que el evento terminara en piñata generalizada… no me lo olvidaré jamás… la frustración de tolerar las sobradas de esos 150 mexicanos hasta que se dio vuelta la historia… espero haberlo hecho orgulloso y haber estado a la altura de su estándar, Obdulio.

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    1. Obdulio se imagina a su esposa, sentada en esa mesa al principio, medio que agarrándolo del brazo y tratando de que Ud se siente estilo «gordo, sentate que nos matan», a pasar a estar casi encima suyo gritando con Ud al estilo «chupen giles». Escena digna de un descendiente de Obdulio, y suerte que no había gente dispuesta a usar armas de fuego. Gran anécdota estimado.
      Y por cierto, a los Dioses del fútbol no le gustan los que ganan antes de tiempo.
      Un abrazo!

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  2. Gran verdad la de los Dioses del Fútbol si señor. Y en cuanto a su percepción del evento, es muy parecida a la realidad. Hubo un período hasta el empate de Forlán muy al estilo de una historia que contó Martín Liberman con su ex-esposa, que dice que tuvo un incidente en su auto con un chofer de ómnibus, se calentó, en el siguiente semáforo se bajó de su auto con el espejo roto y subió al ómnibus a recriminarle al conductor. En la discusión se sigue calentando porque el gordo conductor ni se movió del asiento, y así como lo tenía, el gordo sentado y Liberman de pié a su lado, «lo embocó», palabras del gran conductor argentino, no mías. Al gordo no sólo no se le movió una pestaña, sino que lo único que el colorado logró fue enfurecer a tamaña fiera que manoteó un fierro que tenía al otro lado de su asiento, y como elefante saliendo del abrevadero, empezó a ponerse de pié para partir en dos a Martincito. En tal momento, Liberman cuenta que se ve perdido y ya casi camino al hospital, cuando siente que lo manotean del brazo y lo tiran hacia abajo del ómnibus… ninguna otra que su ex esposa al grito de «rajemos Martu que el gordo nos revienta!»…
    Hubo en mi esposa algo muy similiar, si señor, esa cuestión de «pará gordo que nos matan». Muy acertado. Le mando un gran abrazo.

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