Si Ud nació después de 1970 este post le devolverá todos sus (malos) recuerdos de su infancia/adolescencia/juventud. Si es una persona sensible le recomendamos no leer lo que Obdulio tiene hoy para compartir.
Es que los nacidos luego del referido año no tienen memoria como para recordar con lucidez el camino de Uruguay en Alemania 1974. Son afortunados.
Pero ya para 1978 Uruguay quedaría con «la ñata contra el vidrio» viendo por TV un Mundial que se jugaba a menos de una hora de avión, en Argentina.
El Mundialito jugado a finales de 1980 y que terminó en Enero de 1981 seguramente sea el primer recuerdo lindo que tengan algunos de la selección mayor, junto con el «se va a acabar, se va a acabar…»
Pero la decepción volvería pronto en las eliminatorias de 1981 donde Perú nos dejaría afuera en un partido que incluyó baile en el Centenario. Afuera de España 82 también.
Para muchos de los seguidores de Obdulio fue su segunda eliminación, y ni Naranjito o las palomas de la inauguración podían calmar la decepción de no tener a la Celeste correteando por tierras españolas.
Este período de oscuridad deportiva se puede resumir de la siguiente manera:
– Argentina 78: eliminados
– España 82: eliminados
– México 86: goleados, humillados y arrastrados por el piso.
– Italia 90: ni Tabárez arreglaba el problema
– Estados Unidos 1994: eliminados
– Francia 98: eliminados
– Japón-Corea 2002: el cabezazo del Chengue
– Alemania 2006: eliminados
Fueron varias generaciones de niños que no lograron ver a Uruguay competir decentemente en un mundial. En el caso de quien le escribe a Obdulio fue toda su infancia, adolescencia y parte de su juventud/adultez. Lo mismo seguramente para la mayoría de los lectores de este mediocre blog.
28 años no es nada, ¿no?
Obdulio repasará esta etapa en 2 partes, porque resumir tanto tiempo en un post sería demasiado castigo para nuestros estimados seguidores.
MEXICO 1986
El grupo lo compartimos con el vicecampeón vigente Alemania, Dinamarca y Escocia. Clasificaban los 2 primeros de cada una de las 6 series y los 4 mejores terceros. Fue la primera vez que se probaba con este formato.
La selección venía con un equipo de «estrellas»: Nelson Gutierrez, Víctor Hugo Diogo, Darío Pereira, Miguel Bossio, Mario Saralegui, Enzo Francescoli, Ruben Paz, Venancio Ramos, Ruben Da Silva (goleador de la Liga española) y Antonio Alzamendi aparecían como los jugadores destacados de Uruguay, jugando principalmente en la liga argentina, brasileña y uruguaya. Tan solo 4 jugadores jugaban en Europa.
Además de las ilusiones, llegamos a México con fama de pegadores, algo que nos persiguió toda la Copa. Un partido amistoso ante México previo al Mundial que terminó en piñata nos puso en la situación incómoda de no ser bienvenidos por la organización.
Según cuentan los que se acuerdan mejor la consideración a la hora de las tarjetas hacia Uruguay siempre iban un tono más arriba del debido. Así nos llevamos 2 expulsiones antes de los primeros 20 minutos en 2 de nuestros partidos en el Grupo.
El primer partido fue un decoroso 1-1 con Alemania en Querétaro. El debutante arquero uruguayo Fernando Alvez fue la figura del partido. Eso lo dice todo.
Uruguay volvía a no perder en el inicio de un Mundial. Sin excusas.
El segundo partido fue el 8 de Junio, el rival fue Dinamarca y el resultado fue el catastrófico 6-1 que nos propinaron los daneses. Larsen en 3 oportunidades, Lerby, Laudrup y Olsen pusieron la media docena, mientras que Francescoli de penal marcaba el 1-2 transitorio al final del primer tiempo.
Cabe destacar que el árbitro mexicano, un amigo, expulsó a Miguel Bossio al minuto 19 con el partido 1-0. No justifica la catástrofe, pero todo tiene una explicación. En realidad los daneses fueron una máquina de correr, tocar y meterla en el arco, mientras que los nuestros jamás se acomodaron en el campo.
Pretender empatar rápidamente el partido con 10 jugadores ante un equipo físicamente superior fue un error que reconocen los propios protagonistas.
El tercer partido fue otro empate, esta vez sin goles. A los 58 segundos de juego el lateral uruguayo «Charly» Batista estableció el record de la expulsión más rápida de la historia de los Mundiales. Ese equipo del 86 estaba para hacer historia, sin dudas.
Obdulio considera que con una amarilla se arreglaba, más en aquella época donde se toleraba el juego más fuerte. Pero la fama de violentos y pegadores estaba instalada.
Aunque no lo crea, con tan solo 2 empates y 7 goles en la bolsa pasábamos a Octavos de final. El rival era Argentina.
El partido se disputó en Puebla y tuvo en Argentina un claro dominador. Un gol de Pasculi definía el juego para los argentinos hasta que el DT celeste se dignó a poner a Ruben Paz, figura del fútbol argentino, y que en los 15 minutos que estuvo en cancha casi da vuelta la historia.
El DT uruguayo tomó decisiones muy polémicas en aquella Copa, pero ante Argentina se lució: dejó afuera a Darío Pereira, de los mejores centrales de la liga de Brasil, para poner al joven Eduardo Acevedo (y de capitán); Rúben Paz quedó en el banco de suplentes y Jorge Barrios fue asignado para padecer a Maradona como marca personal.
El Profesor Omar Bienvenido Borrás jamás volvió a dirigir a la selección uruguaya ni en la liga local por el resto se su carrera.
Uruguay terminó en el puesto 16, empató 2 partidos, perdió 2, anotó 2 goles y recibió 8. Una verdadera decepción.
El revolcón de México 86 pareció ser suficiente como para escarmentar. Uruguay no solo había quedado atrás a nivel de resultados sino que el juego dejaba mucho que desear. Pese a tener jugadores de gran calidad como Enzo Francescoli, el fútbol de Uruguay se mostraba fuera de época, lento, anunciado y rústico.
La imagen dejada en México fue pésima y había que hacer algo, y la respuesta fue clara: echar al DT, responsabilizarlo de todos nuestros males, recostarse en una reposera y ver autos pasar por la ruta.
En 1987 Uruguay ganó la Copa América en Argentina, eliminando al local en semifinales (Uruguay disputó sólo las semifinales por ser el campeón defensor), y todo parecía encaminarse.
Si Ud es un lector incauto que lee por primera vez a Obdulio pensará que las cosas se acomodaron rumbo a Italia 90 con la dirección técnica de Roberto Fleitas, el técnico campeón de 1987, pero si a los dirigentes se les ocurrió alguna vez organizar amistosos de la selección contra los equipos grandes de Uruguay, todo puede pasar. Y pasó.
En 1988 Fleitas ya dirigía a Nacional (lo sacó campeón de América y del Mundo), y nuestros dirigentes tomaron la decisión de contratar a un joven entrenador, que proponía un proyecto serio, con el objetivo de devolver a Uruguay al primer nivel mundial, recuperar la imagen perdida luego de las expulsiones en México 86 y proponer un estilo de juego que aspiraba a ser competitivo a nivel internacional. A los dirigentes se les ocurrió contratar al entrenador del Peñarol Campeón de América en 1987, el Maestro Oscar Washington Tabárez. Toda una excentricidad.
El cuerpo técnico lo completaban el Profe José Herrera, actual preparador físico de la seleccion uruguaya y Gregorio Pérez.
Tabarez dirigió la Copa América 89 en Brasil, obteniendo el segundo lugar y con un partido memorable ante Argentina en su haber. En su contra, la derrota ante Brasil, justo un 16 de Julio en Maracaná y ser tildado de «hacer jugar al equipo como señoritas» debido a la intención de defender el juego limpio.
Así nos fuimos a las eliminatorias 1989 donde Rúben Sosa mostró su mejor versión y con su juego nos llevó al Mundial del 90.
ITALIA 1990
La moral venía alta y las expectativas contenían la cautela que el revolcón previo nos había enseñado. Pero Uruguay llegaba con algunas figuras con experiencia mundialista como Alvez, Gutierrez, Francescoli, Paz y Alzamendi, y se le sumaba la experiencia internacional de Hugo De León, José Batlle Perdomo, Santiago Ostolaza o Carlos Aguilera. Se sumaban jóvenes talentos como José Herrera, Pablo Bengoechea, Rúben Pereira, Sergio Martínez, Daniel Fonseca y la gran figura: Rúben Sosa.

La gira previa al Mundial con victoria en Wembley ante Inglaterra, un 3-3 contra Alemania y un 1-1 con Italia ilusionaba en cuanto a las posibilidades de buen suceso.
El grupo de Uruguay lo compartía con España, Bélgica (semifinalista en México 86) y Corea del Sur (la «papita» del grupo).
El primer partido fue contra los españoles. El dominio del juego fue uruguayo, que tuvo las más claras, incluyendo un penal a favor, el que conocemos todos, ese que Rúben Sosa nunca quiso tirar tan fuerte ni tan por encima del arco. La responsabilidad que cargó ese jugador de 23 años fue digna de admirar. Erra un penal el que patea, el resto no puede decir nada.
El resultado fue 0-0. Otro debut sin perder.
En el segundo partido Bélgica se aprovechó de las ventajas que dio Uruguay ganando 3-1. El segundo gol de Sciffo a larga distancia y tercero de Ceulemans nos hicieron pensar lo peor, y devolvernos al juego con Dinamarca, pero Bengoechea puso el 3-1 en un partido donde la condición física de los belgas y la gran actuación del arquero Michel Preud Homme hicieron la diferencia.
El tercer partido obligaba a Uruguay a ganar para clasificar como uno de los mejores terceros de la fase de grupos. La selección de Corea del Sur no parecía un obstáculo demasiado complicado para los nuestros, pero aquel partido fue un verdadero martirio.
Los nervios tomaron al equipo desde el minuto 1 y el juego mostrado en los partidos previos al mundial o ante España antes del penal de Sosa había desaparecido.
En la hora del partido un gol agónico en offside de Daniel Fonseca le dió a Uruguay su primer victoria luego de 20 largos años, y también sería la última considerando los siguientes 20 años. Triste.
Así lo relataba Víctor Hugo Morales:
Uruguay tuvo que ir a Roma a jugar contra Italia, y el paseo por el Coliseo y el Panteón de Agripa duraron más que el periplo de los uruguayos por Octavos de Final.
Con goles de Schillacci y Serena los tanos nos sellaron los pasaportes de vuelta a casa.
Aquel partido fue decepcionante. El equipo uruguayo apenas si inquietó el arco de Walter Zenga en 90 minutos de juego. Un mundial más sin pena ni gloria.
El resultado fue igual que en México 86: terminamos en el puesto 16, convertimos 2 goles y recibimos 5.
A la vuelta de Italia el cuerpo técnico del Maestro Tabárez se tuvo que ir asediado por la crítica de la prensa y la frustración de la opinión pública. Esta vez no se salvaron ni los dirigentes, que también tuvieron que juntar sus cosas e irse para sus casas.
El informe nos quedó un poco largo, pero esperamos que haya sido de su agrado. Volveremos con más repaso de Uruguay en los mundiales en breve.
Obdulio no echa técnicos, los invita a renunciar,
Obdulio son los padres.
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