La añoranza de la gloria perdida en 1954 exigió éxitos deportivos a las futuras selecciones que nos representaron en la Copa del Mundo.
Aquello de que la selección de fútbol es el reflejo de la sociedad es algo que tal vez no se note en el corto plazo, pero al ver la película completa las cosas empiezan a cuadrar.
Obdulio no pretende jugar al sociólogo porque lo más cerca que ha estado de esa materia es haber pasado caminando por la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales alguna vez, pero como buen uruguayo comenta de metiche nomás.
La época de la «Suiza de América», del «como el Uruguay no hay» coincide plenamente con nuestros mayores logros futbolísticos internacionales. El empuje de un país que se modernizó a principios del Siglo XX, que logró establecer sus reglas de juego claras, lejos de los problemas que tenía el hemisferio norte envuelto en guerras, hacía de nuestro país ese lugar lejano a donde ir (escapando de alguna guerra) y poder soñar con ser alguien en la vida.
Pero los del norte se acomodaron, crecieron, volvieron a ser fuertes y pujantes, y nosotros nos quedamos con «la nuestra», soñando con la autosificiencia y el país industrial, o más adelante pretendiendo adoptar ideas o recetas que venían de afuera, sin importar de que lado, a modo de soluciones mágicas para devolvernos el glorioso pasado que no volvería.
Pasamos de aprender del resto y aplicarlo aquí con inteligencia (léase incorporar un deporte como el football y terminar siendo de los mejores del mundo de la época), a la soberbia del que supo ser fuerte en algún momento y no reconoce que la competencia lo supera, que es hora de aggiornarse. Lo mismo pasó con el fobal.
Sepa disculpar el simplismo y la escasez de conceptos que puedan fundamentar una teoría. Pero aquella eliminación rumbo a Suecia 58 coincidió con el final de nuestra generación de futbolistas ganadores y con el «Uruguay de las vacas gordas» y todos los demás sucesos de nuestro país tuvieron su reflejo en la selección de fútbol.
Obdulio a veces pretende que se ponga a pensar. ¡Que impertinente!
La experiencia de Japón Corea 2002 fue el fiel reflejo de aquel que intenta volver pero no se logró estabilizar pese a esfuerzos aislados que por momentos nos hacía creer que estábamos por el buen camino (léase juveniles del proceso de Víctor Púa entre 1997 y 1999), y la eliminación de Alemania 2006 pareció ser el momento donde se tocó fondo.
Pero para salirse de ese círculo vicioso hay que traer gente que esté dispuesta a cambiar las cosas, y en fútbol no solo alcanza con la voluntad y buenos proyectos, sino que los resultados tienen que acompañar. Igual que en «la vida real», vio?
Y como ya explicamos en Uruguay en los Mundiales: barranca abajo II, al ejecutivo de la AUF de la época se le ocurrió quedar bien con el nuevo gobierno de turno, y sin muchas explicaciones se contrató a Oscar Tabárez como DT de Uruguay.
El período que nos ocupa abarca los mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.
SUDAFRICA 2010
El golpe de no participar en Alemania 2006 fue muy duro. Ser eliminados por una selección sin tradición futbolística pegó fuerte. Luego de aquella participación en un Mundial metido en plena crisis del país no dio ni para disfrutarlo, por lo que creo que inconcientemente nuestro últimos recuerdos en mundiales eran una mezcla del cabezazo de Fonseca contra Corea con el cabezazo de Richard Morales contra Senegal.
La eliminatoria fue la primera desde 1989 que mantuvo al DT desde el inicio. Las voces pidiendo el cambio de DT fueron varias durante la competencia.
Previo a iniciar el camino al mundial, la selección sentó sus bases durante la Copa América Venezuela 2007 mezclando jugadores del proceso anterior (Carini, Darío Rodríguez, Estoyanoff y Abreu por ejemplo) y agregándole protagonismo a jugadores como Diego Lugano, Maxi Pereira, Cebolla Rodríguez, Diego Perez o Diego Forlán. Fue lo último en la Celeste de Pablo García y el Chino Recoba.

También aparecían caras nuevas como las de Jorge Fucile, Diego Godín, Walter Gargano, Andrés Scotti y Vicente Sáncez, para nombrar a quienes participaron luego con asiduidad en la eliminatoria.
En paralelo, tres juveniles sub-20 no fueron convocados a aquella Copa y se prefirió que siguieran su proceso de maduración en el Mundial a disputarse en Canadá. Se trataba de Martín Cáceres, Edinson Cavani y Luis Suárez.
En aquella Copa Uruguay quedaría eliminado por penales con Brasil. El Loco también la picó, pero Forlán y Pablo García erraron los suyos en la tanda de 5 y Lugano en el uno y uno.
Luego de un camino plagado de críticas, y perder en el Centenario con Argentina el último partido logró el repechaje, ya que había asegurado esa posición con el gol en la hora de Forlán de penal en Ecuador.
La repesca fue contra Costa Rica, 1-0 ganó Uruguay de visita con gol de Lugano y 1-1 en el Centenario con gol de Abreu.
Remando cruzamos el Atlántico para llegar a Sudáfrica donde nos esperaba un grupo complicado: Sudáfrica, Francia y México.
El plantel no contaría con Cristian Rodríguez por una suspensión de 2 partidos (le pegó una piña al argentino Heinze en el último partido de las eliminatorias), y contaría con la presencia destacada de jugadores como Muslera, Lugano, Godín, Maxi Pereira, Diego Pérez, Forlán y Suárez. Las gratas sorpresas de aquel equipo fueron Egidio Arévalo Ríos, que le ganó el lugar a Gargano, Jorge Fucile, Andrés Scotti y Mauricio Victorino. Sebastián Eguren y Abreu aportaban su cuota de experiencia y Edinson Cavani haría también su aporte desde el partido con Sudáfrica sacrificado a volantear por derecha.
El primer partido fue contra Francia y se volvió a repetir el 0-0 de 2002. El partido fue muy áspero y conversado. Uruguay probó los primeros 45 minutos con Nacho González como enganche y Forlán y Suárez en la delantera.
Para el segundo tiempo ya Nacho había salido, para no volver a entrar el resto del torneo. Lodeiro, su sustituto, fue expulsado.
Terminamos pidiendo la hora. Abreu salvó un tiro libre muy peligroso cabeceando la pelota en la barrera.
Parecía un mundial más, como el de Corea, como el de Italia. Más de lo mismo.
En declaraciones posteriores al partido Tabárez mandó un mensaje muy claro, que palabras más o menos Obdulio interpretó así:
Nos enfrentamos al vicecampeón del mundo, quedé conforme con el resultado, pero no con el juego. Nos desvela el tema de la tenencia de la pelota y la forma de progresar en ataque. Pero viendo las estadísticas de los jugadores, hoy demostramos que corremos como los demás y a la velocidad de los demás. Estamos a nivel. Se viene Sudáfrica, que será nuestro único partido de visitante, obraremos en consecuencia e intentaremos dar un buen espectáculo.
Uruguay acumulaba una victoria en los últimos 18 juegos mundialistas. Ver ganar a Uruguay y competir en un Mundial era cuestión de imágenes en baja calidad, y con suerte en colores.
El segundo partido fue contra Sudáfrica.
La camiseta blanca, esta vez con acierto en el diseño, volvía a lucir en los mundiales y Muslera empezaba una serie de vestimentas desafortunadas con colores estridentes (amarillo y «zanahoria»). La corta edad del goalkeeper, 24 años, no era justificativo para tamaño disparate, pues Mazurkiewcz debutó en un Mundial a los 21 vistiendo de sobrio gris.
En aquel mediodía uruguayo Tabárez incluyó a Cavani en el 11 inicial retrasando a Forlán a jugar como enganche, y las cosas se empezaban a enderezar.
Un tiro lejano que se desvía en la espalda de un sudafricano ayudó para que la parábola sea perfecta y el arquero sudafricano viera como su arco cayera de modo inexorable.
El partido se mantuvo parejo, pero con tendencia al dominio uruguayo, que marcaba el ritmo del juego.
Un penal a Suárez que Forlán pateó igual que el penal en Ecuador más un gol de Palito Pereira redondeaban un contundente 3-0 y la casi clasificación a octavos de final.
Aquel festejo de Palito con una suerte de bailecito moviendo los brazos pa’quí y pa’aiá, fue casi un insulto al gesto gris y adusto de la uruguayez. Ese tercer gol nos devolvía la alegría en una Copa del Mundo, y la gente salió a festejar a la calle. Algo se comenzaba a forjar.
El tercer partido nos enfrentaba a México con el consabido «si empatan pasan los dos», pero para el segundo de la serie le tocaba Argentina en el camino, así que ser primero se hacía obligatorio.
Fue un gran partido de Uruguay. Una pausa perfecta de Forlán con pase de calidad incluido a Cavani, que ya empezaba a volantear por derecha, combinaban para una gran jugada que terminaría en cabezazo y gol de Suárez, el primero de su cosecha en la Copa.
El equipo uruguayo demostraba un gran juego colectivo basado en una entrega emocionante en cada pelota y un ataque que metía miedo.
La imagen del Ruso Pérez sangrando, volviendo con la cabeza vendada y trancando cada pelota nos devolvía aquello que alguna vez perdimos con la apatía de Francescoli o la indeferencia de Fonseca, que se desgarraba cada vez que le hacía un gol a Bolivia.
Tras el 1-0 y la clasificación en primer lugar, invictos, sin goles en contra desató la locura.
La gente se volcó a la calle a festejar. Obdulio, que ya no se acordaba que era aquello de festejar algo en los mundiales, se levantó de su silla plegable, la dejó en el saguán de la casa y se fue a festejar con los muchachos jóvenes. Ya no importaba salir campeones, porque se entendía que habían cosas que habían vuelto, como la entrega por la camiseta, el espíritu de equipo y la garra charrúa bien entendida. Si nos ganaban era porque eran mejores.
En el horizonte aperecía Corea del Sur, un rival en los papeles débil, aunque si estaba en Octavos de Final sus méritos tenía.
Fernando Muslera llevaba 3 partidos invictos y estaba a pocos minutos de batir el récord de imbatibilidad de Ladislao Mazurkiewicz en los mundiales, conseguido en minutos entre el cuarto gol alemán en 1966 y el gol sueco en la hora del tercer partido del grupo en 1970. Ese día vistió de gris, y lo embocaron, pero logró batir el record de Mazurka.
El juego parecía sonreirle a Uruguay pues a poco de iniciado Forlán recibe una pelota por izquierda, la tira paralela al área chica y Suárez aprovechó la indecisión del arquero coreano para poner el 1-0.
Los nuestros cedieron terreno, y los coreanos se fueron al ataque sin muchas ideas. El segundo tiempo fue un martirio para los celestes, porque aquellos coreanos empujaban y metían como locos, hasta que un centro y una mala salida de Muslera ponía el merecido empate.
Eso fue como un despertador para Uruguay que volvió a imponer las condiciones del juego y se fue al ataque.
Un golazo de Suárez puso el 2-1 cuando la lluvia impresionaba.
Los últimos minutos fueron un centro tras otro de los coreanos, y Uruguay tratando de sacar contragolpes que no lograban prosperar, hasta que el juez pitó el final, y definitvamente las calles de Uruguay se llenaron de gente.
Los que nunca vimos a Uruguay en el camino del éxito mirábamos incrédulos, y nos encontrábamos a mitad del camino entre los más veteranos que se emocionaban silenciosos con el puño cerrado al costado, como disimulando la alegría, y el «vamos que se puede», y los más jóvenes que sin disimular nada demostraban que el uruguayo puede no ser gris y festejar.
Nadie estaba afuera de la conversación. Aquella selección volvió a juntar a todos, ya sea por el juego, por los goles de sus delanteros, por la entrega del Ruso y del Cacha Arévalo Ríos o por los abdominales de Lugano y Forlán.
Ghana, el último representante africano, fue el rival en Cuartos de Final, y aquel 2 de Julio de 2010 fue el partido más increíble de aquel Mundial.
Obdulio lo repasó en uno de sus post Partidos Memorables: Uruguay vs Ghana 2010
Los 90 minutos se fueron con empate en 1. Un gol a distancia producto de la trayectoria de la traicionera Jabulani y la complicidad de Muslera ponía el primero de Muntari, y un golazo de tiro libre de Forlán, que ya tenía domada a la pelota del torneo se mezclaron en un partido intenso, físico, con patadas groseras de parte de los africanos ante la mirada indiferente del árbitro.
En el minuto 120 se dio la mano de Suárez, el penal de Gyan y el pase a los penales.
Los penales tuvieron a Muslera como uno de los grandes protagonistas tapando 2 y en el quinto de la serie Abreu picó nuevamente un penal para desatar la locura total.
Por aquellos tiempos, cuando no le escribía a Obdulio, posteaba una frase que algún amigo destacó años más tarde:
Ya no son más imágenes en blanco y negro, ni páginas de libros de historia (que por suerte escribimos). EN SUDÁFRICA 2010, URUGUAY ESTÁ ENTRE LOS 4 MEJORES DEL MUNDO… URUGUAY CARAJO!!!!
Al fin recuerdos en HD
El sueño lejano de jugar una final del mundo estaba ahí nomás, pero Holanda tenía otros planes. No voy a entrar en detalles sobre el arbitraje, una vez más polémico, pero Uruguay vendió carísima su derrota.
Los holandeses se pusieron arriba con un golazo de larga distancia, pero Forlán no quiso ser menos y cerca del final del primer tiempo puso el empate. Tras el partido nos enteramos por boca del DT que «jugó lesionado desde el minuto uno», pero eso no le impidió desplegar su calidad en la cancha.
El inicio del segundo tiempo fue la oportunidad para Uruguay, pero dos goles de los naranjas tiraban abajo la moral de los nuestros en menos de 5 minutos.
El gol de Maxi Pereira en la hora ponía el 3-2 y aquellos muchachos dejaron todo en los descuentos, como en el resto del partido. Pidiendo la hora los holandeses lograron el paso a la final, que al final perderían con España.
El equipo de Tabárez había cumplido. No se les reprochó nada. Le devolvieron la selección a la gente. Ya no se vieron más camisetas de Romario o de Zidane, aparecieron las de Forlán, las de Suárez, Cavani, el Ruso o Lugano. Nadie más jugaría en el arco pretendiendo ser Tafarel o Buffón, todos querían ser Muslera.
El 2-3 con los alemanes sirvió para que Cavani hiciera su primer gol en un Mundial y para que Forlán hiciera uno de los mejores goles del campeonato, de hecho, fue elegido el mejor gol del Mundial, y su autor el mejor jugador del Mundial. Andá llevando.
El cuarto puesto fue festejado. El reconocimiento a aquel plantel se materializó al regreso del equipo con una caravana que inició en el Complejo Celeste y terminó en la escalinata del Palacio Legislativo.
«Vamos que vamos», era la frase que acompañó a Uruguay en el ómnibus a cada partido, pero hubo otra dicha por el DT uruguayo que quedó para siempre aquella tarde fría de Julio cuando habló ante el público:
«Estamos sorprendidos, asombrados, impactados, emocionados, pero sobre todo agradecidos, muy agradecidos». «Estos muchachos merecían un reconocimiento, pero esto ha superado todo lo imaginable. No hay palabras para describir lo que hemos presenciado hoy», dijo emocionado, y remató:
«El éxito no son sólo resultados, sino las dificultades que se pasan para obtenerlos y la lucha permanente y el espíritu de plantearse desafíos, y también la valentía para superarlos, el camino es la recompensa«. Gracias, gracias, muchas gracias, ¡Uruguay nomá! «
Ese espíritu envolvió a los hinchas, que acompañaron a la selección de manera incondicional a partir de ese momento. Se lo ganaron a base de esfuerzo, trabajo, espíritu de equipo y resultados, sí, porque siempre algo hay que ganar, aunque eso no sea la Copa.
Sudáfrica 2010 fue sin dudas el gran mundial de este proceso de Tabárez, al menos hasta ahora (ojalá).
Dicen que las estadísticas están para romperse y esa selección se derribó unas cuantas:
- Récord de imbatibilidad de Muslera
- Se ganaron 3 partidos seguidos, cosa que no se lograba desde 1954
- Por primera vez se jugaron los 7 partidos
- Muslera fue el primer arquero en atajar un penal por Uruguay en la historia de los Mundiales.
- Después de 66 años, Uruguay hizo más de 10 goles en un Mundial: fueron 11.
- Forlán, primer goleador uruguayo en un Mundial
- Forlán fue elegido el mejor jugador de la Copa.
Como para no entusiasmarse.
Nos queda la última parte de Uruguay en los Mundiales, y Rusia 2018 a la vuelta de la esquina.
Uruguay nomá!
Obdulio en HD,
Obdulio son los Padres
Todo cierto. Y para los que nacimos en el 70 y pico y nos fumamos todas esas largas décadas de apatía, de frivolidades, de egoísmo, de indiferencia, si… muy por encima de los resultados lo que eternamente le agradeceré a la generación Forlán y Tabárez (y todos los demás), es que nos devolvieron la alegría, nos devolvieron a nenes y nenas de 8 años con la cara pintada, la camiseta puesta y la bandera envuelta. Vaya que no es poco lo que nos devolvieron. Y si, no importa nada, cuando uno los ve jugar como juegan, corriendo como caballos, trancando con las muelas todas la pelotas, superando lesiones por sus huevos enormes en tiempo récord para encajarle 2 a Inglaterra (y Palito… NUNCA me olvido de Palito, que el partido con Inglaterra los goles los hizo Suárez pero el partido lo ganó Palito, él solo y a puro huevo el animal!), todo el mundo empujando a lo bestia contra cualquier adversidad, qué me deben????… NADA… todo crédito, todo alegría de verlos trabajar como trabajan, de ver un grupo unido con un objetivo claro delante. Ganen, pierdan o empaten, en la fase que sea, siempre les estaré agradecido por lo que lograron mover en un pueblo de 3 millones… ese cuarto puesto pudo haber sido el campeonato del mundo y hubiera sido igual, ya estaba ganado el corazón de una nación, si me preguntan a mí. Y por si fuera poco, nos regalaron la Copa América en Argentina, pero qué les voy a pedir, muchachos????… gracias por tanto… Esta está siendo nuestra generación dorada, y lo que logran con la gente, al igual que la generación dorada Argentina de basketball (de quienes la selección de fútbol debería aprender muuuuuuuchas cosas), lo logran en base a fundamentos simples y básicos: trabajo, determinación, cariño y respeto… hacia adentro y alrededor… cómo no se van a ganar toda nuestra admiración???… Vamos que vamos!!!!! Uruguay nomá!!!!!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona