El Estadio Centenario cumplirá 100 años en poco menos de 12 años. Al igual que otras infraestructuras construidas en aquella época, se enfrenta al dilema de su viabilidad, tanto edilicia como económica.
Obdulio continúa insistiendo con la idea de escribir sobre cosas que no suceden durante 90 minutos de fútbol y nos trae un informe sobre el Estadio Centenario y el futuro que le espera si decidimos hacer lo que nos sale mejor: sentarnos en nuestra sillita playera en la puerta de casa viendo los autos (y el tiempo) pasar mientras nos cebamos unos amargos.
DEJALO ASÍ QUE TODAVÍA AGUANTA UN TIEMPO MÁS
Los uruguayos somos muy afectos a patear los problemas para adelante, y empezamos a buscar soluciones cuando los escombros pasan a ocupar más volumen que el edificio construido.
Es así que nos preguntamos que hacer con la Estación Central de AFE 30 años después de la liquidación de los trenes de pasajeros a nivel masivo, no sabemos muy bien que hacer con el Hospital de Clínicas que siempre reclama más presupuesto para su mantenimiento (un Presidente de la República dijo que si tuviera un cañón en su oficina no dudaría en dispararle para tirarlo abajo), y en otros casos esperamos 50 años para darnos cuenta que el esqueleto de un edificio «en construcción» se nos venía encima, justo enfrente a la Plaza Independencia, y vendría siendo hora de terminarlo, (me refiero al «Palacio de Justicia», finalmente terminado como edificio «Torre Ejecutiva» de Presidencia).

También esperamos décadas para terminar el Auditorio del SODRE y disfrutar de su calidad técnica y acústica actual, o dejamos que el Teatro Solís pida a gritos una reforma durante años para finalmente hacer algo y poder disfrutar de un edificio construido originalmente en 1856.
LA LEY DE GRAVEDAD COMO MOTOR DE DESARROLLO
El Cilindro Municipal era un edificio con una solución para su techo que ha sido digna de estudio a nivel internacional por su creatividad técnica, y lo dejamos venir abajo sin mucha culpa. Ni hablar de la idea de ponerle un estadio de basquetbol adentro con una gotera que caía justo en la mitad de la cancha, y que no la pudo resolver ningún premio Nobel de Arquitectura (se llama Premio Pritzker, por las dudas que haya algún purista leyendo esto). Si hubiésemos buscado tamaña originalidad, seguro no nos salía tan bien.

La desgracia del derrumbe de una genial obra de ingeniería (el techo del Cilindro), fue la oportunidad para tirar todo abajo y hacer una nueva infraestructura, con estándares internacionales movilizando a quienes tienen ganas de hacer algo, surgiendo así el ANTEL Arena.
Estoy seguro que si se hubiese planteado «tiremos el Cilindro y hagamos un estadio multipropósito, siguiendo los estándares de los estadios de la NBA para nuestros deportes ‘de gimnasio’, y de paso cuando venga un artista de primer nivel tengamos un lugar con acústica acorde donde albergarlo y juntar más de 10mil personas en un lugar cerrado», teníamos a la fila de indignados pidiendo la protección del Cilindro, por alguna razón que incluya polisílabos pomposos, salpimentado con «patrimonio», «historia» o lo que Ud. guste, y por las dudas otra fila de sabios con el «no se puede» como bandera.
No es de interés en este informe cuestionar el costo del ANTEL Arena, la pertinencia de que sea construido por una empresa del Estado o el «pero» que se le quiera poner. Para eso están los comentarios en los foros de noticias y los indignados del Facebook. Tener un espacio como éste, a mi entender, es necesario para una ciudad como Montevideo que carecía de estos lugares para espectáculos de mediano porte.
EL COLISEO DEL FUTBOL
El Estadio Centenario fue inaugurado el 18 de Julio de 1930, con el partido entre Uruguay y Perú por la Primera Fase de la Copa del Mundo.
Su construcción, en tan sólo 9 meses, fue ejemplo de una nación pujante, en pleno desarrollo y modernización, adoptando lenguajes arquitectónicos de la vanguardia internacional para erigir sus principales infraestructuras.
En estos 88 años al servicio de los uruguayos, El Estadio ha recibido innumerables partidos de fútbol de la Liga local, Sudamericanos de Fútbol, Finales Intercontinentales, torneos Básquetbol, peleas de boxeo, desfiles de Carnaval, recitales musicales para todos los gustos, entre otras tantas cosas que seguramente se le escapen a mi erosionada memoria.
El aforo del Centenario ha variado, llegando a su máximo tras reformas al entorno de los 75.000 espectadores. Actualmente, el aforo es de 60.235 espectadores.
Desde aquella jornada de 1930 ha sido la casa de la Selección Uruguaya de Fútbol, que salvo excepciones, siempre ha disputado sus partidos oficiales en este field.
LA SITUACIÓN DE SUS PARIENTES EDILICIOS
El Centenario es básicamente un estadio de dominio municipal, administrado por la Comisión Administradora del Field Oficial, más conocido como CAFO.
Otros estadios en el mundo se iniciaron de una manera similar al Centenario, y el paso de los años ha demostrado que el «modelo de negocio» de este tipo de infraestructuras está en peligro de extinción.

El estadio de Wembley, «la Catedral del Fútbol», construido en 1923, fue demolido por completo para levantar sobre sus cenizas el nuevo estadio Wembley 80 años más tarde (el Centenario ya tiene 8 años más de uso, y pensamos organizar un Mundial en él cuando cumpla 100).

La misma suerte corrieron los estadios de Arsenal, Manchester City, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao o Benfica, entre otros que decidieron demoler las viejas estructuras para adaptarse a los estándares actuales.
Sin duda, el Estadio Centenario tiene más historia acumulada que cualquiera de los citados estadios (sí, le pelea a Wembley tranquilamente en cuanto a cantidad de eventos futbolísticos importantes).

El mítico Maracaná es un dolor de cabeza constante para sus administradores. Debido a la construcción de nuevos estadios por parte de sus antiguos inquilinos, los ingresos bajaron abruptamente, y los costos de mantenimiento de un coloso de éstas dimensiones se hacen inviables.
LA ACTUALIDAD DEL ESTADIO CENTENARIO
Desde que Nacional decidió mudar su localía al Parque Central de forma definitiva allá por 2005 y Peñarol inauguró su nuevo estadio en 2016, el Estadio Centenario perdió a sus dos principales clientes que le garantizaban al menos 40 partidos al año a nivel local, más un mínimo de 6 internacionales.

La conducta de los hinchas de los cuadros grandes cambió en los últimos años. Primero se dio en los hinchas de Nacional, que no asistían en el mismo número a los partidos de visitante que de local, y desde 2016 este fenómeno se repitió en los hinchas carboneros.
Esto redundó en que los equipos menores jueguen todos sus partidos a pérdida (sí, sí, a pérdida) y el famoso partido ante los grandes para hacer unos pesos en el Centenario ya no es lo que era antes, salvo que Peñarol o Nacional le precisen ganar sí o sí y le «garanticen» un pago equivalente a 10.000 entradas (o las que acuerden) para que abrir el Centenario no sea también a pérdida. Todo muy profesional, como es costumbre.
Los ingresos genuinos del Estadio Centenario se limitan entonces a los partidos de la Selección Uruguaya (este año jugó un partido), los partidos clásicos entre los grandes (este año fueron 5 oficiales y un amistoso) y grandes eventos musicales como el pasado recital de Roger Waters.
EL FUTURO DEL ESTADIO CENTENARIO
La excusa del centenario de los mundiales fue el puntapié inicial para postular a Uruguay como una de las sedes del Mundial 2030, junto a Argentina, y luego Paraguay que no se quiso perder la oportunidad de entreverar fonéticamente el asunto.
El Centenario está muy lejos de los estándares FIFA exigidos para tamaño evento. De hecho, el Estadio que está más cerca de lograr estos estándares es el Campeón del Siglo, que cumple con algunas cosas básicas, y debería invertir si quiere ser un Estadio Mundialista.
El CDS, por ejemplo, cumple con el estándar de evacuación en 7 minutos de los 40mil espectadores, pero no se podría jugar la final. Eso me lo comentó el Intendente del CDS cuando estuve visitando las instalaciones del estadio carbonero en Enero de este año.
La exigencias FIFA para albergar partidos de alto interés en un Mundial, como el inaugural o la final, impone una ampliación en el aforo, con 65mil personas cómodamente sentadas en butacas, más el espacio necesario para las bancadas de prensa.

Ni hablemos de otros detalles, como el acceso común para los equipos, áreas VIP para autoridades, techado de la zona de palcos y otra buena parte del estadio, sala equipada con tecnología acorde al evento (tecnología que seguramente hoy en día no existe), mayor número de bocas de egreso para el público, iluminación acorde para la tecnología de transmisión, pantallas gigantes, etc.
Nada de eso tiene nuestro querido Centenario, y el costo para llegar a un estándar mínimo de aceptabilidad, según estudios publicados en el portal de El Observador, rondan los 300 millones de dólares, ya sea reformar el actual o construir uno nuevo.
Habría que recordar que la actual pantalla gigante del Centenario es una donación del Gobierno de Venezuela (la pantalla estuvo sin usarse durante un buen tiempo debido a que no había una tarjeta de video compatible para su uso en nuestro país), y que la instalación de cámaras de reconocimiento facial, por un costo aproximado de 1 millón de dólares, fue un dolor de cabeza para las autoridades de la AUF y del Ministerio del Interior.
EL DESAFÍO Y LAS OPORTUNIDADES
Está claro que la intervención en El Estadio es una oportunidad para dinamizar nuestra economía, generar fuentes de empleo durante su construcción, y pensar en otros usos permanentes dentro de sus instalaciones, generando también empleos de los supuestos nuevos servicios.
Si se piensa en invertir 300 millones de dólares para 4 partidos de fútbol en 2030 y luego esperar a que venga un artista famoso por año a destrozar la cancha por la necesidad de unos pesos para el mantenimiento, sería el lujo de la miseria. Por lo tanto el nuevo Estadio Centenario debe incluir un nuevo plan de negocios, sustentable en el tiempo y útil para los uruguayos.
También es una oportunidad para revitalizar una zona como la del Parque Batlle, que incluya al Velódromo Municipal, la pista de Atletismo y otros escenarios deportivos, completando así una «Ciudad deportiva».
Esta zona se encuentra en un punto privilegiado, a escasas cuadras de la principal terminal de transporte de pasajeros, con conexión directa al aeropuerto y cercana al centro histórico de la ciudad.
La oportunidad debería ser tomada para una gran reforma de Avenida Italia, incluyendo algún transporte rápido que conecte con el Este de la ciudad (sí, hablo del tren de pasajeros), y soñar con una ciudad con nuevas infraestructuras.
No estoy soñando con nada imposible. Hace más de 100 años en Montevideo proyectaron la ciudad del futuro. De los concursos internacionales, las propuestas, las ideas y los hechos concretos a posteriori se crearon la Avenida Libertador, el Palacio Legislativo, la rambla y otras obras que aún hoy usamos.
Si a alguno le interesa, le recomiendo leer sobre el Plan Maillart, la política de Plazas y Parques de principios del Siglo XX, el Plan Fabini, el Plan Regulador de Montevideo. Todo entre fines del Siglo XIX y el primer tercio del XX.
Por algún lado deberemos empezar. El desafío está en proponerse las cosas, soñar en grande, proyectarlo y hacerlo realidad de manera sostenible.
EL NUEVO CENTENARIO
A mi entender no podemos aspirar a reformar una estructura centenaria y pretender que funcione otros cien años más del mismo modo que ahora.
Actualmente el Estadio Centenario es el único estadio del mundo declarado Monumento Histórico del Fútbol desde 1983. La Torre de los Homenajes, que recuerda las victorias de los Olímpicos del 24 y 28, y seguro le rinde homenaje a todos los campeones posteriores, es el único sector del Estadio que es protegido a nivel patrimonial.
En estos meses, con el punto de partida del Mundial se han visto imágenes 3D, propuestas y proyectos para el futuro Estadio, y Obdulio en su condición de opinólogo profesional no podía quedar afuera y nos deja su propuesta:
La inspiración del nuevo Estadio está basada en el Estadio de Berlín, manteniendo la Torre de los Homenajes, y armando un nuevo estadio en su entorno. En el caso de Berlín, se utilizó parte de la estructura antigua.
Sáquese la culpa de tirar alguna cosa abajo, y participe del concurso de ideas de Obdulio:
- Demoler las tribunas del Estadio y dejar en pie la Torre de los homenajes, reorganizando el orden de las tribunas, para cumplir con los estándares actuales.
- Al igual que en el estadio Campeón del Siglo, la orientación debería ser «a medios rumbos» (esto significa que se oriente a 45 grados respecto a los puntos cardinales, igual que la ciudad vieja de Montevideo), ubicando la tribuna principal donde hoy está la Tribuna Colombes. Para que tenga como referencia, la orientación actual indica que el Norte está en la línea que va de la mitad de la cancha hacia el Hospital de Clínicas, más o menos.
- La zona de la Torre se puede utilizar para reacondicionar y rediseñar el Museo del Fútbol, ofrecer alguna zona de palcos u otras actividades recreativas para uso diario.
- Esto implica que la cancha quedará perpendicular a la actual, y donde hoy se encuentra la Tribuna Colombes se ubicaría la tribuna principal.
- El aforo del estadio debería ser variable, como sucede en otros escenarios del mundo, previendo instalaciones para espectáculos musicales y deportivos sin que ninguno se vea afectado en su calidad debido a otros usos.
- La forma de «Estadio Olímpico» debería cambiar a una forma más compacta, mejorando la visión desde todos los puntos del nuevo coloso de cemento.
- Esto debería contar con un cronograma de uso, la obligatoriedad de jugar partidos de definición, ser viable para jornadas entre equipos de menor convocatoria, y por supuesto, ser la casa de la selección uruguaya.
- El entorno, los accesos y el paisaje, debería ser rediseñado para su uso público, mejorando las condiciones actuales, que no van más allá de un lugar «de pasada», sin ofrecer nada atractivo para su uso, como mobiliario urbano, o algún «paseo de las leyendas» donde se puedan homenajear a las glorias de nuestro fobal, y no discutir la pertinencia de estatuas (como la de Tabárez) en lugares que no tienen nada que ver.
Le podrá gustar o no la propuesta de Obdulio, y eso es lo que sucede cuando se opina. Lo que no podemos ser ajenos a la preocupante situación actual.
Depende de nosotros el poder disfrutar de un Estadio Centenario acorde a las circunstancias que demandan los estándares actuales, y pretender organizar en él eventos de importancia, o esperar tranquilos en nuestra silla playera, viendo como nuestro Estadio empiece a ceder ante el paso del tiempo, y quejarnos cuando la Ley de Gravedad comience a hacer de las suyas.
Obdulio opina y propone,
Obdulio son los Padres
Obdulio cita sus fuentes:
https://www.ovaciondigital.com.uy/futbol/nuevo-centenario-costar-millones-dolares.html
http://www.estadiocentenario.com.uy/site/Facilities
Simplemente brillante!. Y no voy a hacer la gran uruguaya de enfocarme en los peros, que seguro hay muchos. Se debe hacer y corresponde hacerlo. Se puede discutir todo lo necesario el cómo, pero no si hay que hacerlo o no. Es lamentable que a nosotros nos cueste tanto, TANTO trabajo deshacernos de cosas sin importar qué tan obsoletas están. De la propuesta de Obdulio, a mí lo que más me gustaría ver es que se realice un proyecto integral, que como bien decía incluya todo el entorno hasta volver a hacer de Av. Italia una arteria de primer mundo, un tren ligero, si, elevado o subterráneo o como se pueda, pero un medio rápido y eficiente que conecte el este con el oeste (o al menos con el centro) y hasta considerando el espacio del parque, aprovechar para hacer zonas de recreación con centro de comidas, actividades infantiles por ejemplo, o lo que sea que permita aprovechar dicho parque en todo su esplendor… soñar no cuesta nada dicen…
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