El cuarto capítulo del grupo B del sudamericano se cerró con la victoria de Argentina sobre Uruguay en un partido duro, jugado en el estadio de Curicó.
De arranque los equipos salieron con la intención de marcar la cancha con pierna fuerte, y los excesos no demoraron en llegar. No habían pasado 10 minutos que el árbitro venezolano ya había empezado a anotar jugadores en su tarjeta amarilla.
Hasta los 25, Uruguay dominó campo y pelota, teniendo chances en la presión alta, complicando a la zaga rival, pero sin la profundidad necesaria para hacer trabajar a el golero argentino.
Schiappacase apareció jugando por izquierda, fue generoso para el retroceso defensivo, pero jugó lejos del arco rival, donde ha demostrado ser efectivo.
Con Dávila enredado y Núñez debatiéndose con los enormes zagueros rivales (sin éxito), las posibilidades ofensivas celestes se limitaban a los desbordes de los laterales y centros. En una pelota aérea estuvo la más clara del primer tiempo ante la única salida en falso del arquero argentino, rescatado por sus compañeros que salvaron en la línea.
Argentina logro meter un par de contragolpes peligrosos, haciendo intervenir a Rodríguez, que tapó con solvencia un mano a mano que a mi entender debió evitar mucho antes achicando lejos de su arco. Pero por algo él es el golero de la selección y yo escribo pavadas en un blog.
Sanabria y Acevedo una vez más impusieron su ley en el medio.
En ese mar de la nada misma se iba el primer tiempo, que tuvo tiempo para alguna escaramuza, y algún toque de calidad de Schiappacase.
El segundo tiempo arrancó otra vez alto de revoluciones y una plancha alevosa contra Núñez que el árbitro castigó apenas con amarilla. Dos policías que andaban en la vuelta se preparaban para esposar al defensor argentino, pero al ver la decisión del juez volvieron a su lugar y acariciaron al perro que traían como parte de su equipo de trabajo.

Argentina intentó controlar un poco más la pelota, pero nada pasaba en el último cuarto de cancha de cada equipo.
La modorra la sacudió Marioni a los 68 cuando agarró una pelota en 3/4 de cancha, la llevo unos metros sin oposición, y al encontrar el momento adecuado sacó un zapatazo notable al ángulo para poner el 1-0.
Luego del gol fueron 5 o 10 minutos de dominio pleno argentino, haciendo a Rodríguez figura con una gran tapada, mano a mano, evitando el segundo.
Uruguay se fue arriba y Coito empezó a hacer cambios. Boselli, Batista y Zalazar ingresaron con suerte dispar. Boselli logró provocar peligro por las bandas, pero diluyéndose en el remate final, Batista a los 41 tuvo la más clara del partido que Roffo le tapó excelente y aún me pregunto cual era la función de Zalazar al entrar.
Un claro penal contra Boselli pudo ser la gran posibilidad de empate, pero el árbitro no lo vio. La toma detrás del arco fue contundente para mostrar la falta y también para demostrar que el árbitro lo pudo haber cobrado si disponía de visión de rayos X.
Los 6 minutos de adición no fueron suficientes para Uruguay y Argentina se quedó con los 3 puntos en disputa.
La última fecha plantea un juego de «todo o nada» en el Clásico de los Guay a segunda hora. También será la tónica del partido de primera hora, donde quien gane entre argentinos y peruanos se acomodará en segunda ronda con seguridad.
Todos con chances, preciosa última fecha, que esperamos ponga a los nuestros en segunda fase, y camino al séptimo mundial consecutivo del proceso Tabárez en Sub-20.
Obdulio viste de negro,
Obdulio son los Padres
Obdulio cita sus fuentes:
Fotos del partido: Facebook de la AUF