Leonard Crossley jugaba al fútbol en Inglaterra en segunda división en el puesto de arquero. Como muchos, tenía la esperanza de llegar a la categoría máxima del fútbol de aquel país.
Sin embargo, su destino cambió radicalmente cuando alguien se apersonó felicitándolo por su actuación, pero por su altura no fue considerado para la Primera División.
“Estoy aquí en Uruguay por diez centímetros. Yo jugaba en segunda división profesional en Londres y un sábado después de un match, se me apersonó un caballero de galera de felpa y me expresó: lo felicito por su juego y lamento que no tenga usted diez centímetros más de altura pues debutaría inmediatamente en la primera división del gran Everton”
Así fue como Crossley aceptó la oferta de trabajar como taquígrafo en la Central Uruguay Railway en Montevideo, en 1906. Al llegar a Villa Peñarol inmediatamente se puso a jugar en el Club de la empresa. Tras una controversial decisión de Ceferino Camacho (capitán y «DT»), Crossley sería arquero del equipo sustituyendo a Pancho Carbone, arquero que no recibió goals en la temporada de 1905.
Su incorporación al foot-ball local sería revolucionaria para el puesto, pese a la resistencia de los seguidores del C.U.R.C.C. que apenas duró un partido.
Inicialmente los arqueros eran víctima de brutales embestidas de los forwards rivales. Llevarse puesto al arquero era parte del juego, y por ese motivo los goalkeepers de la época cortaban por lo sano y cuando la pelota se les acercaba, éstos la despejaban con los puños o a patada limpia apelando al más puro instinto de supervivencia.
Si trataban de atrapar la pelota, como dijo Cayetano Saporiti, arquero de Wanderers y la selección uruguaya en 51 partidos, «…había que cuidarse mucho de las embestidas de los contrarios, no siendo difícil que en más de una ocasión fuéramos a dar al fondo de la red junto con la pelota y el delantero adversario»


Pero Crossley había llegado con otras ideas.
Usaba los pies y los puños sólo cuando era necesario, atajando la pelota, «embolsándola», y osaba salir jugando en corto con sus compañeros en lugar de reventarla sin destino previsto, sacándose el problema de encima.
Crossley participaba activamente del juego, ordenando a sus compañeros, participando tácticamente en las decisiones del colectivo dentro del campo.
Cuando se habla de la capacidad de los arqueros modernos para participar en el juego, y la adaptación a jugar con los pies desde que la regla cambió en los 90s respecto al uso de las manos al recibir un pase con el pie del compañero, «Leonardo» Crossley puso su físico en juego para mostrar el camino en la evolución del puesto.

Esto le valió numerosas lesiones y consecuentes ausencias en la cancha, al punto tal de quedar desmayado en la cancha durante un partido, provocando el rumor de su muerte en el field, cosa que afortunadamente no sucedió.

Crossley jugó en el C.U.R.C.C. desde 1906, posteriormente Club Atlético Peñarol, hasta 1916 (no precisó pedir pase), y fue inspiración para las nuevas generaciones de arqueros criollos.
Obdulio recuerda al primer arquero que se animó a no dar rebote en el fútbol uruguayo, dando las primeras lecciones para la evolución del puesto. Su «corta» estatura le truncó la carrera en su país natal, pero a veces, las oportunidades aparecen en la vida en los lugares menos pensados, y Leonard Crossley la supo aprovechar.
Obdulio ataja sin guantes,
Obdulio son los Padres
Obdulio cita sus fuentes:
«Historia de Peñarol». Edición revisada y ampliada de 2017. Luciano Alvarez y Leonardo Habernkorn. Ediciones Aguilar
http://campeondelsiglo.com/web/2014/08/03/football-y-rieles/
https://viejosestadios.blogspot.com/2018/06/las-finales-de-la-copa-competencia.html
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