Obdulio de manera generosa me sigue cediendo espacio para postear sobre arquitectura, pero sin fútbol. En este caso traigo una historia que le puede pasar a cualquiera que camine por las calles de Montevideo y dedique unos minutos para mirar el entonrno.
Hay dos nombres que aparecen grabados en numerosas casas de la ciudad, y hoy los recordamos en este post, escrito en 2015 y republicado para esta web.
Recorrido Diario:
El camino a la Facultad de Arquitectura desde mi casa familiar en La Comercial me llevó a tomar diversas estrategias de llegada. Inicialmente iba en ómnibus, para llegar a las primeras clases temprano y lograr un lugar que casi se cotizaba en oro. Con el correr del tiempo, las aglomeraciones en el ómnibus o sus interminables vueltas me decidieron a tomar la opción de ir caminando.
Tomé distintas opciones de trayecto para encontrar la más rápida, y la conclusión fue que no existía ese tan preciado “atajo” y el tiempo de caminata no variaba demasiado.
Luego de quitar el foco en el tiempo, me dediqué a observar con más atención el entorno.
Tanto La Comercial, como el Cordón y Parque Rodó, son barrios con tipologías de vivienda similares. Las casas están una al lado de la otra, sin espacio entre sí, con solares que no superan los 10 metros de ancho (promedio) con entrada de puertas altas, y una o dos ventanas laterales que conforman un diseño muy repetido por la zona.
Con el correr del tiempo, una de esas ventanas se transformaba en garaje, achicando la ventana superior y ofreciendo un entrepiso gracias a la gran altura de sus techos. Esta situación, se intercala con edificios de apartamentos de una o varias plantas, casas de “altos”, algunos galpones o grandes solares destinados a edificios públicos.
Sin embargo, la monotonía se rompe con una serie de casas, construidas a fines de los años 20 y principios del 30 que poseían un estilo muy particular, destacándose notoriamente de cualquier otra construcción tanto por su estética como por su calidad material.
Uno de los puntos de atención en el camino, llegó a ser objeto de estudio para mi proyecto final de carrera, otro, fue la obra de Bello y Reborati.
Su obra
A medida que nos acercamos a Pocitos, su estilo y resolución estética comienza a hacerse inconfundible. Ni Ramón Bello ni Antonio Reborati fueron arquitectos. Bello era constructor y Reborati un estudiante avanzado de arquitectura. Esto no les agrega ni quita mérito alguno.
Su obra se destaca en todos los rubros, generando piezas únicas, desde la casa propiamente dicha, pasando por los vitrales, barandas, molduras, cerámicas e incluso el mobiliario interno.
Lo único que tenían en común era el inconfundible sello de su empresa grabado en el frente de la casa. Llegaron a producir todos los materiales que construían, encargándose de todos los rubros. Las casas se desarrollaban en solares relativamente pequeños, aprovechando cada centímetro para generar espacios confortables.
Por lo general tenían 2 ó 3 pisos, con un basamento preferentemente en piedra, un desarrollo en ladrillo visto (otras veces revoque pintado), y un remate con una cornisa cargada de molduras.
En ocasiones, aparecía un mirador, que en muchas casas actuales la vista que ofrece no llega más allá que al muro del edificio lindero. También hay viviendas con tamaños mayores, suntuosas, pero sin perder el sello de la firma. Cada una personalizada al gusto del futuro morador.
Otra modalidad que tenían era la compra de solares en remates públicos, construyendo dos viviendas “standard” de la empresa. Se dividía el solar, y cada uno obtenía su casa con terreno propio. Recordemos que la Ley de propiedad horizontal llegaría años más tarde.
Esta forma de concebir los proyectos y su posterior resolución estética es un gran aporte a la ciudad, dotándola de una serie de viviendas de altísima calidad, destacadas incluso 80 años después de su ejecución.
Montevideo, es una ciudad construida en base a grandes corrientes migratorias, que aportaron su cultura para ir generando su identidad. Dentro de esta lógica, Bello y Reborati, han hecho un gran aporte, que tuvo sus imitadores contemporáneos y posteriores.
Algunas de sus viviendas actualmente son patrimonio de la ciudad, quedando protegidas de cualquier tipo de alteración.
Basta con recorrer los barrios de Pocitos, Punta Carretas, La Blanqueada, Parque Rodó, a pie o en ómnibus para descubrir su obra. Los invito a mirar con atención la próxima vez, simplemente girando su vista treinta grados.
Autor: Arq. Pablo Martínez
Obdulio arquitectónico,
Obdulio son los Padres
Notas:
Navegando y buscando en la web sobre Bello & Reborati me encontré con un blog sumamente interesante que ha hecho un excelente trabajo de recopilación de obras. Allí se pueden ver fotografías tomadas por el propio autor o enviadas por lectores del blog. Sin dudas un lugar de referencia para poder ver la obra de estos constructores de ciudad.
http://belloyreborati.blogspot.com/