El 16 de Julio de 2011 me encontraba viendo el partido por Cuartos de Final de la Copa América en casa con amigos. Es que el día anterior había sido mi cumpleaños. El partido, más una promesa de cena con guiso de lentejas para matar el frío parecía suficiente para juntarnos un buen rato.
A la mayoría de los presentes, no los tenía como grandes futboleros (seguro dos de aquellos que estuvieron se desayunaron que había partido cuando llegaron a casa). Pero aquella selección de Tabárez desde el Mundial de Sudáfrica 2010 había contagiado hasta al más apático, y nos tenía a todos frente al televisor expectantes en la tanda de penales:
…En Uruguay ya anotaron Forlán y Suárez; Messi y Burdisso ya aseguraron los suyos para la Argentina. Ahí va Tévez, ¡el jugador del pueblo!. Muslera espera en la línea del arco. Tévez se acomoda recto a la pelota, da pasos cortos, ¡tira!…
Con la inauguración del Estadio Único de La Plata, el 1ero de Julio de 2011 se dio el puntapié inicial a una nueva edición de la Copa América en el país que más veces se organizó: Argentina.
El Gobierno tenía en su «fútbol para todos» una usina de propaganda que estaba llegando a su clímax con esta Copa. Con Messi como la gran figura, la pantalla chica se tiñó de celeste y blanco lista para festejar. El resto se acomodarían para los otros puestos que no fueran el primero.
No se escatimó en gastos, y además del nuevo estadio en La Plata, la Copa América fue «Federal», llevando partidos a los renovados estadios en San Juan, Mendoza, Córdoba, Jujuy, Salta, Santa Fé y, por su puesto, Buenos Aires.
Un desafortunado ñandú fue la mascota del torneo, que tuvo como participantes ajenos a la CONMEBOL a las selecciones de Costa Rica y México. Los ticos fueron con todo su potencial, pero los mexicanos mandaron una selección sub-23.
El grupo de Argentina estaba integrado por Bolivia, Costa Rica y Colombia. Los locales sufrieron más de la cuenta en el grupo tras empatar con los bolivianos y los colombianos. La victoria frente a Costa Rica fue un bálsamo, pero terminaron segundos.
Brasil, se fajó con Paraguay, Ecuador y Venezuela, ganando el grupo por diferencia de goles. Venezuela, la revelación del campeonato, quedó en segundo lugar, mientras que los paraguayos a puro empate lograron el tercer puesto.
Uruguay, encabezó el Grupo C que lo paseó por San Juan, Mendoza y La Plata. Los empates a un gol con Perú y Chile, se sumaron a la victoria por la mínima contra México, siendo Palito Pereira el goleador de Uruguay en esos tres juegos.
Los nuestros llegaron con la base del equipo que había logrado el cuarto puesto en Sudáfrica y la confianza en el grupo por las nubes. Cavani y Godín, lesionados, no tuvieron el protagonismo esperado.

La selección parecía hacer el esfuerzo mínimo en cada partido, y el segundo lugar del grupo nos acomodaba en Cuartos de Final con Argentina, en Santa Fé.
Brasil y Paraguay definieron por penales su partido de Cuartos luego de empatar a 0 en 120 minutos de fútbol. Los brasileños erraron 3 penales, y mientras culpaban el estado del campo de juego a la altura del punto penal, los capitaneados por Justo Villar estaban festejando el paso a semis.
Perú despachaba a Colombia 2 a 0 en el alargue, mientras Venezuela seguía sorprendiendo y eliminaba a Chile 2 a 1.
El partido de Uruguay con Argentina en Santa Fé lo vivimos con intensidad en casa. La estufa a leña estaba prendida como lo indicaba la cábala de la época, aunque el clima de por sí justificaba su uso aquella noche.
El tempranero gol del Ruso Pérez desnudaba las falencias de los argentinos en el juego aéreo. Uruguay atacó por esa vía en el primer tiempo haciendo sudar más de la cuenta a los dirigidos por Batista.
Como si nos fuera a escuchar, le gritábamos a Tabárez que el Ruso Pérez hacía rato que jugaba regalado en la cancha. Al Maestro no se le movió ni un músculo de la cara cuando el paraguayo Amarilla lo expulsaba, complicando todo.
Messi hizo una jugada genial y le puso un centro/pase a Higuaín que empataba el partido que a esa altura era todo del local.
El segundo tiempo fue el show de Muslera, que mostró todos sus recursos en un partido. Le tiraron de todas las formas y distancias posibles, y ni aprovechando un desvío en la barrera pudieron vencer al golero uruguayo con cara de nene.
Mascherano, el volante argentino, por aquellos tiempos hacía un aviso para nuestro Ministerio de Turismo donde usando un perfecto acento rochense decía «En estas vacaciones, ven a visitar Uruguay».
Masche, cortés con el país que le sumó unos pesitos a su cuenta bancaria, le juntó las piernas a Suárez la suficiente cantidad de veces como para que Amarilla lo echara del campo. Un caballero.
Sobre el final hubo chances para Uruguay, pero nada nos hizo zafar del alargue, y como quien no quiere la cosa nos fuimos a los penales.
…En Uruguay ya anotaron Forlán y Suárez; Messi y Burdisso ya aseguraron los suyos para la Argentina. Ahí va Tévez, ¡el jugador del pueblo!. Muslera espera en la línea del arco. Tévez se acomoda recto a la pelota…
¡MUSLERA NOMÁ! MUSLERITA CARAJO!
Fue el grito de los muchachos de la estación de servicio enfrente a casa, que como seguían el partido por radio iban un poco adelante, y en ese momento de tensión sus gritos se escucharon.
… da pasos cortos, ¡tira!…
¡MUSLERA NOMÁ! ¡URUGUAY NOMÁ! ¡VAMOS CARAJO! fue el festejo, algo quemado previamente, pero festejo al fin, ¡que joder!
Fernando Muslera se fue contra su derecha e hizo una atajada muy parecida a la de Fernando Alvez contra Tulio. Mismo palo, mismo gesto técnico.
Los muchachos de la estación se ve que escucharon nuestros gritos unos segundos después, porque el resto de la tanda de penales la vimos sin spoilers.
Scotti, a lo Gutiérrez, aseguraba su penal al medio del arco, mientras Gargano la colgaba del ángulo. Los penales argentinos eran un sufrimiento, a tal punto que el que pateó Higuaín entró de casualidad.
Martín Cáceres fue el encargado de patear el último, y el relator chileno Pedro Carcuro resumía con una frase aquel partido:
«…lo hicieron de nuevo, sí señora, sí señor, lo hicieron de nuevo, son los uruguayos, son los mismos de siempre…»
En casa los abrazos y los gritos terminaron en la esquina del terreno donde vivía, viendo la caravana de autos que a puro bocinazo otra vez copaba las calles para un festejo del equipo de todos. Es decir, salimos a la calle a ver autos pasar. Nada más uruguayo que eso.
Aquel inolvidable 16 de Julio terminó con la cena prometida y una tertulia que se extendió hasta altas horas de la noche.
Uruguay le arruinaba la fiesta al local y se preparaba para las semifinales contra Perú.
A esa altura el torneo tenía a los invitados menos esperados, dejando a los nuestros una oportunidad inmejorable para dar el golpe y quedarse con el botín.
Uruguay despachó a Perú 2 a 0 con otro partido insoportable de Luis Suárez que aportó los goles en un match áspero, que tuvo el duelo entre Lugano y Guerrero como uno de los platos fuertes.
Paraguay otra vez empataba a cero y eliminaba a Venezuela por penales, asegurando el clásico de los «guay» en la final.
Uruguay venía creciendo en su juego y no había nada en el horizonte que pudiera detener a aquel equipo. Los paraguayos habían empatado sus 5 partidos previos y llegaban a la final con varios jugadores en pobres condiciones físicas.
La final estaba pactada para el 24 de Julio.
Uruguay salió al campo con Muslera; Maxi Pereira, Lugano, Coates y Cáceres; Tata González, Arévalo Ríos, Diego Pérez y Palito Pereira; Forlán y Suárez.
El entorno del estadio Monumental de Núñez me retrotrajo por un momento a aquellos partidos de 1987. Los uruguayos coparon el estadio de River Plate y se hicieron sentir como locales.
El primer tiempo de Uruguay fue inolvidable. Una verdadera lección de fútbol, fuerza, entrega y calidad. Los nuestros le caminaron por arriba a los paraguayos, terminando con un corto 2 a 0, que de no ser por un penal claro no cobrado, el golero rival y alguna definición defectuosa, se podría haber terminado todo ahí mismo con goleada.
Suárez puso el primer gol del partido y Forlán rompía la sequía en la Copa anotando el segundo (la había roto en los penales con Argentina, pero esos no se cuentan para la tabla de goleo, como si no valieran nada).
El segundo tiempo fue algo más parejo debido a la vergüenza deportiva de los paraguayos, que vendieron cara la derrota.
Sobre el final, Uruguay sacó el manual del contragolpe perfecto, y una jugada a tres toques entre Cavani, Suárez y Forlán terminaría con el tercer gol del partido, decretando al nuevo campeón.
Por decimoquinta vez Uruguay levantó la Copa América con el siguiente plantel:
Fernando Muslera – Lazio (Italia)
Diego Lugano – Fenerbahce (Turquía)
Diego Godín – Atlético Madrid (España)
Sebastián Coates – Nacional
Walter Gargano – Napoli (Italia)
Mauricio Victorino – Cruzeiro (Brasil)
Cristian Rodríguez – Porto (Portugal)
Sebastián Eguren – Sporting Gijón (España)
Luis Suárez – Liverpool (Inglaterra)
Diego Forlán – Atlético Madrid (España)
Álvaro Pereira – Porto (Portugal)
Juan Castillo – Colo Colo (Chile)
Sebastián Abreu – Botafogo (Brasil)
Nicolás Lodeiro – Ajax (Holanda)
Diego Pérez – Bologna (Italia)
Maximiliano Pereira – Benfica (Portugal)
Egidio Arévalo Ríos – Tijuana (México)
Abel Hernández – Palermo (Italia)
Andrés Scotti – Colo Colo (Chile)
Álvaro González – Lazio (Italia)
Edinson Cavani – Napoli (Italia)
Martín Cáceres – Sevilla (España)
Martín Silva – Defensor Sporting
D.T.: Oscar Tabárez
Luis Suárez fue elegido el mejor jugador del torneo y Sebastián Coates el mejor jugador joven. Vayan llevando.
Aquella Copa América ganada ha sido el seguro para el proceso de Tabárez, en épocas donde se pide que se gane todo lo que se juega «porque tenemos a Suárez y Cavani que andan volando, ¡ta!», mientras le criticamos a los argentinos que creen que van a ganar todo «porque tenemos a Messi que es el mejor del Mundo y juega para nosotros, ¿vissste?».
Las últimas ediciones de la Copa América se disputaron en Chile (2015) y en Estados Unidos (se jugó la edición «Centenario» en 2016), donde Uruguay no logró ser protagonista.
LAS 15 DE OBDULIO
Pasó así el repaso de las 15 Copas ganadas por Uruguay, anécdotas e historias del torneo de selecciones más viejo del mundo, desde la primera en Buenos Aires, pasando por las ediciones en Montevideo, Lima, Santiago, Río o Guayaquil.
Se viene Brasil 2019, y será momento de hablar de una nueva Copa América.
Esperemos que se transformen en buenos recuerdos y merezcan un informe especial dentro de algún tiempo.
Obdulio cantó las 15,
Obdulio son los Padres
Obdulio cita sus fuentes:
https://en.wikipedia.org/wiki/2011_Copa_Am%C3%A9rica
http://www.auf.org.uy/Portal/NEWS/7374/0/Copa_Am%C3%A9rica_2011/