Uruguay quedó eliminado de la Copa América en un partido donde dominó la posición del campo y pelota la mayoría del tiempo, pero careció de herramientas para desbordar a un rival que demostró ser menos que el nuestro según su postura en la cancha.
Las carencias propias, y la ayuda del VAR, nos impidieron una victoria que ésta vez no se pudo confirmar en los penales.
Obdulio, siempre defensor del proceso de Tabárez, se abstrae de esa parte positiva de nuestra selección para opinar de lo que pasó en la cancha, que al fin y al cabo es donde se confirman los resultados deportivos:
El arranque del partido tuvo la iniciativa peruana, que dominó el juego en el primer cuarto de hora, ese tiempo que a Uruguay parece costarle entrar en juego, o mejor dicho, medir al rival y empezar a neutralizar las posibles sorpresas tácticas que ofrece el rival de turno.
Herido en su orgullo, los peruanos salieron a demostrar que la goleada ante Brasil fue un mero accidente deportivo.
Una vez aprendido los caminos de Perú, que se basaban en las subidas preferenciales de Advíncula, Cavani retrocedió los metros habituales e impidió que el zaguero rival se fuera de excursión con él, dejando espacio para recibir libre y poder encontrarse con la pelota.
La previsible batalla de Guerrero con los zagueros uruguayos era ganada por los siempre efectivos Godín y Giménez, mientras Bentancur y Valverde empezaron a encontrar su lugar para jugar, liberando de preocupaciones defensivas a Giorgian, que de a poco empezó a influir en el juego como se espera de él.
A Cavani lo salvó el VAR tras errar una situación de gol muy favorable, y Suárez cabeceaba una por encima del horizontal tras gran jugada de Valverde.
Uruguay no encontró por las bandas el desdoble necesario, una vez más, y Nández terminaba enredándose en el esfuerzo, combinando más malas que buenas por ese sector en ataque.
Le Celeste logró controlar el ritmo de la primera parte, pero no lo reflejó en el marcador debido al buen entramado defensivo peruano y la carencia de ese pase final que dejara a nuestros jugadores en posición favorable para el gol.
La segunda parte fue dominio total uruguayo, pero muy poco efectivo.
Los nuestros la paseaban con demasiada parsimonia, sin sorpresa ni desborde por las bandas, metiéndose en el embudo que le proponía Perú, su zona de confort para defender.
El VAR salvó a Perú del gol de Cavani, pero eran de las pocas con claridad de los nuestros.
La entrada de Torreira intentó darle un poco más de libertad a Giorgian, que se buscaba con Cáceres, pero el pelado necesitaba siempre un tiempo más para dar el pase, permitiendo el armado de la defensa o que Suárez cayera en offside como en el gol que le anularon bien. Para colmo Giorgian se diluyó jugando inexplicablemente siempre por la izquierda.
Perú se dio cuenta que la zona de Giovanni era el lugar a atacar y allí concentraron sus esporádicos ataques, que causaron algún calor en nuestra zona defensiva, pero nada que hiciera trabajar a Muslera.
El segundo tiempo se iba y Uruguay no podía plasmar en el resultado la diferencia deseada, enredado en sus propias limitaciones, que a esta altura son preocupantes.
Los penales se avecinaban y Perú se declaraba contento con esa instancia, que le quedaba más cerca que el arco rival.
Esta vez los penales no nos favorecieron. Una vez más quien empezó pateando terminó afuera contrario a lo que marca la estadística en éstas definiciones.
Suárez terminó siendo el villano de una definición donde Gallese atajó «ese» que vino al sector que eligió para volcar su cuerpo en los primeros cuatro. La táctica le salió bien.
Los peruanos le hicieron imposible el esfuerzo a Muslera esquinando bien sus remates, salvo el último, que terminó en el fondo del arco por su zona central.
Queda la calentura de haber quedado afuera contra un equipo que propuso muy poco, y del que intuimos inferior al nuestro, pero de nada sirven esas explicaciones luego de una eliminación.
Perú, sin patear al arco en los 90 minutos se metió en las semifinales de la Copa América. Esta vez los Dioses del Fútbol se fueron a tomar una al VAR y permitieron que el más amarrete se fuera contento de la cancha (a veces nos ha pasado a nosotros. A no quejarse).
En Uruguay, más allá del proceso, se deberá revisar con profundidad la manera de jugar. Si no se tienen jugadores por las bandas que ofrezcan garantías en el desborde, no se pueden inventar jugadores fuera de puesto para cubrir esas posiciones, que lo único que sirve es para que los hinchas nos terminemos calentando con ellos, siendo siempre blanco del primer cambio. Si siempre cambiamos en esas posiciones, evidentemente ahí está la base de nuestros problemas.
Uruguay fracasó en un nuevo intento por salir campeón de América. Esta vez parece ser la eliminación más dolorosa.
Cuando uno queda afuera porque el rival te peloteó, todo bien, calienta pero se entiende. Hoy no fue el caso. Bien por Perú que consiguió lo que quería con las armas que disponía.
Si alguno llegó hasta este punto de la crónica y anda con ganas de leer algo más, Obdulio les deja el unoxuno:
MUSLERA: Vestido de Acertijo, parecía el hombre invisible confundido por el pasto. Para los peruanos que patearon los penales también.
GIOVANNI: Desbordado las pocas veces que fue atacado, siendo salvado por sus compañeros. Y eso que ellos atacaron poco. En ataque hoy no repitió.
JOSEMA: Preparó dos panes, le puso lechuga, tomate, algún picle y metió a Guerrero adentro borrándolo de la cancha. Buen partido en defensa.
GODÍN: Erró una muy clara en el área chica y eso le baja un puntaje que se eleva en su labor defensiva.
CÁCERES: Le mete ganas en el lateral, pero tuvimos un lateral izquierdo sentado en el banco cuatro partidos. Hace 9 años que sufrimos con él esa posición a pierna cambiada. Insólito.
NAHITAN: Después nos quejamos de Lodeiro.
BENTANCUR: De los pocos con claridad para manejar la pelota. Nada para reprocharle.
VALVERDE: Cuando pasó a volantear por derecha tuvo algunos problemas en la contención. Tiró muy bien un tiro libre al arranque del segundo tiempo y poco más en ataque, salvo un centro tras gran jugada que Suárez terminó mal. Hizo un partido correcto.
GIORGIAN: Cuando se soltó en el primer tiempo apareció lo mejor de Uruguay, para el segundo lo mismo, hasta que se fue a jugar por izquierda diluyéndose por completo.
SUÁREZ: Bien controlado por los zagueros, se dedicó más a hablar con el juez y discutir con sus compañeros que incidir en el juego. Cuando se sacó el balde aportó alguna cosa buena, como la que Godín definió mal. Pateó mal su penal, haciendo sencilla la decisión de Gallese de tirarse todos para el mismo lugar.
CAVANI: Baja, sube, mete, corre y cuando le queda algo de aire le piden que suba y haga un gol. El mejor de Uruguay en la Copa dentro de un panorama pobretón.
TORREIRA: Entró para recordarnos que Uruguay no tenía opciones de cambio en ataque.
STUANI: Menos mal que hizo el penal.
Se termina así la cobertura de Obdulio de la Copa América, a la que le dedicará algún post de los 3 partidos importantes que quedan, pero ya sólo por el gusto de meter manos en le teclado y opinar desde la comodidad del hogar.
Como siempre, muy agradecido con los lectores.
Obdulio quedó caliente,
Obdulio son los Padres