Obdulio no tuvo problemas en comentar la final del Mundo Sub-17 jugada en el Estadio Charrúa de Montevideo. Así que superada la barrera del pudor, dedicará unas líneas a la final de selecciones absolutas, disputada en París.
Una de las características del fútbol femenino, es que las posibilidades de ver un partido abierto son mayores, en comparación a los partidos disputados por hombres.
La postura de ambos equipos desde el inicio mostraron a las estadounidenses con la iniciativa y dominio del juego, y las holandesas defendiéndose como podían y encomendándose a Van Veenendaal, su arquera, que salvó al menos 5 ocasiones de gol claras sobre su arco, demostrando una gran ubicación y dominio del área envidiables.
Estados Unidos trató de abrir la cancha, buscando las subidas de Rapinoe por izquierda y Heath y O’Hara por derecha, buscando a Morgan por el medio, marcando un ritmo insostenible para las de naranja que apelaban sólo a pegarle para adelante.
El primer tiempo se jugó enteramente en un lado de la cancha. El trabajo de Ertz en el medio y su respaldo en Dahlkemper en la defensa, les dejaba el arco muy lejos a las campeonas europeas.
Para la segunda parte las holandesas inentaron presionar más arriba, logrando imprecisiones en las rivales, que apelaban un poco más al pase en largo, estirando sus líneas en ataque, ya no tan compactas en el bloque ofensivo.

Pero la presión de las estadounidenses volvió a ser insoportable. Pese a no tener a la arquera holandesa como protagonista, la sensación de peligro rondaba por un sólo arco porque los esbozos de contragolpe holandés eran siempre cortados en la mitad de la cancha con un trabajo implacable de marca de las norteamericanas.
En este campeonato, el VAR funciona con seriedad, y el público puede saber qué están chequeando los jueces, que inmediatamente le hacen saber al árbitro del partido que es lo que quieren revisar, y los espectadores podemos ver al instante que sucede.
Es así que a los 14 minutos la jueza decidió considerar su decisión inicial y cobrar penal para Estados Unidos, tras una clara falta que en el momento vio como un mero córner.
Rapinoe, la estrella del equipo, dejó de estatua a la gran arquera holandesa y puso el merecido gol con un tiro apenas volcado sobre la izquierda del arco a los 15 minutos.
Holanda se fue arriba con más vergüenza deportiva que fútbol, con la número 9 como abanderada, poseedora de una gran técnica, pero muy sola en el intento ofensivo.
Con espacios, a los 24 minutos, Rose Lavelle se mandó tremenda jugada por el centro del campo, desacomodó a la defensa con una pisada, que le sirvió para hacer espacio y sacar un latigazo inapelable desde la medialuna, poniendo el 2 a 0.
Holanda se encontró en ese momento complicado de tener que ir al frente en busca de acortar diferencias y exponerse a la goleada o replegarse exhibiendo la bandera blanca. Por suerte para el partido, las holandesas fueron al frente.
El tercero no llegó porque la fenómena de la arquera holandesa les hacía chiquito el arco a las norteamericanas (no pienso escribir dos veces el apellido de esa arquera), y las chances sobre el arco de las europeas se acumulaban tanto como los canales en Amsterdam.
Los minutos finales fueron de mantenimiento, y celebración para las noreamericanas, que por cuarta vez levantan la Copa del Mundo, consagrándose como la gran potencia del fútbol femenino.
La importancia de los deportes en los países exceden cuestiones como población o poderío económico, igualando fuerzas entre países que en otros rubros ni se pueden comparar. En Estados Unidos, las mujeres son las abanderadas del «fútbol» (o soccer como le dicen aquí).
Hace casi cuatro años que vivo en Estados Unidos, y ver partidos de fútbol mixto, son tan comunes como los picados en los pocos espacios verdes que nos quedan en Montevideo, o los partidos de fútbol 5 en Uruguay.
El fútbol infantil, organizado como pocos, tiene su versión femenina en modo «competencia» o «recreativo», donde el desarrollo de la técnica y el espíritu competitivo se genera desde las edades más tempranas (sin padres gritando como dementes).
Con organización, pasión, práctica y talento se crean las potencias en cualquier deporte. Si esas condiciones se generan en un país como Estados Unidos, hacen de su selección un equipo imparable.
Estados Unidos dominó de principio a fin el partido final, y merecidamente levanta la Copa.
Obdulio comenta,
Obdulio son los Padres