La Celeste hizo su segunda aparición en el fútbol panamericano, y derrotó con comodidad a Jamaica con el molde del 2 a 0.
Vale destacar la vesimenta de Uruguay, como las selecciones juveniles de finales de los 70s, de pantalón y medias blancas combinando correctamente y un golero vestido de NEGRO.
Leo Fernández fue la figura de un partido que tuvo a Uruguay como protagonista exclusivo del juego, salvo algún pasaje en el primer tiempo donde los muchachos vestidos de amarillo lograron acertar algunos pases a sus compañeros.
Sin embargo, lo de los uruguayos tampoco fueron un derroche de fútbol.
El primer tiempo fue un festival de goles errados, donde la dupla Fernández-Núñez volvió a funcionar como si jugaran juntos desde siempre. Pero entre alguna salvada del golero con cara de menor de edad y otras definiciones defectuosas, el cero no se movió.
El juego uruguayo es una combinación entre el esfuerzo de Ginella y Waller, que hacen todo en la mitad de la cancha, el entendimiento de Fernández y Núñez ya citado en ataque, y la lucha por no reventar la pelota en la primera jugada que no sale y tratar de aprovechar que el balón corre siempre bien a ras del piso.
De la defensa no podemos hablar mucho, salvo que siguen careciendo de afeitadoras a mano y eso les da un toque de recios, y el golero que parece un poquito más atrevido para salir en los centros que otros colegas, quedando colgado peligrosamente en alguna ocasión.
El segundo tiempo fue 100% celeste en cuanto a posicionamiento y posesión, aunque todo se diluía en las cercanías del área donde los jamaicanos se amontonaban para evitar el inminente gol.
Las cosas las simplificó Fernández con un zapatazo desde afuera del área, y once minutos más tarde aprovechó un pase certero de Núñez para ganarle el mano a mano al golero rival.
El resto del partido alcanzó para ver a Waller otra vez en el piso tras un choque con un rival, un penal grosero no cobrado en el área de Jamaica y el resto de los intentos de Fernández en busca de su hat-trick.
Uruguay clasifica a semifinales y espera por Argentina o México que en el otro lado de campeonato parecen dominar el asunto.
La selección uruguaya, pese a todas las críticas que se le puedan hacer, sigue siendo la única posibilidad de ver a un equipo de nuestro país siendo competitivo a nivel internacional.
Luego de las 6 derrotas consecutivas de los equipos uruguayos en la Libertadores y Sudamericana (a Wanderers no se lo puede considerar igual que a los grandes, pero entra en la bolsa de las derrotas), queda demostrado que nuestros equipos están muy lejos a todo nivel de comparación (en este caso con los brasileños).
El Panamericano sigue el domingo para la selección uruguaya. Obdulio se ganó unas entradas para ver un partido de la MLS y se tomará una licencia en el tercer partido del grupo (que no define nada), pero intentará transmitirles sus sensaciones en esta liga totalmente desconocida para él.
Obdulio quiere medalla,
Obdulio son los Padres