La segunda fecha del torneo ha terminado y quedaron muchas cosas para compartir.
Obdulio me cede su espacio y me apodero del teclado para escribir unas líneas sobre la experiencia de esta semana, que como siempre deja muchas lecciones para el futuro.
La amenaza de tormenta eléctrica conspiró para que pudiéramos tener una práctica extra con un DT profesional, y me quedé con las ganas de tomar notas para aplicar en nuestras sesiones. Esta vez no nos acompañó la suerte.
ENTRENAMIENTO
Las enseñanzas del primer partido fueron varias y hubo para todos los gustos, así que con muchas preguntas a cuestas intenté planificar la práctica focalizando las tareas en 5 rubros: presión a la salida del rival, movimientos defensivos ordenados, definición, algunas jugadas de pelota quieta y estar todo el tiempo con actitud de competencia (si veía alguno con las manos en los bolsillos les dije que iban a dar un par de vueltas a la cancha y santo remedio).
Una vez reunidos en la cancha les pregunté su opinión sobre el partido y las reacciones fueron diversas: desde que «nuestro golero no lo hizo muy bien», pasando por «erramos muchos goles», «me gustaría jugar en otra posición» hasta «terminé más cansado de lo que pensaba».
Lo primero que intenté hacer fue cortar de raíz los reproches. Si un compañero se equivoca lo tenemos que alentar para que la próxima lo haga mejor. Somos un equipo y si nuestro arquero tuvo que intervenir es porque la defensa no lo hizo bien o el ataque rival lo hizo mejor.
Desactivada la bomba del reproche, comenzaron a reconocer sus errores y luego terminamos repasando las cosas que hicimos bien. La charla no duró más de cinco minutos. Los niños quieren jugar.
Estas cosas las puse en práctica trabajando en Uruguay. Entre 2007 y 2014 tuve la oportunidad de trabajar con gurises entre 5 y 18 años dando clases de informática, y una de las cosas que aprendí en la práctica es que uno debe orientar con guías precisas y dejar que ellos hagan, se equivoquen y resuelvan en la práctica.
Aquella experiencia contó con el soporte de docentes formados que tuvieron la humildad de compartir tiempo conmigo y aportarme mucho más cosas de las que seguramente yo les aporté a ellos.
Durante la práctica probé con algunos cambios de posiciones y oportunidades para algunos chiquilines que me sorprendieron para bien el partido pasado. Uno en particular me demostró que era un buen defensor y que era cuestión de ordenarlo un poco para que jugara más seguro en su zona.
Ejercicios de situaciones de 3 contra 3 sirvió para mejorar la tarea defensiva. La premisa: «uno presiona, otro lo cubre a una distancia prudencial y el que está más alejado de la pelota se cierra para crear una defensa compacta y ordenada». Debo decir que nos llevó un tiempo pero lograron salir airosos en la mayoría de los ataques, incluso cambiando de jugadores.
Para los atacantes las indicaciones venían luego de ver un par de jugadas resueltas por ellos mismos y preguntarles cómo se podían organizar mejor. Abrir por un lado y ganar el lado ciego con un pase cruzado fue la premisa que se logró un par de veces. De la improvización y la sorpresa también se nutrió la cosa.
Traté de mantener a todos ocupados y alertas durante todos los ejercicios. Quienes no estaban en la actividad «principal» estuvieron jugando al monito, recibieron pases por sorpresa o desafié a alguno a vencer algún obstáculo. Nadie se puede quedar quieto, incluyéndome.
Me di el lujo de atajar en algún momento para cubrir el arco y complicarle la definición a los delanteros que se preocupaban por mis manos preguntando si me dolían los pelotazos.
Fue una práctica muy productiva con la ayuda de Ambreen, el hermano mayor de uno de los jugadores que oficia de «asistente».
EL PARTIDO
Nos tocó jugar a primera hora y eso implica algunas tareas previas como marcar la cancha. Me dispuse a ir hasta el locker de la liga al lado de la cancha y ver como hacer la tarea. Fue así que tuve mi «calentamiento previo» marcando las líneas.
Los rivales llegaron muy sobre la hora así que tuvimos tiempo para pelotear un rato y calentarle las manos a mi hijo que hoy fue el golero titular. Quien también fue titular fue ese que les conté más arriba que me había sorprendido para bien en el partido pasado y en el entrenamiento. Ambos se ganaron el lugar en base a su esfuerzo en la práctica y se los dije en el momento de asignarles el puesto.
Analizar partidos es una tarea que en este blog es exclusividad de Obdulio pero él no comenta partido entre menores de edad, así que intentaré contarles un poco que pasó en la cancha.
Para empezar me sorprendió que el árbitro en la charla previa nos dijera que cabecear la pelota se considera falta porque cabecearla «es un riesgo para los niños». Una vez más mi mente viajó 9.500 kilómetros al sur recordando mis partidos de la infancia. Tirar un centro y cabecear era parte del menú de opciones. Un uruguayo que juegue al fútbol y no haya cabeceado una pelota desde los cinco años no es digno descendiente de Obdulio.
Como siempre digo, uno debe adaptarse a las reglas de los demás (en especial cuando se juega de visitante) y cualquier objeción se debe plantear en los lugares que habiliten esa discusión, no delante de los niños.
El partido empezó una vez más con nuestro equipo como protagonista y no había pasado un minuto de juego que ya habíamos desaprovechado nuestra primer oportunidad, sin embargo, la revancha llegó rápido y el 1 a 0 nos favoreció desde el arranque gracicas a una buena combinación entre nuestros delanteros que se definió en el centro del área.
Seguimos insistiendo en ataque, pero la mala puntería y algún offside nos impedían el gol. Sí, no pueden cabecear la pelota pero se cobra offside en esta categoría donde la mayoría de los niños que he visto no saben que hacer cuando la pelota se va afuera de la cancha impulsada por un rival.
Cosas del soccer.
El equipo rival tenía un jugador con mucha habilidad pero que era neutralizado por nuestra defensa «escalonada». Sin embargo, en una logró zafar de las marcas y se fue solito rumbo al arco.
El momento baboso ha llegado y les comento que Agustín resolvió con solvencia la única oportunidad de gol del rival en el primer tiempo. Lo esperó paradito hasta el momento de la definición y ganó el mano a mano sin dar rebote.
Pasado el párrafo de padre que se pone contento, les cuento que el partido siguió con nuestro equipo como protagonista y dominando el juego todo el tiempo.
El segundo gol llegó por intermedio de otro de los chiquititos habilidosos con los que contamos luego de otra buena presión en la salida y posterior definición. Lo preparado en la práctica daba sus frutos en el partido.
El primer tiempo se cerró con un corner a nuestro favor que terminó en penal (en este partido nos dimos más maña para aprovechar estas oportunidades). El penal terminó inflando la red del arco rival y nos fuimos al descanso con un resultado contundente.
Ya había rotado al equipo durante el primer tiempo, pero ahora era momento para que nuestro arquerito «fijo» fuera a su puesto. Por suerte, pensé, sus padres estaban lejos así que tenía un motivo menos para distraerse.
Una de las lecciones del partido pasado era la forma en la que roté el equipo. En lo previo pensé en armar 4 formaciones para que todos jugaran exactamente el mismo tiempo. Eso lo pagamos caro en el primer tiempo porque tantos cambios afectaron el rendimiento. Esta vez fui cambiando de a dos y rotando posiciones. Creo que dió mejor resultado y todos tuvieron su chance de jugar.
Durante el descanso noté que algunos daban por resuelto el partido.
Esperé a que tomaran agua, respiraran y volví a utilizar los recursos de nuestro querido fobal uruguayo para mantenerse alerta y nunca dar por vencido a un rival: «cuando entremos al segundo tiempo el partido para ustedes está 0 a 0. Vamos a ganar este segundo tiempo haciendo más goles que ellos. Nada de descansarse y pensar que esto es pan comido».
Por momentos me cuestiono mis arrebatos de uruguayez, pero considero que mantener la tensión de competencia es algo a lo que debemos acostumbrarnos desde niños, con sus límites y exigencias, pero siempre debemos estar listos para dar lo mejor.
Por suerte entendieron el mensaje y además el rival anotó su primer gol como para que entendieran que mi mensaje no había sido en vano. A veces me salen este tipo de cosas de casualidad.
El segundo gol del rival llegó a través de una mala salida nuestra y allí volví a ordenarlos con la idea de recuperar terreno.
Fue así que llegó el momento para un par de goles rápidos que aumentaban diferencias y le daban tranquilidad al equipo.
Nuestros rivales no se daban por vencidos y pusieron el 3 a 5 que los animaba para irse con más ganas al ataque.
Ya sobre los últimos minutos, y un par de situaciones que la defensa resolvió con solvencia, nuestro cuadro volvió a controlar el partido y pudo anotar dos goles más para poner el 7 a 3 con el que terminó el match.
Fin del juego, saludo con los rivales y todos a casa con la sonrisa pintada en el rostro.
La segunda fecha nos dejó mucho trabajo para el próximo entrenamiento, que incluye la búsqueda de otro valiente para el arco (uno de los que teníamos decidió que no era buena idea atajar tras recibir un par de pelotazos fuertes en las manos), afinar la puntería de los gurises y tratar de mejorar otros aspectos que nos permitan tener un plantel más largo y no decaiga el juego cuando rotamos el equipo.
Muchas gracias a todos los que leyeron el primer post y por distintas vías me hicieron llegar sus comentarios
Seguiré informando sobre la suerte de nuestros pequeños esforzados atletas vestidos de amarillo y de este modesto cronista que está descubriendo una nueva actividad para hacer con gusto.
Obdulio para niños,
Obdulio son los Padres
Nota del autor: Como me interesa proteger mi privacidad cuido la de los demás y sólo muestro imágenes del partido que no incluyan rostros de niños de manera reconocible. Soy muy celoso de ese tema y trato de no compartir fotos en internet que incluyan a niños sin el consentimiento de sus padres. A algunos les parecerá un poco exagerado, a mi me parece que es un tema de respeto.