El «Burocratic Tour» hizo escala en el Estadio Nacional de Lima en el marco de la segunda Fecha FIFA del mes de octubre.
Obdulio hoy no tuvo inconvenientes para ver el match y pudo sacar apuntes tranquilo para hacer el comentario de rigor.
El partido empezó con el protagonismo de Uruguay. El dominio del campo y pelota se basaron en la presión alta para recuperar rápido y pases precisos para evolucionar por un sector y tratar de definir mediante centros cruzados.
La más clara llegó a los tres minutos cuando Lozano logró cerrar la jugada por el lado opuesto a donde fue gestada pero su tiro, algo trabado, terminó pegando en el palo derecho de Gallese.
Los locales entendieron que no era amistoso y comenzaron a cortar el juego con faltas aprovechando la permisividad del árbitro que todavía no había terminado sus compras en el free shop del aeropuerto de Lima.
El asedio uruguayo fue cortado con la fórmula que tantos resultados nos ha dado: pelotazos a Guerrero para que la aguantara y pudiera abrir por las bandas, especialmente la derecha donde Advíncula se mostraba siempre para recibir a espaldas de Lozano.
Los primeros veinte se fueron entre la impericia de los uruguayos para salir del toqueteo en el medio de la cancha, unos cuantos fouls y el aviso del local que desnudaba las carencias defensivas de los nuestros por los laterales.
Perú le encontraba la vuelta al partido y comenzaba a acercarse con peligro.
Cáceres combinaba buenas y malas y desentonaba en la pretendida armonía del juego uruguayo que no encontraba la asistencia necesaria del lateral tanto en defensa como ataque.
La mala racha del lateral derecho tuvo su punto más bajo a los 26 minutos cuando hizo una falta al borde del área y recibió la amarilla, algo desmedida para el criterio que había mostrado el árbitro hasta el momento, pero Cáceres le siguió protestando innecesariamente.
Todo eso que pregona Tabárez de «juego, resultado y comportamiento» fue ignorado por completo por el «pelado» que se ganó la expulsión por nabo.
El impacto de la roja se sintió dentro y fuera de la cancha. El cambio cantado era sacar a alguno de los cinco volantes pero Tabárez decidió recomponer la línea final poniendo a Giovanni González y sacando a Maxi Gómez, que según los peruanos que estaban transmitiendo el partido vieron como el delantero le hizo la seña a Tabárez de que no podía seguir en cancha.
Ese momento de reacomodo lo aprovechó Perú confirmando sus intenciones de juego a los 34 minutos.
Lozano fue desbordado por enésima vez y Laxalt apenas atinó a pararse como un Blandengue para molestar un poco al rival. El centro desde la derecha fue perfecto, superando a Godín que tenía a Guerrero como referencia y cayendo en el lugar justo para que Christofer Gonzales anticipara a Giménez y anotara el primer gol del match con un cabezazo imposible para Campaña.
Uruguay pasó a jugar con un claro 4-5-tenemospurovolanteysalióeldelantero, facilitando la tarea de los defensores peruanos que se envalentonaron y se permitían ir más al ataque.
Perú intentó seguir de largo pero los centrales uruguayos se agigantaron para bancar atrás mientras Vecino y Valverde comenzaron a imponer su juego y sacaron la cara por el equipo. Sus pases cruzados para buscar a los Brians empezaron a complicar a la defensa peruana que empezó a replegarse.
Los últmos minutos del primer tiempo fueron un mensaje claro de Uruguay: jugamos con diez pero no nos van a pasar por arriba. Un gran pase de Godín que terminó en desborde de Lozano y atajada de Gallese firmaron el mensaje claro sobre la hora.
Los cambios del medio tiempo le dieron mayor firmeza a nuestro equipo que tras cinco minutos de asedio logró sacarse al local de arriba y lentamente empezó a imponer el ritmo del juego.
Los ingresos de Viña y el Jona Rodríguez (salieron Laxalt y Bentancur) sirvieron para clausurar el lateral izquierdo y evitar que los centrales peruanos se mandaran al ataque ante la presencia de un delantero que las corre todas.
El dibujo de 4-4-1 pareció más adecuado que lo propuesto cuando ingresó Giovanni y se transformaba en un 4-2-3 al momento de atacar.
Si repasamos los jugadores en la cancha en el inicio del segundo tiempo apenas tres jugaron el pasado Mundial: Godín, Giménez y Vecino. El resto fue renovación pura y dura. Sin renunciar a la solidaridad en la marca, el equipo empezó a mostrar señales de recuperación en la creación y el peligro empezó a llegar al arco de Gallese.
Perú no pudo imponer su juego por las bandas y empezó a abusar del pase largo a Guerrero que se debatía con Godín alternando ganadas y perdidas.
Tanto insistir tuvo su premio cuando uno de esos pelotazos encontró a un jugador peruano en posición favorable para anotar, sin embargo un cierre tremendo de Giménez evitaba el segundo gol local.
Vecino se multiplicaba en el medio y Valverde seguía desparramando talento entregando la pelota segura a sus compañeros, colaborando en la defensa con precisión. El arco propio empezó a quedar más lejos y Gallese ya no era una pequeña referencia amarilla a lo lejos.
Un gran pase desde campo propio de Vecino dejaba a Brian Rodríguez en posición favorable, pero su tiro se fue apenas ancho. La Celeste avisaba.
Uruguay insistía por los costados y encontraba desbordes que no podían ser conectados con precisión por Jona Rodríguez que tuvo una muy favorable promediando la segunda parte pero Gallese se quedó seguro con su tiro mordido.
Tabárez se aburrió de tantos Rodríguez en cancha y decidió poner a Nahitan por Brian para fortalecer el medio y soltar más a Lozano que sin tantas exigencias defensivas encontró oportunidades por izquierda.
Obdulio empezó a ponerse un poco nervioso porque por cuarto partido consecutivo no iba a poder ver al crédito de la casa, Darwin Núñez, que desde el Mundial Sub-20 ha cambiado con grandes actuaciones las críticas por elogios de unos cuantos, incluyéndonos.
Llegó la hora para el muchacho de Artigas que entró con la «9» en la espalda y tratar de darle más trabajo a la defensa peruana.
Si alguno empezaba a ver el partido en el segundo tiempo y no le avisaban, no parecía que Uruguay estuviera jugando con un jugador de menos.
Con la premisa «que corra más la pelota que los jugadores» no fue necesario ver a los nuestros corriendo como locos tratando de robársela al rival sino que eran los nuestros los que la tenían y controlaban el juego en procura del empate.
Con los problemas defensivos cubiertos y teniendo clara la forma de avanzar fue como Uruguay logró encontrar la fórmula del empate que llegó a través de una jugada que inició Vecino en el medio abriendo para el Jona un poco larga. El «cabecita», generoso en el esfuerzo, la corrió hasta la línea de fondo y tocó atrás una pelota que parecía perdida derivando para Viña.
El lateral izquierdo tuvo tiempo para pararla, acomodarla y mandar un centro que encontró la cabeza de EL GRAN DARWIN NÚÑEZ que anticipó a los defensores y la puso contra el primer palo haciendo inútil el esfuerzo de Gallese que terminó enredado con la red intentando sacarla.
1 a 1 y pelota al medio.
Perú se fue otra vez al ataque recordando que estaba jugando de local y con más ganas que juego ordenado empezó a complicar a la defensa uruguaya.
Fue el momento para que Martín Campaña mostrara sus atributos, primero tapando una pelota muy difícil a contrapierna tras un tiro fuerte de Guerrero dentro del área y luego sacando notable un tiro libre del «9» peruano contra el palo derecho.
El partido terminó lejos del arco nuestro entre el Jona y Viña que la aguantaron luego de una secuencia de saques de banda en las puertas del área peruana.
Fin del partido.
Se fue una nueva fecha FIFA y por lo visto a Tabárez se le ha rejuvenecido y ampliado el plantel. Seguramente esas sean las mejores noticias para el cuerpo técnico de la selección luego de estos partidos amistosos.
El desafío seguramente sea acoplar a Suárez y Cavani dentro de un esquema que por momentos pareciera tener lugar para un delantero de área y superpoblación de volantes.
Vecino y Valverde parecen haber sacado ventaja sobre Bentancur y Torreira en las preferencias del DT mientras se sigue buscando a ese volante por izquierda que pueda desnivelar a velocidad. Tal vez la presencia de Viña le de la oportunidad a Laxalt para jugar más arriba salvo que insista con Lozano o aparezca otro fuera de los planes (no creo que se le ocurra volver a sacrificar a Cavani).
Más allá de las especulaciones, las soluciones parecen estar dentro de un panorama donde hay jugadores para elegir y el dilema está en a quién sacar más que no tener a quien poner.
La renovación de La Celeste sigue fluyendo tanto como el unoxuno que tiene Obdulio preparado para las delicias de grandes y chicos:
CAMPAÑA: El sorete de Muslera juega un partido tranquilo, se va para el partido de visita y para peor dejó los equipos verde manzana para usar. Campaña llevó con dignidad la vestimenta y cumplió con gran nota un partido que pintaba feo por la inferioridad numérica pero que no lo tuvo a los revolcones todo el tiempo. Dos grandes atajadas sobre el final del partido nos demostraron que en el banco tenemos un arquero listo para cubrir el puesto cuando sea necesario.
CÁCERES: Jugó en modo «manejando la Ferrari» y se quedó sin frenos cuando vio la amarilla. Ponerse a discutir con el juez de esa manera es injustificable. Bien echado, por nabo.
JOSEMA: Hoy le tocó jugar como respaldo de Godín y estuvo siempre listo para desactivar cualquier desborde del rival. Un cierre glorioso en el segundo tiempo valió como si fuera un gol.
GODÍN: Pierde el pelo pero no las mañas. Se debatió con Guerrero con suerte dispar y tuvo aire para mandarse al ataque. Junto a Josema deben ser de las parejas de zagueros más sólidas a nivel de selecciones nacionales.
LAXALT: Cuando pensaba que tener a Lodeiro era sinónimo de tener más trabajo en la marca nunca imaginó que con Lozano iba a ser peor. Es hora de cortarse esas trencitas para imponer un poco de respeto o dejarse la barba. Lo dejo a su criterio. Flojo match, bien sacado.
VALVERDE: Se la da redondita a los compañeros, es generoso en la marca y tiene un despliegue en la cancha acorde a los requerimientos del fútbol moderno. Terminar siempre con «Valverde, un crack» ya es costumbre.
VECINO: Seguro con la pelota, se animó a dar pases largos que llegaron a destino e impuso presencia en defensa. Se puso el cuadro al hombro junto a Valverde y sacaron al equipo en el peor momento del primer tiempo. Partido redondo.
BENTANCUR: Sin destacarse como en otras ocasiones pareció algo lento de reacción. Tal vez la falta de continuidad se nota cuando sus compañeros que juegan cerca están en pleno rodaje.
BRIAN RODRÍGUEZ: Otra vez muy marcado por el rival apenas si logró mostrar sus virtudes en la cancha, sin embargo, con poco le alcanzó para generar alguna jugada peligrosa. Vale recordar que es apenas su cuarto partido con la selección mayor y aún no tiene edad para comprar alcohol en los Estados Unidos. Seguro dará una gran mano en la eliminatoria.
BRIAN LOZANO: Jugó casi los 90 minutos de los dos partidos y Obdulio aún no se convence de su aporte en la cancha. Ya empiezo a sospechar que es otro que sabe algún secreto oscuro del DT.
MAXI GÓMEZ: «La gente ya ni come para ver a Walter Gómez» decían los hinchas de River Plate argentino en la década del 50 en referencia al jugador uruguayo que tuvo su época de gloria en la vecina orilla jugando 4 temporadas y anotando 74 goles. No se, la tiro como dato anecdótico para rellenar este espacio porque Maxi casi no la tocó y salió sentido en el primer tiempo.
GIOVANNI: Entró en un momento complicado del partido y se paró firme en el peor momento dando una mano para capear el temporal. En el segundo tiempo tuvo aire para mandarse al ataque y pelearse con algún rival. Bien por el hijo del Juachi.
VIÑA: Preparó un poco de lechuga, tomate, mayonesa y en dos panes se comió a Advíncula que nunca supo como pasarlo. Afianzado en Nacional parece hacer lo mismo con la camiseta de Uruguay. Para completar una gran actuación metió el centro para el gol del empate.
EL JONA: Capaz que no es ese delantero letal que cuando recibe es casi gol, pero las corre todas y aporta mucho para el equipo. De su generosidad para no dar ninguna por perdida se nutrió el gol uruguayo.
NAHITAN: Más ordenado y sin entrar tanto en el choca choca le dio solidez al mediocampo a pura entrega.
DARWIN NÚÑEZ: Y después de esperar casi cuatro partidos completos entró quien a partir de este momento es el niño mimado de Obdulio. «El tapa bocas», como le puso un amigo de esta casa, se puso la «9» sin pudor y saltó a la cancha. No habían pasado cinco minutos y se anticipó notable para sacar un cabezazo medio con el parietal, medio con el coco, pero lo importante es que entró. Su alegría en el rostro en el festejo seguramente sea una descarga ante tanta crítica recibida, especialmente cuando los hinchas de Peñarol nos desesperábamos al ver que al muchacho no le salía nada (lo mismo nos pasó en el sudamericano juvenil). Tremenda alegría ver a otro que viene de la última Sub-20 jugar en la mayor y aportar lo suyo.
OSCAR TABÁREZ: Hoy el Maestro Tabárez cumplió su partido número 200 como director técnico de la selección uruguaya incluyendo la participación en cuatro campeonatos mundiales y sus correspondientes eliminatorias y seis copas América.
Cuando llegó a finales de los 80 a la selección quiso cambiar la imagen de La Celeste pero los resultados en el Mundial de Italia no lo acompañaron para seguir adelante con su idea.
En 2006 volvió a la selección y su mayor aporte ha quedado en evidencia en el partido de hoy: la selección es una excepción a la regla del fútbol uruguayo. Está organizada, tiene una coherencia de trabajo y los frutos de las divisiones formativas se ven reflejadas en una transición que de manera natural comienza a verse en la mayor asegurando un recambio sin sobresaltos.
Los técnicos con más partidos dirigidos en la selección. Los cuatro que le siguen a Tabárez, sumados, no llegan a los 200 partidos.
Los hinchas esperamos campeonatos y éxitos deportivos. Es lógico, por suerte nacimos en un país donde salir campeón está dentro de las exigencias.
Por suerte a Tabárez lo acompañaron los resultados en Sudáfrica 2010 (es claro que si Gyan hacía aquel penal capaz que hoy no había festejo de 200 partidos) y su proyecto de selección encontró un cimiento fuerte que se terminó de consolidar en la Copa América 2011.
Se podrá discutir sobre el estilo de juego, la calidad de los resultados deportivos o de si fulano o mengano deberían jugar o no en la selección. Lo que a mi entender es indiscutible es la vigencia de su proyecto y el gran beneficio que le ha generado al fútbol uruguayo más allá de los avatares del deporte.
Mis respetos y admiración al tipo que cambió a la selección uruguaya en los úlimos 13 años, puso a La Celeste nuevamente en la elite del fútbol mundial y nos devolvió aunque sea por un ratito la ilusión de ver a Uruguay campeón del Mundo (y que cerquita estuvimos).
Felicitaciones, Maestro.
Obdulio se despide del comentario deportivo hasta la próxima Fecha FIFA que tiene un partido asegurado contra Hungría en noviembre. En el medio seguiremos contando nuestras aventuras con los gurises de la «temporada de otoño» y alguna que otra cosa que se nos ocurra compartir.
Obdulio comenta,
Obdulio son los Padres