El frío del lejano norte constrasta con las noticias que nos llegan desde Uruguay. Las actividades al aire libre son limitadas y el basquetbol nos ofrece dos cosas fundamentales en esta época: ambiente controlado y buen espectáculo.
Desde muy chico soñaba con ver un partido de NBA. Aquella serie final entre Boston Celtics y Houston Rockets que llegó a la televisión uruguaya en 1986 me atrapó para siempre. Larry Bird y su camiseta número 33 fue mi primer jugador favorito y los Celtics el equipo de mi preferencia hasta que me mudé a estas tierras.
Es que uno cuando llega aprende que debe hacerse hincha del equipo local sin importar de que cuadro eras antes. Aquí Washington Wizards es la franquicia de NBA de la zona así que por ellos simpatizamos. Tal vez Celtics y Lakers son de los pocos que superan las barreras de las modas y cuentan con simpatizantes en todo el país.
De todos modos, aún no me convencen de hacerme hincha de los Nationals, el equipo de béisbol. Todo muy lindo con eso de hinchar por el cuadro de la zona pero tengo mis límites.
Ya han pasado algo más de cuatro años de iniciada la aventura por estas tierras y obviamente he visto algún partido que otro pero nunca había tenido la oportunidad de contar en este blog la experiencia de un partido de NBA en vivo.
Esta temporada los Wizards vienen a los tumbos, repuntando levemente luego de algunos buenos resultados como local pero aún fuera de posiciones de Playoffs en la Conferencia del Este.
El partido de anoche fue contra Dallas Mavericks, uno de los mejores equipos de la Conferencia Oeste que cuenta en sus filas al esloveno Luka Doncic. Mi pequeño es admirador de ese jugador de los Mavs y por eso decidimos adquirir unos boletos para verlo en acción. Lamentablemente un esguince de tobillo lo ha dejado fuera de servicio por unos días justo cuando teníamos la oportunidad de verlo.
Al llegar al estadio uno debe pasar el control de seguridad de rigor. Si uno está ducho en estos temas el trámite no lleva más de 10 segundos. Una breve revisión de pertenencias, paso por el scanner y listo.
El clima gélido en el exterior constrastaba por completo con la temperatura ambiente en el estadio.
El bombardeo de ofertas pasan desde la tienda oficial del equipo, pasando por los distintos puestos de comida y algún stand de venta de cerveza. Todo está dispuesto y preparado para que uno no se vaya de ese sitio sin gastar un dolar más que lo que gastó en la entrada.
En nuestro caso, cambiamos el superpancho de costumbre por hamburguesa, y con las papitas y refresco de rigor nos fuimos hasta el lugar asignado en nuestro boleto de entrada.
El himno siempre se canta previo al partido y varía el estilo según su intérprete. Se escucha con respeto y nuestro hijo ya medio que lo canta. Yo no me lo aprendí aún.
El salto inicial daba paso al básquetbol que al fin y al cabo es lo que fuimos a ver y lo que les intentaré comentar en este post.
Para describir un poco a los equipos, los Wizards se caracterizan por elaborar ataques rápidos y no son de jugar muchas ofensivas estacionadas. Su defensa no viene aportando lo suficiente como para respaldar su juego de ataque y eso le ha costado varios puntos.
Bradley Beal es su jugador estrella y tiene algunos jugadores que aportan lo suyo en ataque como Rui Hachimura, un rookie japonés, Ish Smith en la base que tiene sus días y Davis Bertans, un letón que mide más de 2,10m y es una máquina de tirar (y embocar) triples.
Por el lado de los Mavs el también letón Kristaps Porzingis y sus 2,21m de altura intimida en defensa y aporta un repertorio variado que también incluye el tiro de tres puntos. Tim Hardaway Jr y Seth Curry acompañan y aportan desde el perímetro. Sin Doncic son la base del cuadro.
El partido se suponía favorable a los visitantes, sin embargo el tono defensivo de la primera línea de los Wizards forzó varios robos de pelota que provocaron puntos de contraataque mateniendo a raya a su rival que se iba arriba por cuatro puntos en el primer cuarto gracias al tiro de larga distancia y la certeza desde la línea del tiro libre.
Una de las cosas que más impresiona al ver uno de estos partidos en vivo es el ritmo con el que se juega. El ida y vuelta es constante y la velocidad es de vértigo. Los cambios de jugadores son permanentes pues es imposible sostener ese ritmo y además jugar unos quince partidos al mes con viajes en avión incluidos.
El segundo cuarto tuvo las mismas características siendo los Wizards quienes necesitaban de forzar un poco más los ataques para lograr puntos mientras que el juego de Dallas parecía fluir mejor. La gran diferencia eran los tiros de segunda oportunidad que conseguían los visitantes, mientras que el cerco reboteador de los Mavs bloqueaba oportunidades para los locales que no lograban capturar rebotes ofensivos los visitantes podían aprovechar segundas o terceras chances en un mismo ataque.
Dallas era una máquina de tirar triples (embocaron 10 de los 25 que tiraron en el primer tiempo), mientras que los Wizars apelaban a su alta efectividad en todos tiros para mantenerse en partido.
Al terminar el segundo cuarto los visitantes dominaban en el tanteador 64 a 62.
La segunda mitad del partido fue un ida y vuelta frenético que apenas daba tiempo para distraerse.
La nueva incorporación de los Wizards, Shabazz Napier, desde la base aportaba puntos de calidad y le dio un tono defensivo al equipo como pocas veces se había visto antes. Para eso lo trajeron y cumplió con creces.
Bertans, Ish Smith y Bradley Beal se alternaban en las anotaciones del local salpimentadas con el esfuerzo de los alemanes Isaac Bonga y Mo Wagner que se fajaban en la marca. Hachimura, aún sin estar al 100% físicamente daba una mano debajo del cesto donde Ian Mahinmi no podía solo contra las torres texanas.
Al entrar al último minuto de juego los Mavs estaban arriba por cinco puntos y todo se encaminaba para una victoria que era festejada por el puñado de hinchas que habían llegado a ver a su equipo.
Pero el Capital One Arena estalló de alegría cuando un esfuerzo defensivo de Bonga con un tapón increíble a Porzingis terminó en el aro rival con un triple asesino de Bertans.
Una nueva defensa buena de los locales se confirmó en el cesto contrario empatando rápido el partido en 117 faltando 40 segundos.
Por tercer ataque consecutivo los Wizards recuperan la pelota y Scott Brooks, el coach local, pidió tiempo. Al regresar Beal fue el encargado de rematar la jugada, pero el aclarado que le armaron no fue bien definido por la estrella local y a falta de seis segundos el ataque era de los Mavs que con todo se fueron arriba.
A falta de 1.8 segundos Bonga cometió una falta que mandó al rival a la línea de tiros libres. El jugador de los Mavericks erró el primero y embocó el segundo. Brooks volvió a pedir una tregua y armó la jugada para ganar el partido o morder el polvo de la derrota.
El saque fue desde el lateral en campo enemigo. Los receptores cantados eran Beal o Bertans y sobre ellos estarían las marcas más celosas.
Bertans fue el primero en mostrarse cortando hacia el vértice de la cancha mientras Beal desde campo propio emprendía su carrera por el eje central esperando la cortina de Wagner.
El pasador ni miró a Bertans y esperó el movimiento de Beal.
La cortina de Wagner fue firme pero y el amague de Beal en su carrera casi deja descaderado a su defensor que lo perdió por completo recibiendo la pelota sin marca y en carrera rumbo al aro.
Esta vez la definición fue excelente y la pelota entró en el aro haciendo explotar de alegría a la mayoría de los que allí estábamos.
El 119 a 118 en el marcador se selló luego de un intento de gol milagroso por parte de Dallas que con 0.2 segundos intentaron convertir tirando un centro al área para que alguno la cacheteara cerca del aro.
Los Wizards ganaron un partido increíble completando un espectáculo redondo.
Las cuatro cuadras que nos separaban de la estación del metro más los cuarenta minutos de viaje en el tren fueron ocupados por los comentarios y recuerdos del partido. El frío intenso y la cantidad de edificios en construcción que íbamos descubriendo en el camino no lograron esta vez el protagonismo en la charla como en otros viajes.
Siempre trato de compartir las experiencias vividas en el lejano norte y cuando incluyen deporte (que hacen otros) expreso mi parecer en este modesto blog. Poder dedicarle un post a un partido de la NBA era algo que tenía pendiente.
Hoy los Wizards me dieron buena letra.
Obdulio no erra tiros libres,
Obdulio son los Padres
NOTA: Como no puedo colgar videos de manera directa en este blog comparto abajo el video de la jugada final publicado en Twitter que permite el acceso aunque no tengas cuenta en esta red social.