En la historia de los mundiales hay equipos que quedaron para el recuerdo sin importar si éstos fueron campeones o no. Alcanza con conseguir resultados sorprendentes, algún partido ganado contra alguna potencia o tener un jugador que se ganaba la admiración de los hinchas durante la competencia.
Un ejemplo bien claro de esto es el que recordara Obdulio en su primer post al respecto, Equipos memorables: Camerún 1990 pero pocos lograron hacer historia por su forma de juego novedosa.
En ese rubro selección holandesa del Mundial 1974 se lleva todos los premios pues marcó un antes y un después en la forma de concebir el fútbol y jamás se volvió a ver algo tan sorprendente y revolucionario en los fields de la World Cup.
UN SALTO PROFESIONAL
El Mundial de México 1970 fue el final de una Era. Cuando el brasileño Carlos Alberto levantó por última vez la Copa Jules Rimet se cerraba un ciclo en la historia de los mundiales donde el juego era más posicional y la técnica superaba al físico.
Para ser gráficos respecto a la forma de juego, la selección de Brasil se daba el lujo de jugar sin delanteros alineando a cinco «número 10» en su ataque (Gerson, Jairzinho, Tostao, Pelé y Rivelino). Con esos nenes para qué llevar un «9» para que cabecee centros.
La Copa del Mundo de la FIFA se estrenaba en Alemania 1974 y el fútbol comenzaría a virar lentamente al negocio que conocemos actualmente dejando de lado el semiamateurismo que aún reinaba en especial por nuestras tierras del sur.
La marca de las tres tiras puso el balón oficial, que por segunda vez tendría sponsor, y los alemanes prepararon un mundial con nueve sedes para los 16 participantes que incluiría a nuestra querida selección celeste en su peor versión mundialista y a la protagonista del post de hoy:
LA NARANJA MECÁNICA
Los equipos europeos siempre se destacaron por sobre los sudamericanos por su potencia física. La preparación en éste rubro emparejaba el duelo con nuestros equipos que poseían mejor técnica. Brasil y Uruguay sumaban más mundiales que el resto de los equipos europeos (Italia, Alemania e Inglaterra).
Los duelos tácticos se basaban en la distribución de los jugadores que tenían sus «parcelas» en la cancha y su función en el campo se podía identificar apenas viendo el número que llevaban en la espalda.
En 1971 se estrenó la película «A Clockwork Orange» («La naranja mecánica» para hispanoamérica y España), adaptación de la novela de igual nombre escrita por Anthony Burgess editada nueve años antes.
Aquella película inspiró a los cronistas de la época que no tuvieron mejor idea que bautizar a este equipo que se movía en la cancha con la precisión de una máquina afinada y revolucionó el fútbol con el mismo nombre del film de Kubrick.
EL FÚTBOL TOTAL
El entrenador Rinus Michels presentó en aquel mundial un equipo que sorprendió en tres aspectos básicos del juego y aprovechó la exhuberancia física y riqueza técnica de sus dirigidos al máximo.
A esta forma de jugar se la bautizó «fútbol total» y tenía premisas básicas que repasaremos a continuación:
POSICIONES ROTATIVAS
En un aparente desorden ocupaban los lugares de la cancha sin un jugador fijo asignado por puesto. Mientras un jugador tenía la pelota otros estaban en constante movimiento. Quien más se lucía en ese rubro era Cruyff que salía jugando desde el fondo y terminaba en el área rival aplastando contrarios a puro dribbling en carrera.
PRESSING
La presión alta en su máxima expresión. El dominio territorial empezaba con los delanteros presionando a la defensa rival y los centrales holandeses parados en el círculo central asfixiando al contrario con superioridad numérica en todos los sectores gracias al gran despliegue físico.
En todo momento parecían anticiparse a los movimientos del oponente que terminaba frustrado tirando la pelota para adelante.
La presión en «modo manada» se hacía con frecuencia y suponía mandar a varios jugadores a presionar sobre uno y otros cubriendo los posibles pases que se podían saltear a ese grupo de jugadores.
VOCACIÓN OFENSIVA
El dominio territorial se completaba con evoluciones con toques cortos y proyección por los laterales sorprendiendo por el lado contrario. Siempre había un jugador parado bien contra el lateral para abrir el campo y estirar la defensa rival.
Una característica del equipo era la carencia de un número 9 clásico. Los laterales eran punteros extras, una rareza para la época.
Los espacios de la cancha era exprimidos casi como los de la propia ciudad de Amsterdam. Los jugadores holandeses nunca «estaban» en una posición sino que «llegaban» a ella.
EL CAMINO MUNDIALISTA
La primer víctima de los holandeses fue Uruguay. Como contáramos en el post Uruguay en los Mundiales: barranca abajo (parte 1) de no ser por Ladislao Mazurkiewicz y la mala puntería de los holandeses el resultado pudo ser un adelanto del 6 a 1 contra Dinamarca. Con el 2-0 inicial presentaron sus credenciales y marcaron la cancha para el resto del campeonato.
Los suecos luego de ver el partido inicial tomaron otras precauciones y le robaron un empate 0 a 0 pero los búlgaros no pudieron soportar a los capiteaneados por Cruyff que los golearon 4 a 1.
Los dos primeros de cada uno de los cuatro grupos iniciales se dividieron en dos series de cuatro equipos que clasificaría al primero de cada uno a la gran final y los segundos se conformarían con el partido por el tercer puesto. Este formato se repitió en Argentina 1978.
Los holandeses se enfrentaron a Argentina, Alemania Oriental y Brasil.
La naranja mecánica despachó a los argentinos 4 a 0, y 2 a 0 fue el resultado que obtuvo ante los alemanes que habitaban del otro lado del muro de Berlín y los brasileños.
La gran final se disputó en el Estadio Olímpico de Munich contra Alemania Federal.
Los alemanes no lograron tocar la pelota hasta mover del medio luego del primer gol del partido. El paciente movimiento de pelota holandés terminó con una jugada genial y cambio de ritmo acalambrante de Cruyff a quien le cometieron penal.
Neeskens cambió el penal por gol a los 2 minutos de juego y todo hacía pensar que los holandeses se iban a llevar la primera Copa FIFA.
Pero los alemanes empataron rápido a los 25 minutos del primer tiempo tras un penal que remató Breitner. El asedio alemán durante el primer tiempo se salteó el pressing, las manadas y todas las tácticas holandesas poniendo en apuros a la defensa y haciendo trabajar a Jan Jongbloed, el golero que jugaba con la camiseta #8.
Para completar la reacción los alemanes dieron vuelta el partido en la hora del primer tiempo por intermedio de Müller (una selección alemana sin un Müller es como una uruguaya sin un Rodríguez o una paraguaya sin un Cáceres o Benítez).
Sepp Maier se lució en el primer tiempo tapando un mano a mano pero en la segunda parte fue parte de la explicación para que el tanteador no acumulara goles para los holandeses. Entre él, alguna mala definición y una salvada de Breitner en la línea salvaron a los locales.
Alemania tuvo de las suyas y hasta un gol le fue anulado por offside.
Partidazo.
En nuestra sección «Vean» les mostramos el compacto del match.
La final de 1974 es de las finales más lindas de ver por el ida y vuelta y la incertidumbre en el resultado.
Cuando un equipo sorprende en una Copa del Mundo y pretende ser campeón tiene que tomar examen contra Alemania.
Los holandeses lo perdieron y se volvieron a casa con las manos vacías.
SEGUNDA OPORTUNIDAD
La selección holandesa viajó al Mundial de 1978 en Argentina sin Cruyff y carente del estilo que sorprendió en Alemania.
Con otro entrenador (el austríaco Ernst Hapel), los holandeses fueron un equipo sólido con los hermanos Van der Kerkhoff, Resembrink, Neeskens, Rep y Naninga como los players destacados.
Le ganaron a Irán, empataron a 0 con Perú y perdieron con Escocia en la serie. En la segunda ronda empataron con Alemania a 2 y le ganaron a Italia y Austria 2 a 1 y 5 a 1 respectivamente.
La final la perdieron contra Argentina en el alargue. Una pelota de Resembrink en el vertical derecho argentino sobre la hora de los 90 minutos es de lo más recordado de aquel partido que pudo ser la Copa para los holandeses.
Kempes x 2 y Bertoni le dieron a los argentinos su primer mundial.
Sobre la ausencia de Cruyff se especuló durante muchos años. Se dijo que no fue por problemas con los premios para los jugadores o que no iba en protesta al gobierno dictatorial que gobernaba Argentina.
El propio Cruff declaró años más tarde «No fue por eso, si hubiera sido por cuestiones políticas nunca habría jugado en España durante la dictadura de Franco», afirmó. «Había anunciado mi retirada de la selección en 1977. Me cansé, había cumplido mi ciclo. Se inventaron muchas historias sobre eso».
Pero los motivos fueron mucho más personales.
Cruyff declaró en 2008 que semanas antes del mundial sufrió un intento de secuestro junto a su familia: «En ese momento vino alguien y me puso un rifle en la cabeza, estaba atado, mi mujer atada, junto con los niños en el piso de Barcelona» … «mis hijos iban al colegio con la policía, y en mi casa también tuve vigilancia durante unos cuantos meses. Llega un momento que dices ‘basta’. Hay momentos en que hay otros valores en la vida»,
El hombre tenía sus prioridades bien definidas.
La Naranja Mecánica revolucionó el mundo del fútbol con su estilo de juego en 1974.
Esa concepción del «fútbol total» ha querido ser recreada por otros equipos y tal vez el Barcelona de Guardiola entre 2009 y 2011 fue quien más se acercó.
A nivel de selecciones el dominio territorial de España en Sudáfrica 2010 y la Eurocopa 2012 quizás se puedan comparar en algún punto, pero nada igual a aquel equipo de 1974.
Obdulio les debía un post sobre este gran equipo que hizo historia sin levantar una sola copa.
Obdulio cumple y recuerda,
Obdulio son los Padres
Obdulio cita sus fuentes:
https://en.wikipedia.org/wiki/1974_FIFA_World_Cup
https://www.fifa.com/worldcup/archive/germany1974/
https://www.marca.com/futbol/argentina/2016/03/26/56f687cb22601dc7368b45c9.html
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