El proceso de transformación de la Banda Oriental hacia Uruguay no fue una tarea sencilla. La construcción de una identidad no se realiza de un día para el otro y nuestro país estaba en plena etapa consolidación del ser uruguayo.
El triunfo de la selección uruguaya en los Juegos Olímpicos de París y Ámsterdam hizo conocer al público europeo una nación que se estaba consolidando como tal. A través del fútbol Uruguay se hizo conocer afuera y se afianzó adentro.
Los primeros torneos internacionales de fútbol fueron organizados por asociaciones nacionales y la FIFA decidió tomar las riendas del asunto cuando organizó el campeonato del mundo amateur en los JJ.OO. de 1920 en Amberes y los conocidos de París y Amsterdam.

Debido a que el fútbol no estaba en los planes del Comité Olímpico Internacional para los Juegos de 1932, la FIFA decidió en el Congreso de 1928 la creación de un torneo independiente de los Juegos, sólo para el fútbol y permitiendo la participación de jugadores profesionales.
El mundial de 1930 tenía en la lista de organizadores a Italia, España, Suecia, Hungría y los Países Bajos, sin embargo la candidatura de Uruguay sedujo a Jules Rimet por varios motivos:
- En lo deportivo era el campeón vigente.
- Europa seguía en reconstrucción y las tensiones internas no eran fáciles de dominar así que había que buscar un lugar «neutro» que fomentara el espíritu de paz.
- Uruguay estaba en pleno desarrollo de su infraestructura y propuso la construcción de un estadio nuevo con tal fin.

El golpe de gracia que definió la candidatura de Uruguay fue el económico. Nuestro país se comprometió a pagar los jornales perdidos por todos los integrantes delegaciones que se trasladarían a jugar la Copa del Mundo desde el momento de la partida de su país hasta el regreso, garantizando así que nadie perdiera su sustento por irse a tierras lejanas a patear una pelota.
Ninguno de los países competidores estaba en condiciones de afrontar ese gasto y la candidatura de Italia, el último competidor, fue bajada luego del apoyo de Argentina a Uruguay, así que por unanimidad el pequeño país pujante del sur fue elegido para la organización de la primera Copa del Mundo.
LOS PRESENTES Y LOS «SE ME COMPLICÓ, NO PUEDO IR»
FIFA decidió que el número de integrantes del campeonato debía ser de 16 y envió invitaciones a todos los países miembro. El formato elegido era el mismo usado en los Juegos Olímpicos y posteriormente en los mundiales de 1934 y 38: partidos de eliminación directa.
La idea original de 16 se redujo a 13 y se decidió dividir a los equipos en cuatro grupos. El ganador de cada grupo clasificaría a las semifinales. A diferencia del mundial del 50, la ronda final fue igual a la que conocemos hoy en día y no hubo liguilla por puntos.
Además de Uruguay, ocho fueron las naciones americanas que participaron: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Estados Unidos, México, Paraguay y Perú.

Los europeos que habían votado al organizador le dieron la espalda al mundial y alegando problemas económicos declinaron la invitación. Si en 1950 Brasil les quedaba lejos imaginen Uruguay en 1930.
A Egipto lo invitaron medio tarde y tampoco le pusieron muchas ganas para viajar. Los tipos estaban descubriendo los secretos escondidos en las pirámides y pidieron la postergación para preparar el viaje a tierras desconocidas, cosa que la FIFA no aceptó.

Finalmente la presión de Jules Rimet y otros dirigentes llevaron medio a prepo a las selecciones de Bélgica, Francia, Rumania y Yugoslavia.
El Rey de Rumania eligió al azar a los futbolistas de su país mientras que Francia no llevó a su principal figura, Manuel Anatol.
Ustedes se lo perdieron, muchachos.
LOS ESTADIOS
Uruguay preparó un estadio espectacular hecho en hormigón armado dejando atrás las viejas estructuras de madera del típico estadio inglés. El art decó fue el legunaje arquitectónico elegido y la obra del arquitecto Juan Antonio Scasso se remató con un elemento potente que caracteriza a nuestro coloso de cemento: la torre de los homenajes.
No era la primera vez que se construía un estadio con la finalidad de recibir un torneo internacional. Para la Copa América de 1917, la primera en casa, en el Parque Pereira fue el escenario de aquel torneo. Se trataba de una enorme estructura de madera con capacidad para 40.000 personas ubicada donde hoy se encuentra la pista de atletismo de Montevideo.

El mundial se iba a jugar íntegramente en el Centenario pero algunos retrasos por lluvia forzó a los organizadores el uso de otros dos estadios existentes en ese momento: El Gran Parque Central y el Field de Pocitos.
El Estadio Centenario es el único de los tres que sigue en pie. La única de las cuatro tribunas que mantiene su aspecto original es la Olímpica, mientras que las otras han sido ampliadas con el correr de los años.
Antes que algún sensible de los estadios le reclame a Obdulio sobre «el primero» o «el más viejo» o lo que sea, le aclaro que los otros dos estadios usados no existen más. A uno se lo devoró el tejido urbano y al otro un incendio. El Gran Parque Central que conocemos hoy es una estructura de hormigón armado construida en 1944 ubicada en una posición diferente al estadio original.
LA FASE DE GRUPOS
Las trece selecciones se dividieron en cuatro grupos, de los cuales uno tenía cuatro equipos y los otros tres. Los ganadores de cada serie clasificaban a las semifinales y los ganadores de esos partidos jugarían la gran final. Fue la primera vez que FIFA usó este tipo de formatos para un torneo internacional que recién se repitió en Brasil 1950.
Uruguay, Perú y Rumania
Brasil, Yugoslavia y Bolivia
Bélgica, Estados Unidos y Paraguay
Argentina, Francia, México y Chile
El 13 de Julio empezaron los partidos.

El Estadio Centenario se inauguró el 18 de Julio con el desfile inaugural y el partido entre Uruguay y Perú.
Los partidos de la primera fase serán tema del próximo post.
Obdulio recuerda,
Obdulio son los Padres
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