Bayern Munich se consagró campeón del Mundial de Clubes FIFA disputado en Catar tras ganar el partido final 1 a 0 sobre Tigres de México.
Obdulio terminó el almuerzo, se preparó un cafecito y se vio la final de la que para él sigue siendo la Copa Intercontinental pero con protagonistas cambiados. Es que por primera vez un equipo de Norteamérica llegó a la final, pero como le sucedió a todos los equipos mexicanos que jugaron en este mini campeonato perdieron contra los europeos.
Los sudamericanos una vez más nos quedamos con las ganas de ver a uno de los nuestros en la final y para colmo Palmeiras terminó en el cuarto puesto luego de que Felipe Melo errara su penal en la definición contra el Al-Ahly egipcio (y Obdulio esbozó una sonrisa).
El partido final fue dirigido de buena forma por el uruguayo Esteban Ostojich que asistido por el VAR anuló y concedió un gol para el Bayern. Es increíble que los mismos que se toman horas para determinar una decisión por el video arbitraje en CONMEBOL sean tan perezosos y cuando la FIFA los mira de cerca sacan todos los trámites ágiles y casi sin demoras.
El juego empezó con el impulso de Tigres que salió decidido a dar el zarpazo (perdón, tenía que decirlo, prometo no repetir el comentario). La presión en tres cuartos de cancha y la posibilidad de arrimarse al arco de Neuer duró lo mismo que la pelota en los pies de Muslera cada vez que ve la mano levantada de Suárez pidiendo que inicie la jugada patentada de Tabárez.
La primera vez que Bayern logró romper líneas y sacar al equipo por el lado izquierdo donde atacaba Coman se terminaron las pretensiones de los mexicanos y entendieron que los alemanes iban a tener la pelota, dominar el campo y el resto del partido sería una apuesta a encontrar «esa» pelota cerca del arco en los pies de Gignac, el diferente de los amarillos.
Bayern no juega ni al tiqui tiqui ni «directo». Los alemanes juegan sencillo, a lo que pide el partido y se salen del libreto apelando a la habilidad de sus extremos, el citado Coman y Sané, el despliegue de Gnabry y la visión periférica defensiva y ofensiva del mejor del partido: Kimmich. El #6 es un especialista en cubrir los huecos de sus compañeros cuando abandonan su posición para irse al ataque y tiene la habilidad necesaria para desdoblarse y encontrar los huecos del rival con pases precisos, sin pretensiones de lujo pero con una efectividad asombrosa.
Si además arriba tenés a la bestia de Lewandowski, las subidas de Davis por izquierda (es un avión) y por las dudas Pavard que acompaña y llega al gol, el panorama para cualquier rival es complicado.
Tigres jugó replegado y le hizo complicado el partido a Bayern que necesita iniciar una y otra vez la jugada para desenredar el tejido del mediocampo y defensa mexicana, que jugaban bien cerca y cubrían espacios con un esfuerzo supremo en comparación al del rival. Cuando se despegaban de esa marca aparecía Guzmán, otro en el podio de los mejores del mach, con atajadas importantes para estirar el cero en el arco o mantener corta la diferencia.
El gol de Bayern llegó como consecuencia del dominio absoluto del partido y la imposibilidad de que los defensores mexicanos no la pudieran reventar hacia algún lugar donde se ubicara algún jugador con camiseta amarilla. El frontón se hizo insoportable y por decantación cayó el arco de Tigres.
Un centro desde la posición de «8» a Lewandowski que pelea lícitamente la pelota con Guzmán, ésta queda boyando en el área y Pavard con la caña al hombro la mandó a guardar. El VAR se tomó su minuto de (mala) fama para deliberar y finalmente las sospechas de offside del delantero polaco se despejaron y Tigres sacó del medio.
Vale aclarar que además del offside se protestó mano de Lewandowski luego del despeje de Guzmán, cosa que a entender de Obdulio (yo en esta me lavo las manos) la pelota pegó en un sector del brazo que en la actualidad no se considera para cobrar mano en cualquier circunstancia.
Los alemanes mantuvieron el ritmo pese a los cambios y le sacudieron las manos a Guzmán más de una vez, incluso el zaguero Salcedo estuvo a punto de protagonizar el blooper del partido que fue bien resuelto por el arquero argentino tras un pase de cabeza que lo agarró caminando en sentido opuesto al golero.
A Tigre no le alcanzó con el empuje de Carioca, las ganas de Aquino y González ni los centros peligrosos generados por Dueñas para habilitar a Gignac. El último tiro libre intentó emular la emoción del partido contra Alianza por la CONCACAF Champions con Guzmán en el área apelando a un cabezazo salvador, pero con el Bayern no se jode y el partido terminó con victoria para los rojos de Baviera.

Bayern se anota su sexto trofeo al hilo de la temporada: Bundesliga, Copa de Alemania, Champions League, Supercopa de Alemania, Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. Unos egoístas que no dejaron nada para nadie.
Obdulio comenta,
Obdulio son los Padres