Volvieron las Eliminatorias Sudamericanas después de casi ocho meses y Obdulio con un grado de ansiedad importante me abrió la computadora y se puso a escribir él.
El clásico de los «guay» terminó empatado sin goles aunque no faltó la asistencia del recurso que vino a destruir el fútbol en Sudamérica: el maldito VAR.
Pase, lea y vea lo que Obdulio tiene para decir del empate de los esforzados atletas vestidos de celeste, que hoy estrenaron camiseta (la pereza de los diseñadores de PUMA es increíble).
Vamos al match:
Si hay partidos donde al Maestro Tabárez no le da pudor alinear a tres jugadores en el fondo es contra los paraguayos. Obdulio se preguntó esto durante muchos años y en épocas de covimundo encontró esa palabra que define el asunto y que tanto rechazo genera: «AGLOMERACIÓN».
Eso fue lo que pasó en la mitad de la cancha, donde no hubo yogurt promocionado por la muchacha con problemas para ir al baño de turno que lograra destrancar el match.
El plan de Berizzo fue muy claro: que la pelota la tengan Josema, Godín o Cáceres y prepararse para la jugada patentada del estratega celeste: pase largo, peinada y gol del delantero que llegue a espaldas de la desnorteada defensa. Pero con los paraguas no se jode y lograron neutralizar nuestra vía rápida (y desesperada) al gol. Casi sale sin peinada, pero parece que así no vale y el cabecita Rodríguez le erró a la pelota cuando saboreaba una volea en el corazón del área.
Suárez tuvo su chance para rematar los primeros diez minutos del primer tiempo donde los nuestros dominaron presionando en el medio, tratando de abrir la cancha y con el buen trato de pelota que le intentaron dar Valverde y Bentancur, que poco a poco fueron deglutidos por la aglomeración del medio.
Paraguay logró tapar las subidas de Giovanni y Viña, mientras que entre Lucena, Giménez y Villasanti armaron un arroz con queso rallado en el medio que inmovilizaba todo.
En la suya, con centros peligrosos y demostrando superioridad en el juego aéreo la albirroja encontró sus oportunidades, aunque la mejor fue un toqueteo rápido cerca del área que terminó con un tiro de Romero que tapó notable el verdoso Muslera.
En épocas de VAR le anularon un gol al «muchacho que bebe» por offside de Viña. Si Ud. no entendió que Obdulio quiso hacer un chiste relacionado al vino, la vendimia y los problemas de un periodista deportivo para abrir la boca a destiempo cuando a nuestro delantero le salía el pase a Europa no lo culpo. El primer tiempo terminó siendo tan malo que desde el minuto 23 hasta el momento de escribir esto en los 15 de descanso pensé que poner esta pavada era una buena idea.
A criterio de Obdulio «OFFSIDE CONMEBOL» que se le cobra a Paraguay en momentos de apremio (se ve que el asado del Cuqui no estuvo tan bueno). Un espanto lo del línea y los burócratas que ven el partido por monitores y pese a ser profesionales en el asunto no leyeron la regla del offside. Como dijo Godín luego del partido, «una vergüenza».
El primer tiempo se fue entre bostezos, una revisión de VAR por posible roja a Vecino (por suerte Roldán se había gastado el comodín con los paraguas en el gol y desestimó la sugerencia de la muchachada inquieta de los monitores y las reglas), más pelotazos de Godín, Josema y Cáceres, sazonados con alguna cagadita de Valverde en el medio con pases al hombre invisible (quizás a la zona donde juega Casemiro).
Feíta la criatura. Típico clásico de los «guay».
«¿Qué cobras, mancha? Dale que es fúbol esto» El poeta, Luis Suárez.
Así empezó el segundo tiempo contra la Tribuna América entre el 9 uruguayo y el línea de ese sector.
Pues parece que le hicieron caso porque durante 20 minutos siguieron con vía libre para reventarla sin pudor.
Uruguay nublado por el rival no lograba penetrar a los contrarios aunque nunca estuvo en peligro el arco de Muslera, que apenas tuvo que desparramarse contra su derecha para tapar un tiro de Almirón, el más peligroso de los paraguas en el segundo tiempo.
Apenas un tiro de Suárez por encima del horizontal tras una pelota peleada por Giovanni en el vértice del área fue lo más peligroso de todo el segundo tiempo de los celeste que pese a mejorar en el último tramo del partido no logró inquietar al amarilloso Silva.
El segundo tiempo terminó siendo como cuando uno toma una tónica Paso de los Toros, una sensación refrescante y dulzona al primer sorbo (tras el ingreso de Torres), pero la amargura final del resultado que vuelve a dejar a Uruguay sin sumar de a tres en el Estadio.
Lo dicho, lo mejor del partido fue el ingreso del juvenil de Peñarol que se animó a hacer lo que los experientes y renombrados no se animaron (o no pudieron): encarar, pasársela a los compañeros y patear al arco. Un placer ver al gurí que a pura desfachatez empezó a mostrar el camino hacia el arco rival jugando en el carril central del campo al principio y luego abierto por derecha.
Uruguay se adueñó de campo y pelota en los últimos 20 más los descuentos pero nada pudo con el cerco paraguayo.
Los cambios posteriores no mejoraron el panorama. Se olvidaron de Viña en el segundo tiempo y cuando lo sacaron empezaron a jugar por allí pero con Cáceres que tiene menos desborde por izquierda que Abascal (Obdulio no dice «Armando Méndez» para que no lo acusen de flechado).
Un poco mérito defensivo del rival y otro poco inoperancia celeste terminaron por definir el partido del mismo modo que entraron a la cancha: sin goles.
Sobre la hora el VAR desestimó una mano en el área que fue menos penal que el de Coates contra Chile, así que ahí no podemos reclamar nada.
En resumen, un asco el partido, no jugamos a nada.
Obdulio se deja de cháchara y sin escalas se va a lo que están esperando grandes y chicos: el unoxuno
MUSLERA: Después de mucho tiempo volvió al arco de Uruguay y con un par de buenas intervenciones opacó el verde cotorra de su vestimenta.
JOSEMA: Siempre rinde con Uruguay. Le tocó marcar a Almirón y salvó con buena nota el mano a mano con el más complicado de los delanteros paraguayos.
GODÍN: Con Josema y Cáceres es otro precio. Buen partido del capitán.
CÁCERES: Sin la responsabilidad de marcar el lateral dio rienda suelta a su desorden subiendo a cortar en el medio, atropellando a los rivales y recordando que cuando juegan él y Nández el caos es más divertido. Otro de correcto match.
GIOVANNI: Si da de él lo que todos esperamos y además termina con la camiseta de color azul, Obdulio se da por satisfecho. Buen partido del hijo del Juanchi.
VIÑA: Buen primer tiempo subiendo con criterio. Cuando se aburrió de esperar que le pasaran una pelota en el segundo tiempo el Maestro lo sacó con buen tino. Lástima que después se la empezaron a dar a Cáceres.
VECINO: Según Tabárez es un volante moderno, de ida y vuelta y que le soluciona muchos problemas. Los problemas de Uruguay empezaron a solucionarse cuando salió él en el segundo tiempo. Para pensarlo, Maestro.
VALVERDE; En el primer tiempo extrañó a Kross y Casemiro, en el segundo se acordó de ZIdane y todas las ideas que le dio a Tabárez haciéndolo jugar por todos lados. Por derecha en el segundo tiempo tuvo una sola buena jugada, pero cuando volvió al medio demostró donde debe jugar en Uruguay.
BENTANCUR: Siempre parece que se va a tomar un tiempo más para dar el pase y te deja al borde de la puteada porque parece que la pierde por perezoso. El fútbol italiano aún no lo ha educado para pegar bien. Más Gatusso y menos CR7, mijo.
JONA RODRÍGUEZ: Cuando no juega Cavani se nota, pero cuando el «cabecita» no hace lo que se espera de él la cosa empeora. Impreciso con la pelota. Supongo que parte de eso incluye el barullo de su compañero de ataque pidiéndoselas todas como si fuera un sorete comilón que no se la pasa. Tuvo dos claras: a una le erró a la pelota, a la otra le quedó larga cuando la bajó de pecho. Para colmo le anularon mal un gol. Ah! che! ahora que me doy cuenta, no estuvo tan mal al final.
SUÁREZ: Absorbido por la zaga paraguaya, se puso el balde y se fue a jugar por todos lados menos al que le corresponde. Cuando tuvo alguna oportunidad la desperdició definiendo mal o tarde. Pese a todo, es irremplazable.
TORREIRA: Mejoró el medio con mejor trato de pelota y más dinámica. Todo eso que se suponía que tenía el jugador que salió por él. Convengamos que fue menos malo
EL BRIAN: Ya sin Rodríguez entró a cumplir con la cuota de un apellido que no puede faltar en ninguna delegación uruguaya que se precie de tal.
FACU TORRES: Lo mejor de Uruguay apenas con la intención de tocarla de primera, encarar a los rivales y tratar de desbordar por ambas bandas. Se tomó el atrevimiento de patear un tiro libre e intentar cerrar alguna jugada. Muy buenos minutos del jugador con mejor proyección del fútbol local.
El equipo de Tabárez (que dirige en su silla de oficinista y les da la bendición a los jugadores que van a entrar mientras Rebollo les muestra las hojitas impresas para explicarles por donde tienen que jugar), cedió dos puntos de los que se pueden poner en el presupuesto de los perdibles en el Estadio y deberá ganar en Venezuela si no quiere perder pie en su camino a Catar 2022.
Obdulio extrañaba escribir sobre las peripecias de la Celeste. Por suerte volvieron las eliminatorias. Una excusa para estar un ratito más cerca de casa.
Nos vemos el martes.
Obdulio se va a tomar una,
Obdulio son los Padres