Proceso, actitud y anatomía. Los nuevos desafíos de La Celeste

Obdulio analiza el momento del proceso del Maestro Tabárez en otro de sus informes pretenciosos. Espero que tenga tiempo, porque hace tiempo que nuestro columnista estrella no metía mano en el teclado.

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Las Eliminatorias siempre han sido una competencia dolorosa para nuestro seleccionado y de algún modo u otro las cuentas pendientes entre técnicos, jugadores, periodismo deportivo y público en general se intentan cobrar ante cada resultado, ya sea negativo o positivo

El círculo vicioso de este proceso más o menos empieza con la llegada de un nuevo técnico, que dependiendo de su pasado será apoyado por hinchas de un equipo grande u otro, por votantes de un partido político u otro y por seguidores o detractores del estilo que este entrenador haya demostrado previamente. Son pocos los que han esquivado todas estas balas del resentimiento local, que cuando se alinean todas pueden ser insoportables.

Con la acumulación de resultados ese entrenador se irá envalentonando en sus declaraciones o poniéndose cada vez más a la defensiva y las cosas por lo general se terminan rompiendo por el hilo más fino. Ante la primera adversidad el entrenador de turno y todo su equipo se van para sus casas en medio de los «te lo dije» y «no le dieron tiempo para trabajar al hombre».

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En el medio estamos los hinchas, cansados de resultados adversos y provistos de muy poca paciencia para alinear expectativas vs realidad y por supuesto los que hacen su juego desde los medios de comunicación para acarrear agua para su molino. Aparecerán otros entrenadores, o ex entrenadores de la selección hablando de cómo lo hicieron ellos y por no tener tiempo no lograron hacerlo, pero ahora están más preparados y seguro lo harán bien, y los que cumplen sus roles de pro y contras sin pudor a cambio de un auspicio de rulemanes.

Este escenario se agudizó desde el ingreso de las redes sociales a la discusión, pues gratis y con un micrófono a veces más potente, los hinchas nos expresamos a través de nuestros cómodos teclados pidiendo la cabeza del mandamás de La Celeste y logramos generar, en masa, mucho más amplificación de nuestras quejas o elogios que los propios profesionales de los medios clásicos de comunicación.

Carrasco es el nuevo entrenador de Olimpia - Paraguay.com

Mire sino, aquí les escribe alguien que no ha sido capaz de organizar un fútbol 5 entre amigos con relativo éxito sostenido o detener algún potente shot de otro oficinista, como uno, que se pone como puede una camiseta dry-fit para sentirse por un rato Zlatan Ibrahimovic o Chilavert, y opina sin ningún pudor sobre organización de planteles, manejo de grupos humanos y armado de un equipo de fútbol profesional entre otras cosas que abarcan este deporte y de las cuales desconoce en su mayoría.

En fin, es la magia del fútbol. Todos podemos opinar desde nuestro modesto lugar y pensar que tenemos la solución.

El círculo termina siempre con un entrenador yéndose «ganador» o «por la puerta del fondo». Lo difícil muchas veces es determinar o saber cuando retirarse a tiempo.

El «proceso de selecciones nacionales» del Maestro Tabárez ha sido el primero que se puso bajo la lupa de todas estas condiciones previamente explicadas. Solo para comparar con el vecindario, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia o Ecuador han rotado entrenadores en algún punto del círculo vicioso, con resultados más o menos parecidos: la búsqueda de un nuevo DT «porque este es un perdedor que no sirve para nada».

Vale recordar que antes de que se acuñara el término «Scaloneta» los periodistas deportivos argentinos dudaban de las capacidades del actual entrenador al que hoy elogian al punto tal que en la escuela de los alcahuetes (y panqueques) prohíben ver estos videos o leer lo que se escribe del DT para no pasarse de rosca.

Volviendo a Tabárez, cabe aclarar que el entrenador llegó después de una dolorosa eliminación del Mundial Alemania 2006 a manos de Australia, por penales. El «flaco» Jorge Fossati había logrado enderezar un barco que le dejó muy deteriorado el inefable JR Carrasco pero no le alcanzó para lograr el objetivo de ir a la Copa. Entre otros puntos positivos, apareció un nuevo liderazgo encabezado por Diego Lugano y Diego Forlán que poco a poco tomarían la posta que la vieja guardia terminó de ceder cuando Tabárez llegó a la selección y los borró tras la Copa América de Venezuela 2007.

Ten years since Australia v Uruguay: the story of the Socceroos' greatest  moment | Australia | The Guardian

En ese mismo año 2007 surgían tres figuras que hasta hoy se mantienen en la selección: Luis Suárez, Edinson Cavani y Martín Cáceres. Junto a la «vieja guardia» que Tabárez decantó y otros jugadores como Diego Godín, Diego Pérez y Sebastián Eguren la selección armó un grupo sólido que fue la base para clasificar a duras penas a Sudáfrica 2010.

En el medio del camino aparecieron voces a favor y en contra de Tabárez, quién se peleó con varios «formadores de opinión» como el «Toto» Da Silveira o Julio Ríos, que los domingos por la mañana y por la noche se encargaban de pegarle duro y parejo al DT y sus jugadores. Si le agregamos que los jugadores no estaban (en su mayoría) asociados a «Paco» Casal ni tenían el visto bueno de Tenfield, el combo anti la vieja escuela blindaba al grupo de los malos resultados y la paciencia se extendía ante el «bien mayor» de que no volvieran las «viejas prácticas» a la selección.

La participación en Sudáfrica 2010 y la obtención de la Copa América 2011 (eliminando a Argentina en el camino por penales) generaron un sentimiento que hacía muchos años no pasaba en la selección. Aquello de «devolverle la selección a la gente» se materializó en resultados tangibles que hacía tiempo no se veían.

Los críticos pasaron a cuarteles de invierno y apenas se animaban a hablar del estilo de juego, pero los defensores retrucaban con el «pero meten como caballos, dejan todo en la cancha y se matan por venir a jugar a la selección».

Uruguay volvió a clasificar quinto rumbo a Brasil 2014 y pasó la repesca sin dramas contra Jordania, y tuvo la excusa del caso Suárez para justificar la eliminación de una Copa del Mundo donde se ganaron partidos con mucho huevo pero poco fútbol.

Álvaro Pereira refuses to leave despite the injury - YouTube
Cuando «Palito» Pereira volvió a la cancha mareado, pero de pie, los ingleses aprendieron el significado de «Garra Charrúa», muy lejano a la patada mal intencionada como varios quisieron imponer. Ese partido Uruguay jugó horrible, pero lo ganó desde la actitud y las ganas de sus jugadores, expresada en esta foto.

Una de las cosas que ha garantizado «el proceso» fue la transición de jugadores de las juveniles a la mayor sin muchos inconvenientes, adaptando rápido a las nuevas promesas que con el soporte de los más grandes iban ampliando o reponiendo un plantel al que le pasaban los años y empezaba a perder sus primeras figuras, las más importantes fueron Diego Pérez, Diego Lugano y Diego Forlán.

La frase «el camino es la recompensa» dicha por Tabárez en la escalinata del Palacio Legislativo al regreso de Sudáfrica (donde los jugadores fueron recibidos por miles de personas por las calles de la Montevideo), fue el intento de justificar tamaño esfuerzo deportivo, nunca antes visto por las nuevas generaciones, que no fue coronado con el campeonato.

A mi entender, esa frase empezó a utilizarse para justificar cada paso en falso que podía dar nuestra selección como parte de una meta superior que estaba regida por los buenos aires del «proceso». Es decir, si nos quedamos afuera de la Copa América de Chile 2015 sin llegar a semis, no pasa nada, «esto es un proceso que tiene objetivos superiores».

Pero ya en 2016 Tabárez declaró que la Copa América Centenario no era un objetivo en sí mismo y no entendía muy bien por qué estaba en Estados Unidos jugando dicha competencia. Cuando el líder de un equipo que va a un campeonato con la obligación histórica de ganar (sí, de ganar) declara de esa forma, se empiezan a dar ciertas señales que se pueden confundir con el conformismo o la entrega de un campeonato antes de tiempo. Uruguay quedó eliminado en fase de grupos perdiendo con Venezuela en el segundo partido, jugando por el asado el tercero contra Jamaica.

Bajo el entendido que las transiciones son duras, Uruguay mejoró su producción en las eliminatorias rumbo a Rusia 2018 y clasificó sin ninguno de los inconvenientes de otrora. Las posibles dudas sobre la forma de juego eran mitigadas por la presencia de jugadores de «buen pie» que una vez que ingresaran en el engranaje del «proceso» garantizarían buen trato de pelota, posesiones largas, poco pelotazo y todo aquello que los hinchas y la «cátedra» le pedían al equipo. Obviamente, como «el camino es la recompensa», se prefirió la paciencia antes que los resultados inmediatos, cosa que en buena medida fue positivo.

Al Mundial fuimos con las expectativas por las nubes. Pero esta vez Lloris, Varane, Kanté, Pogba, Griezmann y las manos flojas de Muslera se encargaron de mandar a La Celeste a casa sin muchas protestas porque «nos ganaron porque fueron mejores y los muchachos dieron todo». Una vez más la actitud por encima del juego salvaban al plantel de críticas que podían ser justificadas en cuanto a las formas que el DT uruguayo decidía plantarse ante selecciones más poderosas sin encontrar soluciones creativas ante éste problema (al menos por lo visto en la cancha).

Uruguay es eliminado del Mundial por Francia | Video | CNN

Si le agregamos dos Copas América (2019 y 2021) donde por cuarta vez consecutiva no se llegó a semifinales (posición normal de una selección uruguaya en la historia de la Copa), la cosa se empezó a poner fea para el troesma y su «proceso».

Rumbo a Catar 2022 el ambiente se ha desgastado, al punto tal que el discurso de muchos periodistas deportivos se parece más al de Fernando Niembro tras la eliminación de Argentina a manos de Uruguay en la citada Copa América 2011 (diciendo que los jugadores llegaban sin ganas a jugar, estaban preocupados por sus cuentas bancarias y que el DT había «chocado la Ferrari»). Incluso por momentos me recuerda a las discusiones sobre los «de allá» que venían «sin hambre» desde Italia para jugar por la selección.

El círculo vicioso está una vez más en ese punto de ebullición donde te tenés que agarrar de algo para justificar tu permanencia y blindarte ante los ataques, justificados o no, de hinchas, periodistas y dirigentes (que seguro más de uno quisiera sacar al Maestro de su lugar pero no debe saber como plantearlo o tal vez no tenga la capacidad para evaluarlo y ejecutar su decisión).

JR Carrasco se pasea por los medios diciendo que el estilo de Tabárez está acabado y dejando claro que seguro él lo haría mejor (autoestima nunca le faltó), y tras varios resultados adversos estando aún en posición de clasificación directa (Obdulio escribe este un día antes del partido con Brasil) las voces que antes toleraban la baja producción futbolística entendiendo que «con los jugadores que tenemos se puede jugar mejor» ahora se suben a la ola de las críticas pegando por donde más le duele a cualquier equipo uruguayo: por no demostrar actitud.

El partido con Argentina fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de todos, que cada vez que vemos entrar a la cancha a Uruguay dirigido por Tabárez contra los argentinos o los brasileños parece que empezáramos perdiendo 1 a 0. Desde los resultados en sí hasta las formas como se pierde. Nadie pide ganar 6 de 10 partidos contra éstas selecciones, sino plantarse con la actitud de aquel que sabe que si quieren ganarle deberán esforzarse el doble o más.

Messi rodeado de siete defensas uruguayos: la foto viral de Leo antes del tercer  gol de Argentina – Prensa Libre

El papelón de nuestra selección el domingo pasado fue suficiente como para que el más «Tabarista» le soltara la mano al DT. El reclamo principal no fue el resultado, pues como suele suceder «ganaron porque fueron mejores», pero ésta vez no se notó aquello de «los muchachos lo dieron todo».

En eso que no se puede llamar «conferencia de prensa» sino que es la lectura de algunas preguntas de periodistas por intermedio de alguien que seguro le pone ganas pero no creo que pueda reflejar lo que se quiso preguntar con el tono de voz y la forma que el que escribió la pregunta quiso hacerlo, el Maestro Tabárez espetó una de esas frases que quedarán para el recuerdo.

La pregunta de Manuel Jarovisky de FM Del Sol fue «¿Qué es lo que más le preocupa en este momento?»

Está claro que a Tabárez no le gustan estas instancias y se despachó con un «¿Lo que más me preocupa? que mi familia está bien», pero el caballero que estaba allí, vivo, rápido y astuto enseguida lo llevó a lo futbolístico. Ese héroe de la lectura de preguntas olió sangre y fue a por ella sin dudar. Es así que permitió que Tabárez siguiera hablando del tema:

«… Los entrenadores tenemos preocupaciones permanentemente, y lo que pienso yo que un entrenador debe hacer es ocuparse de los problemas que podamos tener y ver como lo solucionamos. Hubo jugadores que son muy importantes en otro tipo de fútbol distinto a lo que practicamos hoy, en la creación, y no tenemos tantos jugadores parejos como tiene la Argentina, en cantidad, me refiero. Giorgian De Arrascaeta y Rodrigo Bentancur que son jugadores base en eso y no estuvieron, como así otros que no han podido estar. Entonces en este grupo de trabajo, jugadores incluido tenemos muy claro… mmmh… como dijo algún entrenador (nota de Obdulio: Héctor «Pichón» Núñez) hay que cerrar los esfínteres, todos, y el principal es la boca. Lo único que nos puede reivindicar o seguir luchando por posiciones de clasificación son los resultados que podamos obtener en el futuro, y a eso nos vamos a abocar a partir de mañana».

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La frase escatológica de Tabárez generó revuelo y a partir de ese momento todos los que estaban en dudas de si salir a pegarle o no al entrenador no dudaron en darle sin asco, incluyendo a un personaje público que hace 30 años se gana la vida riéndose de las miserias humanas que la gente le cuenta por la radio parado en un pedestal moral que vaya uno a saber donde compró.

Debo confesar que al principio me pareció que al veterano se le fue la moto y había desbarrancado por completo. Luego que las aguas se calmaron se entiende claramente que el mensaje no fue hacia afuera, ni a la prensa, sino a la interna. Al Maestro no se le dan mucho las metáforas, pero en un español algo más básico lo que trató de decir es que tanto él como los jugadores deben cerrar el culo, la boca y seguir luchando por mantenerse en posiciones de clasificación al mundial y que trabajarán para ello.

La poca claridad, las dudas en la propuesta en el partido contra Argentina y el juego de los argentinos fueron la tormenta perfecta para desnudar todas las carencias de la selección uruguaya: falta de recambio, carencia de plantel extenso y una idea futbolística pobre basada en uno o dos delanteros que fueron de los mejores del mundo y ahora están en la curva descendente de sus carreras. Todo eso ya lo sabíamos, el problema fue la actitud con la que se enfrentaron las adversidades. Eso removió un sentimiento en los hinchas y el ambiente del fútbol que parecía «dormido» por haber estado garantizado por éstos mismos jugadores en partidos anteriores (sin ir más lejos, el partido con Ecuador donde con poco fútbol y metiendo bastante lograron un triunfo agónico).

Ahora es el momento de saber en qué punto del círculo vicioso estamos. Obdulio no cree que sacar al DT ahora sea la solución a todos los problemas de Uruguay y considera que al menos debe quedarse hasta que terminen las eliminatorias. Venga quien venga seguro va a llamar a los mismos jugadores y si le va mal tendrá la excusa de que «no tuvo tiempo para imponer la idea y lograr el objetivo». Esa película ya la vi.

Tabárez ha llamado a esta eliminatoria rumbo al mundial como «el último baile», una comparación poco feliz con una serie basada en un equipo de basquetbolistas que incluían al mejor de todos los tiempos y que se aburrieron de ganar, cosa que la selección de Tabárez no hizo ni por asomo con quien se compara.

Espero que ese último baile haya sido el del Monumental de Núñez, que hayan aprendido la lección, que cierren el culo, la boca y se rompan el lomo en la cancha defendiendo a La Celeste. De conseguir esto último, si nos ganan porque son mejores, mala suerte, son avatares del deporte.

Obdulio opina,

Obdulio son los Padres

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