La falta de equipamiento nunca fue una excusa para jugar al fútbol. Cuando se juntan los amigos a pelotear un rato, no es necesario tener arcos con las medidas recomendadas ni mucho menos contar con una pelota confeccionada con materiales que sigan las normas internacionales.
Un par de buzos pueden delimitar el arco a su ancho y la altura depende del alcance de brazos del arquero de turno. La magia del fútbol permite adaptar el juego a las circunstancias sin perder la esencia de un deporte que se ha extendido a lo largo del mundo y que atraviesa todas las clases sociales.

Los deportes con pelota son una tradición que se extienden por el planeta desde hace más de dos mil quinientos años y sus orígenes se encuentran muy lejos de Inglaterra, país donde se reglamentó por primera vez lo que hoy conocemos como fútbol.
Desde China a la antigua Grecia, pasando por Japón y el Imperio Romano, el viaje de la pelota no se olvidó de América y sus civilizaciones prehispánicas, que a continuación se resumen en esta serie de publicaciones que Obdulio le dedica a los orígenes del fútbol (y sus parientes).
EL CUJU
El cuju o ts’u-chu fue una creación china, traducida como kick-ball, que se asume como el principal de los tantos juegos con pelota que existieron y que tuvo su apogeo por los tiempos de la Dinastía Han (desde el año 206 antes de Cristo hasta el 220 después de Cristo).
Algo que debemos tener en cuenta al momento de entender la historia y las eternas discusiones de quien fue el inventor o creador de tal o cual cosa, es el contexto donde se enmarcan y quien tuvo la posibilidad de contarlo o expandirlo con mayor fuerza.
Las primeras referencias literarias de este deporte surgen durante la Dinastía Zhou, en el período de los Reinos Combatientes (entre los años 475 y 221 antes de Cristo).
El cuju era jugado originalmente por los integrantes del ejército y de a poco se fue expandiendo a la población en general, tanto masculina como femenina, de forma recreativa o competitiva, individual o en equipos.

A la actividad no competitiva se la llamaba baida y el objetivo del juego era demostrar habilidades con la pelota. El ganador era nombrado xieshu (que podríamos traducir como maestro de este deporte).
En la versión competitiva los equipos jugaban en un terreno cuadrado, rodeado de muros y con seis pequeños arcos semicirculares en dos lados opuestos entre sí. Meter la pelota en los arcos del rival y defender los propios era la premisa básica (Obdulio se imagina discusiones de la época entre cuju de propuesta pensando en los arcos de enfrente o el de «limitar al rival»).
La pelota se armaba con cuero animal y relleno de plumas. Con el correr del tiempo, la confección mejoró y fue creada con 12 piezas de cuero cocidas entre sí cubriendo una vejiga animal que permitía inflarla con aire y de ese modo darle la forma esférica. Su peso de algo más de medio kilo la asemeja a la pelota de fútbol actual de 430 gramos.

La evolución de la pelota también mejoró el juego, permitiendo el pique de la misma, potenciando la gama de habilidades y recursos que se podían lograr.
Era tan importante este deporte para la cultura china de la época que las pelotas se hacían en los talleres imperiales, garantizando la calidad necesaria para su práctica.
Asumo que quienes jugaron deportes parecidos al cuju lejos de los dominios de la corte imperial china no disponían de medios para documentar sus reglas, inmortalizar imágenes a través de pinturas, esculturas o grabados en piezas metálicas, ni contar con un poeta que a través de sus versos describiera su juego, como fue el caso de Li You que escribió las siguientes estrofas que pueden darnos una idea de aquel deporte.
“Un balón y cuatro muros,
como el yin y yang.
Los objetivos en forma de luna están enfrentados,
seis de cada lado.
Selecciona al capitán y elige al referí.
En base a normas inmodificables,
olvídate de parientes y amigos
lejos de parcialidades
manteniendo la justicia y la paz.
No te quejes de los errores de los demás,
tal es el asunto del cuju.
Si todo esto es necesario para el cuju
¿Cuánto más para el negocio de la vida?”1
Debido a sus variantes, que entre otras incluía una red ubicada a diez metros de altura en el medio de la cancha con un agujero en el medio donde debía pasar la pelota, el cuju podría estar dentro de los orígenes de varios deportes similares que se crearon por todo el mundo.

Aunque reducirlo a un lejano origen de tal o cual deporte sería injusto con una actividad que con sus altos y bajos sobrevivió a más de dos mil quinientos años de historia y sus consecuentes vaivenes culturales, sociales y económicos.
Después de cuatrocientos años alojado casi en el olvido, el cuju resurgió como valor cultural chino y tiene su propio museo desde 2015 en el distrito Linzi de la ciudad de Zibo, Provincia de Shandong.
Reconocido por FIFA desde 2004 como la “cuna del fútbol”, el cuju es el principio de un camino en torno a una pelota que terminó en las manos (y los pies) de los ingleses, que lo reglamentaron en 1863.

Vuelve la Copa del Mundo, vuelven los post de Obdulio
Obdulio patea a chumbear,
Obdulio son los Padres
Obdulio cita sus fuentes y les recomienda su libro
1- Fuente: https://www.fifamuseum.com/en/blog-stories/editorial/origins-cuju-in-china/
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