Fútbol y poder: Zaire en Alemania ’74

Brasil se jugaba la clasificación a la ronda semifinal de la Copa del Mundo de 1974 y necesitaba vencer a su rival por tres goles para mantener la vigencia del tricampeón en la competencia.

A los 75 minutos una falta al borde del área le daba la oportunidad de anotar el ansiado gol para clasificar.

Del otro lado estaban Mwepu Ilunga y sus compañeros en la barrera.

En uno de los hechos más recordados en la historia de los mundiales, antes de ejecutarse el tiro libre el #2 de Zaire corrió hacia la pelota y la pateó fuerte ante la sorpresa del árbitro, los brasileños y el público presente que estalló en carcajadas.

Zaire fue el primer seleccionado del África negra en participar en una Copa del Mundo (lo hicieron antes Egipto y Marruecos), y los muchachos vestidos con camisetas verdes pagaron con su pellejo el derecho de piso.

Para el comentarista de la BBC John Motson, el hecho fue «un momento singular de ignorancia africana».

Obdulio no se va a escandalizar por los dichos de un comentarista deportivo. Ha escuchado, visto y leído cosas peores en nuestra querida Sudamérica, pero antes de irse por las ramas va a poner foco en la historia de hoy.

Dicen por ahí que aprender a perder no es sencillo, pero cuando de ganar se trata los vapores de la victoria pueden ser nocivos.

Si en la ecuación sumamos a un dictador (otro más, y contando) que ve en el fútbol un elemento de propaganda para el régimen, se puede decir que la droga de la victoria afectará a más gente de la que se pueda sospechar.

El final suele ser el mismo. Triste para el pueblo que sufre el envalentonamiento del líder, que después de ganar en la cancha se te embarca en una guerra siguiendo a otro más loco que él, o junta gente en un acto al grito de «si van a venir, que vengan, le presentaremos batalla».

Cuando era chico, si algún veterano te quería señalar algún lugar remoto, emparentado con «donde el diablo perdió el poncho», no dudaba en elegir al Congo Belga como destino de lugar perdido en el mundo.

Este país, ubicado en el corazón de África se independizó en 1960 y pasó a llamarse Zaire.

Como ha sucedido en éste y otros países, los revolucionarios de turno se terminan transformando en la bota que pisa la cabeza de su propio pueblo, por lo general en nombre de un bien mayor que termina siempre con los bolsillos llenos del tirano local y la manga de alcahuetes que por convicción o conveniencia se benefician de las bondades del régimen.

Joseph-Désiré Mobutu, el dictador de turno, fue quien bautizó como Zaire al país que hoy conocemos como República Democrática del Congo, y vio en el fútbol una gran oportunidad para hacer propaganda, mantener al pueblo contento y de paso tener un justificativo para erogar importantes sumas de dinero para financiar al seleccionado nacional.

Nadie más que él en toda la nación podía vestir piel de leopardo.

Su tiranía llegó a las canchas repatriando futbolistas congoleños que jugaban en Bélgica, y de paso prohibirles la salida al país para «servir a su selección».

Se invirtió en infraestructura y se contrató a entrenadores capaces de hacer de aquel país un poderoso equipo que ganó la Copa de África 1973 y clasificó a la Copa del Mundo eliminando al favorito, Marruecos.

Mobutu tampoco era un tonto y sabía que exigir el campeonato era poco creíble, y se contentaba con una participación «digna», prometiendo riquezas incalculables a los incautos players que armaron sus bolsos y se fueron a jugar la primera Copa FIFA de la historia.

Las cosas empezaron mal para los dirigidos por el yugoslavo Blagoje Vidinic porque en el debut contra Escocia pagaron el precio del debutante, recibiendo goles que pueden atribuirse a ciertas «inocencias» defensivas y se volvieron frustrados al hotel tras el 0-2 con los británicos.

Tras el partido y la «vergüenza», los jugadores fueron informados que el líder estaba decepcionado y que estaban a su suerte. Las promesas previas se habían esfumado.

Indignados amenazaron con no presentarse al partido, pero todos sabemos que a los líderes carismáticos no le gustan esas cosas y mucho menos cuando tiene a FIFA de su lado presionando.

El siguiente partido fue contra Yugoslavia y a modo de protesta los jugadores deambularon por la cancha a modo de protesta activa.

En 22 minutos el partido iba 4 a 0 y el arquero Kazadi Muamba sin mediar palabra se retiró de la cancha y forzó el primero de los dos cambios que se podían hacer por aquellos tiempos.

La catástrofe recién empezaba para los jugadores, porque otros cinco goles llegarían a favor de los impiadosos europeos que se aprovecharon de la situación y sumaron para la tabla de posiciones.

Ilunga intentó hacerse expulsar con un par de patadas alevosas, pero insólitamente el árbitro lo confundió con Ndaye Mulamba quien fue el culpable en el formulario. Sin ese error no habría anécdota posterior.

Los nueve goles fueron el menor de los problemas para el equipo africano.

Ilunga contó en una entrevista concedida cuarenta años después (ver link al final de este post), que la cosa se puso espesa de verdad. La noche previa al partido contra Brasil llegó la seguridad del presidente de Zaire para hacerles entender que ya eran una vergüenza para su país, y de paso, si perdían por cuatro goles o más ninguno volvería a su casa.

Está claro que las amenazas de este tipo de gobernantes son promesas.

La importancia del partido era vital para ambos equipos. Para uno, la vida futbolística en un torneo, para otros la vida misma en juego. Vaya uno a saber lo que pasó por la mente de aquellos jugadores durante la eterna hora y media de partido.

A los 75 minutos Brasil tenía un tiro libre al borde del área, y como todos sabemos «es medio gol».

Es allí donde Mwepu Ilunga corrió desde la barrera hacia la pelota y la pateó fuerte, bien lejos, como si con esa pelota se fuesen todos sus problemas.

A esa altura el prejuicio de los presentes terminó de exteriorizarse a pura carcajada, siendo acusados por la prensa de no saber las reglas del fútbol.

En la citada entrevista que Obdulio les vuelve a recomendar (ver link al pie), Ilunga explicó su punto de vista desde su humilde hogar donde quedó olvidado al igual que sus compañeros por el resto de sus vidas:

“Lo hice a propósito. Por supuesto que conocía las normas del juego. Había jugado muchos años al fútbol antes de ese partido. ¿Cómo demonios iba a no saber las reglas? No tenía ninguna razón para continuar jugando. No quería arriesgarme. Conozco las reglas muy bien. Quería marcharme del partido. Intentaba forzar mi expulsión, pero el árbitro no fue severo conmigo y sólo me mostró una tarjeta amarilla”.

“Los jugadores brasileños se reían, pensaban que era divertido. Los aficionados también. Me sentía muy enfadado con ellos en ese momento. No sabían la presión que estábamos sufriendo nosotros como para que encima tuviéramos que aguantar sus burlas. Fue muy doloroso”.

Brasil logró su ansiado tercer gol unos minutos más tarde y aflojaron el ritmo.

El partido terminó 3 a 0 y los zaireños salvaron sus vidas.

Se fueron al Mundial aplaudidos y amados por el pueblo, pero volvieron en silencio, casi como delincuentes sin nadie en el aeropuerto para recibirlos.

El gobierno de Mobutu fue derrocado en mayo de 1997 y tres meses después el dictador falleció en su exilio en Marruecos debido a un cáncer de próstata.

Las riquezas prometidas a los Leopardos de Zaire jamás llegaron. La miseria y el olvido fue el destino seguro de aquellos futbolistas que pasaron por la Copa del Mundo, aparentaron hacer el ridículo y por años callaron ésta historia.

Obdulio recuerda,

Obdulio son los Padres

Siempre agradecido con los amables lectores de este blog.

Recuerden que el libro de Obdulio, que cuenta historias del fútbol uruguayo desde sus orígenes hasta Maracaná sigue a la venta a precio promocional por ser el mes de Maracaná y les deja los links por aquí para adquirirlo en formato digital o papel.

Desde Uruguay, Argentina, Ecuador, Perú y Costa Rica: https://tiendamia.com/producto?amz=B09P7QDS4G&pName=OBDULIO-SON-LOS-PADREScolon-Historias-del-fuacutetbol-uruguayo-perforando-las-barreras-de-Maracanaacuteperiodperiodperiod

Resto del Mundo:

Obdulio cita sus fuentes:

https://www.vice.com/es/article/537pwn/la-estrafalaria-tragedia-del-debut-mundialista-de-zaire

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