El 6 a 0 de Argentina a Perú

HISTORIAS DE LA COPA DEL MUNDO

En 1974 y 1978 la FIFA fue tomada por los mismos genios que hacen los calendarios del fútbol uruguayo y se mandaron un invento precioso de dos «liguillas semifinales» de cuatro equipos cada una para definir a los finalistas.

Si consideramos que entre 1962 y 1970 el campeón pudo haberse determinado por sorteo (no existían las definiciones por penales), quizás este invento que provocó la historia de hoy fue apenas una anécdota dentro de los formatos de la Copa del Mundo.

En el Mundial de Argentina en 1978, Holanda, Italia, Alemania Federal y Austria definieron un lugar en la final, mientras que en la otra serie, Perú, Polonia, Brasil y Argentina el otro.

El post de hoy está hecho con uno de los partidos más polémicos de la historia de los mundiales.

Los peruanos fueron primeros en su grupo sobre Holanda, Escocia e Irán, transformándose en uno de los candidatos serios en llegar a la final. Sin embargo, el calendario apretado hizo mella en un equipo que apenas si presentaba cambios (además de las típicas peleas internas que salen a la luz después del primer traspié) y dos derrotas ante Brasil (0-3) y Polonia (0-1) lo dejaron sin chance alguna en el último partido de la ronda semifinal.

Argentina llegaba de quedar en el segundo puesto en su grupo detrás de Italia. En la serie semifinal le ganó a Polonia 2-0 (incluyendo un penal por mano de Kempes y atajada de Fillol correspondiente) y un empate a cero gol contra Brasil.

Los brasileños tenían mejor saldo de goles (+5) después de ganarle a Polonia 3-1 por la tarde en Mendoza. Por la noche, con resultado visto los locales entraron al «Gigante de Arroyito» en Rosario sabiendo que para clasificar a la final tenían que ganar por cuatro goles como mínimo.

Vale decir que Brasil presionó para jugar a la misma hora, pero la FIFA bajo el argumento de «la tele manda y el horario ya está fijado», los partidos tuvieron horarios diferentes (ya les había salido el cambio de sede desde Ciudad de México a Guadalajara en 1970. No se ganan todas, campeao).

Obdulio les advierte que con este post no piensa aclarar ni descubrir nada. Apenas le da para contar una anécdota en esta serie que pretende mantener sobre historias de la Copa del Mundo.

Para eso están los mitos, para no aclararlos. Así que vamos al partido:

Pese a que no se jugaba nada, el DT Marcos Calderón (técnico campeón de la Copa América 1975 con esta selección) alineó a casi todos los titulares. Apenas un cambio en el lateral izquierdo y la presencia de Cubillas como delantero centro por Guillermo La Rosa, mientras que por Cubillas en el medio jugó Alfredo Quesada, habitual en la rotación.

Nada raro.

El puesto del arquero es muy ingrato, pero para Ramón Quiroga, nacido en Argentina, sin duda era un desafío doble y cualquier cosa extraña que pudiese pasar lo pondría primero en la fila de los sospechosos.

Salvo que Ud. sea un incauto alérgico a los libros de historia o cualquier otro medio que recuerde los hechos que sucedían en Argentina en 1978, tengamos claro que el gobierno militar estaba utilizando el mundial para mantener a la gente distraída y «contenta». De lo que hicieron al frente del gobierno hay miles de artículos que lo describen así que para que andar redundando.

Como el milico Jorge Rafael Videla no escatimaba en gastos (el mundial de España 1982 se hizo por el 25% del costo del de Argentina), se fue con Henry Kissinger, ex secretario de estado de los Estados Unidos (se ve que le gustaba el soccer), a saludar a la muchachada peruana en el vestuario.

Capaz que les fue a comentar que él tenía un amigo peruano que casualmente dirigía Perú bajo las mismas condiciones que él lo hacía en Argentina y les trasladó un mensaje de hermandad. Quizás en un arrebato de cortesía fue a saludar a los vigentes campeones de América, pero nunca está de más que se sepa que estuvo por ahí y de paso alimentar el mito de que ÉL tuvo algo que ver con la victoria.

El partido empezó con el equipo peruano jugando suelto, y las primeras dos jugadas claras de gol fueron para los visitantes.

Juan José Muñante, uno de los acusados de haber jugado con pocas ganas aquella noche, reventó una pelota en el vertical derecho de Fillol, mano a mano con el golero. Minutos más tarde Oblitas tuvo otro mano a mano que tiró ancho contra el vertical izquierdo, lamentando no haber visto a Cubillas que arremetía sólo por el medio.

Pero después del cuarto de hora Daniel Passarella y el volante de Independiente Omar Larrosa se apoderaron del partido y comenzaron a empujar al equipo. Larrosa fue considerado por la revista «El Gráfico» como el mejor de la cancha poniéndole una puntuación de «10» (capaz que no solo los precios de los estadios estaban inflados).

El primer gol argentino lo hizo Mario Alberto Kempes a los 21 minutos y digamos que el que quiera buscar movimientos sospechosos seguro los encuentra, en especial los del zaguero Rodulfo Manzo (Obdulio no le erró, es «Rodulfo», seguro una combinación rápida entre Rodolfo y Arnulfo), que no le puso muchas ganas al cierre.

Vale decir que antes del segundo gol argentino sobre la hora del primer tiempo, la pelota ya se había reventado un par de veces en los palos y no menos de otras seis jugadas claras de gol fueron marradas por los locales, carentes de puntería.

Era el típico partido donde un equipo juega con la desesperación de tener que golear, evidenciado en el apuro de algunas definiciones y la presencia del zaguero Passarella en más de una ocasión cabeceando en el área rival.

Si tienen ganas de sospechar de Manzo, no los culpo. La marca sobre Tarantini en el segundo gol fue de una torpeza muy poco frecuente en un defensor de una selección de nivel internacional como lo era Perú en aquella época.

Con el 50% del trabajo realizado se fueron al descanso.

El tercero llegó rápido tras un tiro libre desde la derecha que tuvo una gran jugada de repentización de Bertoni en el área definida notable por Kempes, arruinada una vez más con un saltito torpe de Manzo.

El aluvión argentino fue imparable y cuatro minutos más tarde Leopoldo Jacinto Luque (¡qué nombrún!) puso el cuarto de cabeza sobre la línea del arco en una jugada que hoy en día no pasaba el filtro del VAR.

Los remates peruanos desde lejos inquietaban más a los espectadores en la tribuna que al «Pato» Fillol. Agreguemos que el DT sacó a José Velásquez, apodado «El Patrón», gran figura del medio de la cancha para poner al debutante Gorriti con el partido 0-4.

Un amigo el DT.

René Houseman puso el quinto tras una gran jugada de Ortiz por izquierda y listo, la final estaba asegurada.

La superioridad argentina era incuestionable y convengamos que la posición de cada uno en esa serie podría perdonar a los peruanos de cualquier tipo de responsabilidad.

Argentina no hizo 10 porque no le embocaron al arco eximiendo en parte a Quiroga de culpas, pues a juzgar por las imágenes no se le puede atribuir a él la goleada.

El problema es que en el sexto los peruanos pecaron de perezosos y Gorriti se enredó con la pelota en la salida, se la robaron y la jugada terminó en el segundo gol de Luque en el partido.

No era necesario, muchachos.

El manto de sospecha sobre un posible soborno a la selección peruana se matizó también con un posible intento de soborno por parte de la selección brasileña, en este caso para que le pusieran ganas y al menos no terminaran goleados.

Entre dimes y diretes pasaron los años opacando a los propios jugadores argentinos que parece que para hacerle seis goles a Perú precisaron de la ayuda previa de los milicos y aceitarle los zapatos a alguno de los jugadores rivales.

Unos meses antes la selección argentina se presentó en Lima a jugar un amistoso con Perú y el primer tiempo terminó 0-3 en favor de los visitantes. El rumor de aquel partido cuenta que se arrimaron al vestuario argentino a pedir que aflojaran un poco porque el ambiente no estaba para goleadas catastróficas. Terminó 1-3.

Otra vez política y fútbol se mezclaron, y un supuesto cargamento de trigo sin costo para Perú pareció ser un agradecimiento del gobierno anfitrión y otros chanchullos con los que Obdulio podría salpimentar a gusto dentro de esta historia.

Juan Carlos Oblitas y otros tantos jugadores peruanos declararon más de una vez sentir vergüenza por esa derrota, negando rotundamente cualquier tipo de arreglo.

Sin embargo, siempre aparece alguno con ganas de pudrirla, y «El Patrón» Velásquez revivió viejos pleitos antes del Mundial 2018 como para matizar con el buen clima de la selección que volvía a jugar la Copa luego de 36 años.

De entrada acusó al DT y apuntó contra Quiroga calentando los motores de la máquina del enchastre. Sumó a dos o tres compañeros más y a la carrera, de rencoroso nomás, se acordó que lo sacaron a los 10 minutos del segundo tiempo «con el partido 0-2» cuando en realidad ya iban 0-4.

Sacale el IVA, Patrón.

Otros jugadores han dado respuestas ambiguas respecto a este tema, y por supuesto, como este asunto es de creer o no, los prejuicios por lo general pesan y uno confirma lo que quiera confirmar.

En Argentina este tema se mezcla mucho con la política, dejando por momentos en el olvido a los primeros campeones del mundo de su país, opacados años más tarde por el gran mundial de Maradona, el gol con la mano a los ingleses y la copa ganada en México 86.

Para muchos, Mario Kempes es el comentarista de ESPN que pone su voz en el juego de fútbol de EA Sports, «el FIFA 20…», olvidando que fue el goleador del mundial, uno de los pocos que en la historia de esta competencia coincidió con el equipo que terminó campeón.

Obdulio les adjunta al final de este post el compacto con las mejores jugadas para que Ud. pueda sacar sus propias conclusiones, si es que ya no tiene una opinión formada o quizás para confirmar sus sospechas.

Más allá de todo, si el tiro del holandés Resenbrink en la última jugada de los 90 minutos de la final en lugar de pegar en el palo terminaba en gol, nada de esto hubiese tenido sentido.

A veces también gana el fútbol y sus peripecias dentro de la cancha.

Los de afuera suelen ser de palo.

Obdulio no usa bigote,

Obdulio son los Padres

Si Ud. tiene su propia teoría sobre este partido o algún chusmerío referido al asunto, no escatime en gastos y déjele a Obdulio su comentario. Él gustoso lo leerá y responderá como buena persona que es.

Recuerden que el libro de Obdulio, que cuenta historias del fútbol uruguayo desde sus orígenes hasta Maracaná sigue a la venta a precio promocional por ser el mes de Maracaná y les deja los links por aquí para adquirirlo en formato digital o papel.

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