Historias de la Copa del Mundo

El Mundial de Italia 90 entregaba dos cupos y medio para las selecciones sudamericanas y en tiempos donde la TV aún no tenía el peso actual, la participación de nuestros seleccionados se resolvía en grupos reducidos.

Argentina tenía asegurada su participación como campeón vigente, mientras que tres tristes triangulares definieron los otros lugares para la Copa del Mundo. El ganador con menor cantidad de puntos en su grupo disputaría un repechaje intercontinental.

Uruguay eliminó a Perú y Bolivia, mientras Colombia clasificó por el camino largo, ganando su grupo sobre Ecuador y Paraguay, más la repesca con Israel.

Obdulio le recomienda que aleje a los niños de sus pantallas, porque el post de hoy está condimentado con gente pesada, farsas, carnaval y una garota que terminó posando para una revista de adultos.

Caer en el grupo de Brasil era una condena segura a la eliminación, y el hecho de tener a Venezuela entre los competidores dejaba a Chile en un mano a mano con los brasileños.

Obviamente los brazucas habían despachado a gusto a los venezolanos 4 a 0 en Caracas y 6 a 0 en San Pablo, como para que no quedaran dudas quien mandaba en el grupo.

Tras el 3 a 1 en Caracas, Chile necesitaba ganar de cualquier modo en Santiago contra los brasileños para tener oportunidades reales en el último partido.

El 1 a 1 final complicó las cosas a La Roja que no pudo compensar con la goleada 5 a 0 a Venezuela. El partido contra los venezolanos se jugó en Mendoza (Argentina), porque la FIFA suspendió la localía chilena tras los graves incidentes del partido contra Brasil.

Con ese clima tenso se fue a Río de Janeiro a disputar su boleto al Mundial de Italia con un único objetivo: ganar.

Chile ha sido una de las selecciones pioneras en el fútbol sudamericano, sin embargo su palmarés y recorrido internacional quedó desde el principio muy lejos en un continente donde dominan Argentina, Brasil y Uruguay.

Sin embargo, el vicecampeonato logrado en la Copa América de Argentina 1987, incluyendo un 4 a 0 en fase de grupos sobre Brasil, envalentonaron a los chilenos que una vez más no aprendieron la lección.

Los dirigidos por Orlando Aravena, un bocón de proporciones, llegaron a Maracaná con la meta de eliminar al Campeón de América vigente (1989), quitarle su invicto histórico en las eliminatorias y de paso sacarlo por primera vez de la Copa del Mundo.

Facilito.

Y para condimentar las cosas, que nunca falten las declaraciones oportunas.

El DT chileno dijo durante la Copa América de Brasil (dos meses antes de este partido) que «Brasil sin Pelé no es nada». Pero por las dudas que no se haya entendido la indirecta, calentó el partido en Santiago con otras declaraciones impertinentes, no le bajó el tono en la previa al partido en Maracaná y logró lo de siempre con Chile en las Eliminatorias: hacerse odiar.

Los chilenos se negaron a ingresar junto a los locales a la cancha y la silbatina contra La Roja no cesó hasta que empezó el himno de Brasil.

Ambiente familiar.

Roberto «El Cóndor» Rojas, fue la figura del primer tiempo con sus atajadas, pero a los 4 minutos de la segunda parte Brasil se puso arriba en el marcador con gol de Careca.

La posibilidad de volver a la Copa se alejaba y a falta de unos 20 minutos para terminar el partido llegó uno de los momentos más tristes de la historia de la selección chilena:

El arquero Claudio Taffarel sacó largo tras un ataque rival. Mientras la pelota volaba sobre la mitad de la cancha una bengala caía en el área opuesta donde estaba el arquero de Chile que quedaba tumbado en el piso entre el humo y el último rastro luminoso del fuego de artificio.

La terna arbitral era argentina: Juan Carlos Lusteau fue el juez central, Carlos Espósito y Francisco «Pancho» «siga siga» Lamolina los jueces de línea, que por aquellos tiempos eran puestos que podían ser ocupados por jueces centrales también.

Rodeado de los jueces y los jugadores «El Cóndor» Rojas mostraba su rostro ensangrentado acusando una agresión brutal que paralizó el juego, conmovió a sus compañeros y ya que estamos, saquemos ventaja de esto.

Tras unos minutos de discusiones, el plantel de Chile decidió retirarse del campo de juego acusando falta de garantías y obviamente reclamando los puntos del partido, la clasificación al Mundial, y de paso, si quieren, demoler Maracaná e impedir otra tragedia.

Con gesto adusto y el pasaje a Italia 90 casi asegurado, los chilenos permanecieron más de tres horas encerrados en el vestuario esperando alguna respuesta favorable de los organizadores.

Solo faltaba el empujón final de la FIFA.

¡Qué ingenuos!

Recordemos que el presidente de FIFA era el brasileño Joao Havelange y el presidente de la Federación Brasileña de Fútbol era el yerno de Don Joao: Ricardo Teixeira. Así que antes que se les complicara el asunto en la próxima cena con feijoada se pusieron en campaña para defender la clasificación de Brasil.

El día que Zidane le dio el cabezazo a Materazzi en la final del Mundial 2006 habían cámaras por todos lados que registraron el hecho, más una televisación que tenía entre otras cosas un par de sujetos siguiendo los movimientos del crack francés para el informe post partido.

Ni hablar de lo sucedido en 2014 donde la mordida de Suárez a Chiellini fue vista en la transmisión en tiempo real, los camarógrafos de campo y las miles de personas que con celular en mano pudieron registrar el momento.

Pero le explico a Ud. amigo Centennial que ni debe saber que existe esta web porque si la explicación no viene con videito no le hace clic, que por aquellos tiempos solo la pericia de algún reportero gráfico podía aportar las pruebas de lo sucedido.

La clasificación brasileña colgaba de un hilo muy fino y las chances chilenas aumentaban con el correr de las horas.

Pero gracias a Ricardo Alfieri, fotógrafo de la Revista argentina «El Gráfico» las cosas empezarían a cambiar.

Alfieri logró captar la secuencia de la bengala llegando a la cancha, impactando cerca de Rojas, pero según lo que él recuerda, algo «no le cerraba» respecto a las consecuencias del hecho.

Por cierto, y como nota de color, la culpable de todo este escándalo fue Rosenery Mello, más tarde conocida como «a Fogueteira do Maracaná» (que divinos son los brazucas con estos nombres), que extendió sus 15 minutos de fama con una portada en la Revista Playboy Brasil.

Volviendo a las fotos del partido antes que Obdulio derrape con algún comentario reñido con los tiempos que corren, Alfieri comentó con un colega brasileño sobre sus sospechas y sus pruebas, generando la atención debida.

Tras varias entrevistas con medios brasileños (imagino que incluyó nota en «Bandeiranchi, o canal do sporchi»), unos señores muy fornidos en nombre de FIFA y el Sr. Conmebol lo invitaron amablemente a revelar esas fotos lo antes posible, proveyendo el lugar adecuado para obtener esas instantáneas y desenmascarar a los farsantes.

Las fotos fueron elocuentes:

La bengala no impactó en Rojas, y todo fue un circo armado por el goalkeeper trasandino ante la frustración de la eliminación inminente.

Con esas pruebas a la FIFA le alcanzó para declarar ganador del partido a Brasil por 2-0, suspender de por vida a Rojas de la práctica del fútbol y descalificar a la selección chilena de las Eliminatorias rumbo al Mundial de 1994.

La prensa chilena estuvo al tanto de la verdad del asunto mucho antes que el equipo volviera a su país y generó divisiones entre los que pensaban que había que seguir el cuento de Rojas y la victimización, y los que querían decir la verdad.

El nacionalismo barato siempre gana por sobre la razón y por un tiempo los chilenos estuvieron convencidos de que no fueron al Mundial «porque la FIFA no nos quiere y tiene miedo de que salgamos campeones del mundo sobre sus intereses oscuros», típico verso que se repite por todos lados cuando se quiere justificar lo indefendible escondido detrás de símbolos patrioteros.

Las declaraciones posteriores agregaron suspensiones al DT Aravena, al volante Astengo y al Kinesiólogo de La Roja como parte de una conspiración para suspender el partido ante la más mínima excusa.

El propio Roberto Rojas declaró que el corte en su sien izquierda se lo provocó él mismo con un elemento cortante casero que había disimulado en el velcro de su guante de arquero.

Por cierto, los únicos que reconocieron sus errores fueron los futbolistas…

Si a Ud le pareció ridícula la eliminación de Chile del Mundial Rusia 2018 por reclamarle los puntos a Bolivia, provocando que se sumara Perú que lo terminó dejando afuera por diferencia de goles, o si cree que el reclamo por la nacionalidad de Byron Castillo fue exagerado y temerario, recuerde que al menos en estos casos nadie terminó sangrando en una cancha.

Y para Playboy seguro no posó nadie, por desgracia.

Brasil terminó yendo a Italia 90 en buena parte gracias a un argentino que presentó pruebas para conocer la verdad. Después de la genialidad de otro argentino (y mucha mala suerte), los brasileños jogaron bonito pero otra vez se volvieron sin la copa.

Obdulio no simula,

Obdulio son los Padres

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