Francia tiene un equipo que puede jugar de varias formas y un entrenador que lee los partidos de manera acertada y hace los cambios en el momento necesario.
Marruecos recibió con gusto la invitación franchute para dar el paso al frente y más allá del gol y una contra de Giroud, se plantaron con fuerza, intensidad y astucia en campo rival. La definición en algún caso y el gran Lloris en otros mantuvieron al campeón defensor con el arco en cero.
A Marruecos le faltó en los últimos 10 metros todo lo que le sobró en el resto de la cancha para superar al rival en el segundo tiempo. Sin embargo, Deschamps cansado de ver como su jugador estrella se fajaba por el equipo sacando pelotas en el área chica (habló de.Griezman), sacó a Giroud y puso a Thuram para proteger al más habilidoso en ataque, que en defensa aporta menos que un evasor contumaz de la DGI.
Con los embates por su lado izquierdo resueltos, Francia volvió a dar el paso al frente y amplió diferencias, para jugar tranquilo el último tramo del juego y asegurarse un lugar en la final.
Sobre Marruecos, solo aplausos. Ese equipo que mete, empuja y juega como creemos que juegan los nuestros, pero que lo aplican en la realidad. Digno rival para un finalista que sigue superando pruebas, mostrando que tiene todos los golpes.
El domingo veremos un partidazo
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