Obdulio inicia el último tramo de la Copa América, repasando las últimas 4 conquistas de La Celeste. En este post le dedicaremos el tiempo a la edición de 1983, que fue la última que se jugó sin una sede fija, previo al mamarracho que están pensando hacer los organizadores para edición en 2020.
Los muchachos se esmeran en sacarle todo el interés posible a la competencia, y la edición de 1983 se llevó todos los premios. La recordamos, porque la ganó Uruguay.
El calendario se armó de la siguiente manera: 3 grupos con 3 equipos cada uno, con su siempre eficiente «fecha libre», en partidos de ida y vuelta. El ganador de cada grupo pasaba a las semifinales que tenía al campeón defensor, Paraguay, a la espera para completar el cuadro.
A Uruguay, que encabezaba el Grupo A, le tocó Chile y Venezuela. Brasil, Argentina y Ecuador integraron el Grupo B, mientras que Perú, Colombia y Bolivia estaban en el C. Está claro que el día del sorteo llevaron a uno con guantes y no pudo detectar donde estaban las bolas frías.
Nuestra selección tenía una buena mezcla de jugadores que habían convencido en mundiales juveniles y otros que venían de ganar el Mundialito de 1980 pero terminaron viendo el Mundial de España 82 por TV. Es así que la Copa América ofrecía esa revancha futbolística siempre necesaria para sacarse la mufa.
El DT fue Omar Bienvenido Borrás.
Uruguay empezó ganando 2 a 1 contra Chile en el Centenario con goles de Eduardo Acevedo y Morena, pero el 4 de Setiembre el partido contra Venezuela una situación en el juego cambiaría las cosas: Fernando Morena era fracturado por el venezolano Oscar Torres en la mitad de la cancha con el partido liquidado.
Al jugador rival lo querían picar para copetín y los ánimos se caldearon de verdad (bah! lo corrieron pero nuestros caballeros celestes no le arrimaron la ropa al cuerpo). La gente que manejaba el placard electrónico tuvo la brillante idea de poner la noticia allí, trasladando el ánimo hostil también a los hinchas. Creo que entra en un TOP 3 de frases desafortunadas en el tablero junto a «Gracias Paco», sin duda.
Tengo imágenes en mi memoria de las placas de Morena paseandose por el informativo, explicando que había pasado. Era el tema del momento, y en épocas donde las noticias perduraban más, ésta fue de las que se instaló con fuerza.
Con el impacto de la estrella lesionada, Uruguay se fue a Chile donde perdió 2 a 0.
El partido se jugó el 11 de Setiembre, que probablemente Ud. recuerde como «el día de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York», pero ese día se cumplían 10 años de la caída del gobierno de Salvador Allende en Chile, iniciando la Dictadura de Augusto Pinochet.
Las protestas por la pésima situación del país tenían una «tregua» cuando La Roja salía a la cancha. Es que como suele suceder, el orgullo de una nación es a veces representado por la selección de fútbol, que hace olvidar por un rato problemas más graves.
Los nuestros, que no eran bebés de pecho, «jugaron al límite», como dice Nelson Agresta en el video que se adjunta. Las patadas de los nuestros, al menos las que se muestran, eran todas dignas de roja directa.
Con 2 goles en la bolsa, y un saldo peor que el chileno, Uruguay se fue a Venezuela, con la sangre en el ojo y muchos temas para resolver.
El 2 a 1 de Uruguay le daba chances a los nuestros, que dependían de los venezolanos para pasar de fase. Increíblemente, Chile no pudo con los caribeños y el 0 a 0 le permitió pasar a semis a Uruguay por puntos.
Con Perú también habían cuentas pendientes, pues había eliminado a Uruguay de España 82 con baile incluido en el Centenario.
Por aquellos tiempos la gente llenaba el Centenario con 2 motivos: ver a Uruguay y expresarse con tranquilidad, acobijado por la muchedumbre. Tengo vagos recuerdos de aquellos tiempos en el Estadio.
No se exactamente si fue para alguno de estos partidos o tal vez posteriores, sepa disculpar que no recuerde con nitidez, pero sí tengo 2 cosas grabadas: el «se va a acabar, se va a acabar…» y la lluvia de hielo con la que se recibía a la guardia que se instalaba de espaldas a los arcos, con escudos, probablemente sobre los taludes. Tal vez me confundo con los tiempos, pero seguro habrá alguien leyendo esto que peine más canas que yo y me lo aclare. Estoy rascando en la memoria de mi infancia.

El «Pato» Aguilera, que por aquellos tiempos era jugador de Nacional, empalmó una pelota en el área para poner el 1 a 0 en Lima. El Toro de Los Cerrillos, Wilmar Cabrera, puso el empate a 1 en el Centenario y la clasificación a la final contra Brasil, que había eliminado a Paraguay.
El equipo uruguayo tenía jugadores que ya habían experimentado el éxito internacional a nivel de clubes, pero a excepción de Fernando Morena que tenía 31 (y no jugó la mayoría de los partidos), ninguno superaba los 30 años. Rodolfo Rodríguez, el capitán, apenas tenía 27 años, Walter «el indio» Olivera 30, Antonio Alzamendi 27 (aunque siempre pareció de 40) y Nelson Agresta 28.

La gran mayoría apenas llegaba a los 25: El Pato Aguilera tenía 18 años, Enzo Francescoli 21, Venancio Ramos 24, Víctor Diogo 25, Wilmar Cabrera 24 y Mario Saralegui 23, por citar algunos.
Eso tal vez explique la irregularidad de un equipo que tenía partidos inolvidables pero también resultados adversos complicados. Gran parte de estos players nos representaron en México 86, pasando ese filtro algunos, que se mezclaron con nuevas figuras que surgieron entre 1987 y 88 y fueron a Italia 90.
La primera final con Brasil se jugó en el Estadio Centenario y la ganó Uruguay 2 a 0.
Un golazo de Enzo Francescoli abrió la cuenta en el primer tiempo. Luego de una falta que debió ser penal, en la continuidad Francescoli puso el primero pero el árbitro cobró la falta, aunque afuera del área. Francescoli tuvo que clavarla del ángulo en el tiro libre para confirmar su gol. Tuvo que hacer dos veces un gol para que le cobraran uno.
El segundo gol fue una jugada genial de Víctor Hugo Diogo, que se sacó de encima a toda la …. ¿para que les describo? «Vean»
El primer comentario que tiene este video en Youtube es el siguiente: «Si Dios me concediera ser jugador de fútbol por 5 minutos hubiera querido hacer el gol que hizo el bestia de Diogo. Por el gol, por el rival, por ser una final… inigualable»
No se si Dios, pero en el país de los laicos esta jugada la tuvimos muchos de nosotros en nuestros sueños como futbolistas.
Brasil tenía un cuadrazo, que incluía a nenes como Junior, Mozer o Sócrates.
La revancha se jugó en el Fonte Nova de Bahía, y la empezó ganando Brasil con gol de Jorginho.
El empate del partido fue el desborde de Venancio haciéndole «la del 30» a Junior, y el cabezazo del Pato Aguilera (que en aquellos tiempos era «patito») entre las dos torres que tenía Brasil como centrales.
El scorer celeste nunca se enteró de haber hecho el gol, pues quedó tumbado en el césped luego de cabecear la pelota.
Por primera vez Uruguay ganaba una Copa América que incluyó a todos los equipos del continente. La Celeste obtenía así su duodécima Copa y cortaba su sequía más larga sin conseguir el torneo (16 años).
La calidad de las imágenes empezarán a mejorar, y la memoria de quien escribe estará influyendo en mayor medida por tratarse de triunfos que por suerte recuerda por haberlos visto.
Obdulio sigue recordando,
Obdulio son los Padres.
Obdulio cita sus fuentes:
http://www.auf.org.uy/Portal/NEWS/7363/0/Copa_Am%C3%A9rica_1983/