Uruguay fue a Manaos con la idea de mejorar un poco la imagen que dejó en Buenos Aires pero se encontró con un equipo sólido, ágil, veloz y letal que le dio una nueva cachetada en esta triple fecha de eliminatorias.
El equipo de Tabárez se basó en recuperar el mediocampo que le había dado resultado, apostó a la dupla de Suárez y Cavani y le dio confianza a la línea de cuatro que más o menos se esperaba. El planteo, pobre, desde el vamos se encomendó a una mala noche brasileña, pues a los nuestros no se les caía una idea.
Para colmo a los 18 minutos el partido ya estaba 0-2 y nadie en su sano juicio podía esperar una remontada.
El primero se cocinó con un pase de Fred que esperó una de las diagonales mortales de Neymar desde la izquierda, se aprovechó de Nández que durmió la siesta y habilitó al «10» que luego de eludir a Muslera ligó un poco con su tiro que pasó entre las piernas de Coates.
Cuando no está pa’ vos, no está pa’ vos.
El segundo fue otra genialidad, esta vez de Paquetá que enloqueció al pobre Nahitan todo el primer tiempo y luego de dejar a Muslera gateando en el área chica entró por el segundo palo el mejor del primer tiempo, Raphinha, para poner el segundo ante el desesperado cierre de De la Cruz.
Cuesta arriba y con un rival inspirado, Uruguay intentaba alguna cosita por el lado izquierdo, o derecho, o por el que más o menos le pusiera ganas. Más allá de un tiro de Bentancur que pasó cerca del arco rival lo de La Celeste fue nulo a nivel ofensivo.
Muslera tapó alguna como para recordar que había llevado las manos y terminamos pidiendo la hora luego de sufrir jugadas muy parecidas a las del primer gol provocadas por las mismas virtudes del rival y los mismos defectos nuestros.
El segundo tiempo fueron 45 minutos de padecimiento que se maquilló con un tiro libre de Suárez muy parecido al gol que le hizo a Rusia en el último mundial. Los goles de ellos no fueron más porque Muslera volvió a tapar cuanta cosa le pasó cerca, aunque el último cabezazo se le escapó de las manos gastándose un nuevo gol bobo en el arco uruguayo.
Cosas que pasan.
Las diferencias expresadas en el resultado no reflejaron en absoluto la distancia entre Brasil y Uruguay en éste momento.
La sacamos baratísima.
Del mismo modo que Obdulio esperó que Rapallini terminara el partido, lo más rápido posible, se interna ya en el unoxuno:
MUSLERA: Nunca fue arquero «salva partidos» pero hoy fue «salva goleadas escandalosas». El cuarto gol empaña la actuación de uno de los pocos a los que no se les puede achacar mucho.
NÁNDEZ: Co-responsable del primer gol, no paró a nadie por su sector y mucho menos se proyectó al ataque. Bien sacado
COATES: Una columna dórica
GODÍN: Una columna jónica
VIÑA: Lo deben haber puesto porque vivió en San Pablo un año y entendía el idioma. Le jugaron con dialecto carioca y no paró a nadie. Se comió un par de caños gloriosos
VECINO: Estará esperando a la camioneta de tránsito para ver la foto de todos los que pasaban a su alrededor a alta velocidad. No paró a nadie.
BENTANCUR: Le pegó al arco e hizo un foul en 90 minutos. Pobre
VALVERDE: Errar pases a los de celeste no es culpa de jugar por izquierda. Flojo
DE LA CRUZ: Lo sacaron por ser el menos malo del primer tiempo. Ta’ bien, que pasen vergüenza otros
CAVANI: No la tocó.
SUÁREZ: La tocó una vez y se ganó otra doble fecha como titular jugando los 90 minutos con ese gol de tiro libre.
TORREIRA: Por lo menos le puso ganas
PIQUEREZ: Salió en la foto del tercer gol porque las columnas griegas se quedaron atascadas unos metros más adelante.
CÁCERES: Entró para recordarnos por qué Nahitan se ganó el puesto de lateral derecho que él tenía en la selección.
GORRIARÁN: Se sacó las ganas de jugar un rato
TORRES: Estoy seguro que los hinchas de Peñarol estaban deseando que no se rompiera.
Esta triple fecha era de las más complicadas de toda la Eliminatoria y para colmo agarró al equipo en un nivel colectivo e individual muy bajo. El pelotazo largo para que alguno la baje y otro defina a la carrera tampoco salva a un equipo que intenta jugar algo que por ahora no se entiende y seguro el primero que sabe esto es el entrenador.
Se vienen dos partidos tan complicados como los que acaban de pasar y el panorama de la tabla de posiciones cada vez se complica más porque los que la corren de atrás ven en Uruguay una oportunidad para alcanzar y seguir de largo.
Poner como medida dos partidos contra los mejores equipos del continente seguro llega en un mal momento a la hora de analizar la tabla y hablar de las urgencias que tiene la selección. El margen de error se reduce a su máxima expresión y los puntos dejados contra selecciones a nuestro alcance (Paraguay, Venezuela y Colombia) a las que no les pudimos siquiera hacer un gol ponen más dudas sobre un equipo que luce cansado, sin ideas y con pocos recursos para revertir situaciones en el corto plazo.
Obdulio seguirá viendo los partidos de La Celeste y continuará en esta aventura de escribir sobre los esforzados atletas vestidos de celeste.
Nos vemos en noviembre
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