La Celeste cambió la imagen de la triple fecha de octubre pero sigue sin lograr sumar de a tres y las cosas se complican rumbo a Catar 2022.
Los pronósticos del partido auguraban nubarrones y lluvia de goles sobre el arco de Muslera. Quizás si hubiera terminado así nadie podía reclamar nada, pero una vez más las formas son las que determinan el humor al final del partido.
Obdulio terminó re caliente por haber quedado en ridículo después de gritar un gol concedido por la engañosa perspectiva del arco de la Güelfi y se despacha con el análisis del partido.
El inicio fue auspicioso para Uruguay, presionando bien en el medio y jugando cerca del arco rival. Un par de oportunidades desperdiciadas, la más clara de Nández que tras ver el replay era candidata segura a ser anulada por el VAR.
Pero a los 6 minutos y pico Di María se aprovechó de una mala salida de Piquerez, recibió el pase en el vértice del área y después de saborear el tiro a pie abierto se la clavó en el ángulo a Muslera que no pudo hacer más que embellecer la foto del gol estirándose, sin éxito de defensa.
Cuando estás de malas, te caés de espalda y te quebrás la ñata.
El gol impactó en los nuestros y Argentina se defendió con la receta de la casa, tener la pelota y esconderla de la insípida presión de Uruguay que esperaba casi imperturbable esperando que el sacudón del gol pasara.
Sobre el último cuarto de hora apareció el empuje incansable de Nández y Cáceres que se movieron al capricho del mejor jugador de Uruguay, Rodrigo Bentancur, que poco a poco se adueñaba de la pelota y los hacía correr por derecha. El mediocampista uruguayo con dotes de volante argentino también buscó con pelotas cruzadas a Brian Rodríguez, pero la liviandad del player que juega en la MLS dejaba rengo a un ataque uruguayo que buscaba por todos lados.
Un tiro en el palo y rebote fallido de Suárez más una mala definición de Vecino fueron dos de las más claras de los nuestros y el primer tiempo se iba con la sensación de que la cosa estaba más pareja que lo previsto.
En el segundo tiempo Torres le dio aire por izquierda al equipo y amplió tanto la cancha como las preocupaciones argentinas que apelaba al aprovechamiento del tiempo en cada saque de arco permitido por el pasivo Herrera que cruzó toda la cancha para rezongar a golero rival pero sin mostrar tarjeta (es decir, se gastó corrida al pedo).
El trabajo a destajo de Torreira y Bentancur volvieron a darle peso al medio uruguayo pero Argentina logró sacarse de encima a su rival a puro toque, a veces excesivo, pero práctico para defenderse lejos de su arco.
Los ingresos de Álvarez y Arambarri refrescaron al equipo y volvieron a hacer protagonista a los uruguayos que incansables se fueron por un empate que lentamente ingresaba en zona de gol herioco.
Pero entre las buenas atajadas de Martínez y una exasperante lentitud para pegarle al arco en el momento justo, entre Piqueréz, Suárez y Álvarez fueron agotando las posibilidades de los dirigidos por Tabárez.
Argentina se volvió a salir con la suya. Hizo un gol tempranero y después administró el juego dejando sin nada y caliente a su rival, que no entiende como le pudieron ganar con apenas un tiro peligroso al arco.
Sobre el final hubo tiempo para los que pagaron una fortuna para sacar una foto de Messi adentro de la cancha (nuestros dirigentes siempre se lucen con decisiones de cuadro chico en «beneficio del espectáculo») mientras los nuestros se rompían el culo por un gol que por limitaciones propias no llegó. Cada uno elige a quien ir a ver, pero Obdulio cuando ve un partido de Uruguay o de su querido Peñarol los rivales son desconocidos durante 90 minutos, por más encumbrados y famosos que sean.
Eso es lo que ha hecho a Uruguay competitivo por más de 120 años de historia y por tal motivo indignan a Obdulio y este modesto escriba, que seguro se quedaron en el tiempo reclamando por estas cosas que no definen un partido de fútbol pero que hacen al sentimiento de dos hinchas que viven el fútbol a su manera.
Con la bronca de la derrota sale este unoxuno dedicado a los cuatro que leen estas crónicas después de cada partido de la gloriosa celeste.
MUSLERA: Hora de cambiar estos buzos que se parecen a un mantel de hule de casa de playa, al menos por cábala. Nada que hacer en el goal.
CÁCERES: Gran tapada de boca para éste cronista que no esperaba nada de él. Provocador del caos y entrevero que mareó a la defensa rival que incrédula veía como de tamaño desorden podían salir jugadas riesgosas. Buen partido.
JOSEMA: Al menos no terminó lesionado.
GODÍN: Otro que no desentonó y estuvo a la altura del puesto que cubre. Buen partido del capitán.
PIQUERÉZ: Lo recontra sequé. Después de pedir su titularidad por varias fechas se manda la cagada que termina en el 0-1. Obdulio lo sigue bancando porque se recuperó y fue al frente.
VECINO: El bigote López define mejor que él al borde del área. Todo dicho.
NAHITAN: Lejos de la defensa es menos perjudicial para el equipo. Por momentos junto a Cáceres anduvieron jugando a los autitos chocadores contra toda la banda derecha en un homenaje al cebolla Rodríguez intentando atravesar la materia, cosa que ya sabemos imposible porque el ex jugador de la selección lo demostró.
BENTANCUR: Por robo el mejor de Uruguay. El único volante capaz de dar un pase a otro vestido de celeste sin quedar 2 metros torcido en el intento. El cierre que hizo en el segundo tiempo fue otra tapada de boca para los que lo tildan de pecho frío. Un crá.
TORREIRA: Otro que dejó todo en la cancha. Nada para reclamar.
B. RODRÍGUEZ: Livianito como el helio. Baja la pelota con una técnica envidiable pero para este tipo de partidos parece que le falta un poco.
SUÁREZ: ¿Son canas? ¿Son claritos? mmmmmmh… Más allá del detalle en el jopo hizo todo bien cuando jugó en el puesto de Giorgian y todo mal cuando le tocó definir. Ahora entendí todo.
TORRES: Le cambió el tono a la ofensiva por izquierda, se adueñó de las pelotas quietas y se comió un gol por no tener 10 centímetros más de altura.
ARAMBARRI: Es él el remplazo de Vecino.
ÁLVAREZ: Obdulio gritó su falso gol. Lo tuvo al final y mejoró la intensidad del ataque. Bien el gurí.
GORRIARÁN: Alguien tenía que entrar para completar los 5 cambios y que nadie le reclame a Tabárez que no los hizo.
Jugamos como nunca, perdimos como siempre. Caliente porque pese a dejar todo en la cancha una vez más no se pudo, para colmo por limitaciones propias.
Se terminaron las excusas. Ya pasaron los partidos contra Brasil y Argentina. Ahora es tiempo de ganar y demostrar que este partido no fue «el último baile».
Se viene Bolivia en La Paz y Obdulio estoico como siempre estará aquí para compartir su crónica de un nuevo partido de los esforzados atletas vestidos de celeste.
Obdulio comenta,
Obdulio son los Padres
No comparto Don Obdulio ese ensañamiento con las pilchas de «Nandito» Rodillera…Ahora, solo nosotros ponemos un Golero Argentino contra Argentina…Perdón…también lo hizo Perú en el Mundial 78’…
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Walter, lo de Obdulio con la vestimenta de Muslera es una batalla (perdida) que lleva más o menos 6 años, jaja! Un abrazo!
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